lunes, 9 de enero de 2012

INOLVIDABLE


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Capítulo 8: Descubriendo la verdad.

Edward pov.

Estaba llegando a la casa de mi hermana Alice, pues había quedado con ella para que me informase de todo lo referido con la mentirosa de Tanya...
Aún no podía creer que Tanya no fuera la persona que yo creía que era... Era chocante.
Pensar que la mujer que te va a dar un hijo era una arpía, era algo que no se podía asumir rápidamente.
Aparqué en el estacionamiento que pertenecía a la residencia de mi hermana y me bajé rápidamente, pues la verdad estaba ansioso por saber toda la verdad.
Subí por el ascensor y llamé al timbre, encontrándome a una preciosa Alice tocándose su barriguita.
-Hola enana- le dije con mucho amor besándole las mejillas y abrazándola con mucho cuidado.
-Hola Edward, yo también te he echado de menos- me dijo deshaciendo el abrazo y sonriéndome dulcemente.
-¿Dónde está Jasper?- le dije cerrando la puerta y dejando mi abrigo en el perchero
-Ha ido a comprar unas cosas para mí, tengo mucha hambre Edward y se me antojan cosas que jamás comería- me dijo con una mueca graciosa.
-Eso está bien, sigues estando muy delgada, come todo lo que quieras pero sin pasarte con algunos alimentos- le dije en mi papel de médico.
-Si doctor cañón, a sus órdenes- me dijo con un gracioso saludo militar y no pude más que reírme y ella se unió.
-Así que... ¿doctor cañón?- le dije tomándole el pelo.
-Claro, todas tus pacientes babean por ti hermanito, mírate, estás muy bueno- me dijo con picardía y me guiñó un ojo. Se sentó en el sofá y golpeó a su lado para que me sentase- Bueno hermanito todo lo que ves en la mesa es toda la información que Peter ha podido conseguir, hay más de lo necesario para sacar a esa arpía de tu vida- dijo esto último más para sí misma que para mí.
Me incliné unos centímetros sobre la mesa y me horroricé con lo que vi.
Había información de todo tipo: fotos, mensajes, documentos firmados, de todo...
En las fotos aparecía Tanya con un hombre que me resultaba bastante familiar y miré a mi hermana con la foto en la mano.
-Si, es lo que piensas, ese hombre se llama James, es su amante, estaba en la fiesta de fin de año, no sé cómo lo hizo, pero se infiltró en la fiesta demasiado bien, pues ni Garrett se dio cuenta y ya sabes lo eficaz que es en su trabajo- me dijo despacio para ver mi reacción. Miré de nuevo a la foto y la dejé encima de la mesa. Cogí otra foto y en está salían ellos dos pero muy acaramelados, se estaban besando apasionadamente y el paisaje era lo que me pareció ser el bloque de pisos donde vivía la supuesta amiga de Tanya. Lo conocía porque la había recogido un par de veces.
Qué estúpido fui...
La supuesta amiga no existía, era su amante y los dos se estaban riendo de mí en mis narices... Pero eso era lo último que haría Tanya a mi lado.
Ahora tenía que averiguar el supuesto plan de ambos...
-No puede ser...- dije incrédulo a todas las imágenes que me mostraba mi hermana.
-Es mala Edward, no tiene corazón y estas fotos no son lo peor, hay documentos que tengo que enseñarte, aunque sé que te causará dolor, tienes que saber la verdad.
-Alice no la amo, ni siquiera la quiero, la única mujer a la que he amado es a Bella, eso lo sabes de sobra- le dije muy seguro, no había estado más seguro en mi vida.
-Lo sé Edward y tengo que decirte lo feliz que soy gracias a que al fin os hayáis decidido a amaros- dijo con una sonrisa perfecta- Pero tienes que ver estos documentos- me dijo tendiéndome varios folios y cambiando su sonrisa por una mueca de enfado.
En los folios había toda la vida de Tanya, antes de haberla conocido.
Era increíble...
Tanya había sido pobre toda su vida, nada que ver con la lujosa casa que supuestamente poseía en su país y con el porche que tenía, me los había enseñado en fotos. Ahora todo encajaba...
Tanya era ambiciosa y su mayor deseo era el de ser rica, por eso se había encaprichado en estar conmigo, aunque le dijese que ya no sentía lo mismo por ella, sólo quería mi dinero...
Era una zorra.
Miré a mi hermana incrédulo.
-Lo sé Edward, yo sabía que era mala, pero no para llegar a ese extremo.
Seguí ojeando los folios y leí lo siguiente. Si lo de antes me había dejado de piedra, lo de ahora me daría un infarto... pero de lo enfadado que estaba...
Tanya se había dedicado a la prostitución hasta antes de conocerme y su tal amiguito James era su chulo, al que le daba todo el dinero y así vivían... En un asqueroso apartamento de no más de 30 metros cuadrados y del que debían el alquiler por meses...
Era incríble...
Las fotos demostraban todo, el horrendo apartamento, a Tanya vestida como una cualquiera, lo que era, montándose en un coche, seguro para ejercer sus servicios...
Una puta...
Cuando llegara a casa la pondría de patitas en la calle, ahora estaba más que seguro que ese bebé no era mío, porque ahora me acordaba de que la noche que estuve ebrio me quedé dormido completamente y la dejé enfadada con todas las ganas de hacer el amor, aunque, ¿eso era lo que verdaderamente pasó o no? No estaba seguro del todo...
Lo que quería era hacerme creer que ese bebé era mío para poder ponerle mi apellido y así sacarme todo el dinero posible cuando me dejase después de eso.
Era fría y calculadora...
-Alice es increíble- le dije dejando todos los documentos encima de la mesa y poniendo mi espalda en el respaldo del sofá, estaba pensando en lo imbécil que había sido todo este tiempo.
-Edward cariño- me dijo Alice acariciándome el pelo y yo cerré los ojos, me gustaba como mi morena de ojos marrones me los acariciaba, pero mi hermana Alice me tranquilizaba mucho- Lo que tienes que hacer es aguantar, me dirás que estoy loca, pero tienes que confiar en mí, esa arpía pagará por haberse involucrado, pero tienes que soportarla por tres meses más- abrí los ojos y la miré con cara de horror. Estaba completamente loca- No me mires así, Edward Anthony Cullen, la soportarás, porque la humillación será más grande si esperas, de eso me encargaré yo, te lo juro hermanito- dijo Alice con mucha seguridad.
-¿Cómo quieres que la soporte Alice? Sabiendo todo lo que sé...
-Fácil, la soportarás hasta que el bebé nazca, porque ahora mismo tenemos muchas pruebas hermanito, peor verdaderamente no sabemos con seguridad que ese bebé no pueda ser tuyo. Cuando nazca, podrán hacerle la prueba de paternidad y será coser y cantar- me dijo levantándose del sofá y cogiéndome la mano para que la abrazase. Nos fundimos en un abrazo muy fraternal y me murmuró un “confía en mí”.
Nos despedimos y me dirigí hacia la casa de mi verdadera mujer...

Bella pov.


Hoy era el día de reyes, 6 de enero, y estaba de lo más nerviosa, pues hoy habría otra espléndida cena en casa de los Cullen, cómo no, todo gracias a Alice. Ella decía que el día de hoy merecía ser especial y claro, un día especial para Alice incluye vestirse elegante y calzarse tacones de infarto, si no, no estaba contenta...
Se había encargado el conjunto perfecto, el cual yo me había resistido a ponerme millones de veces, pero ella nunca se da por vencida y me montó una escenita de llantos en medio de la tienda, todos los presentes nos miraban, a mí con cara de horror y a ella con cara de pena, por supuesto, porque su embarazo daba ternura y hacer llorar a una mujer embarazada no tenía precio... Tuve que calmarla diciéndole que me llevaría el conjuntito y que me lo pondría para dicho día... Era un angelito endemoniado...
Por otra parte estaba mi querido dios griego, mi Edward.
Había estado conmigo todo el fin de semana, pues la odiosa de Tanya se iba a casa de una amiga a dormir, yo sinceramente no me lo tragaba, pero eso nunca se lo diría a Edward.
Ya no me sentía mal por ser la “otra” o la “segundona”, él me había demostrado que no era así, que yo era su única mujer y que le pertenecía en cuerpo y alma. Me había cuidado como el diamante más preciado de todo el universo, era tierno, bueno y comprensivo conmigo, no podía ser más perfecto... Me lo había demostrado justo este fin de semana, pues caí en un resfriado horrible y él fue el encargado de hacer mi comida, de darme los medicamentos a las horas exactas, había limpiado toda la casa e incluso había arrancado a mi precioso bebé, mi hermoso coche, para que no se quedara congelado con las heladas de las noches.
Era todo un ángel.
Mi dios griego.
Mi Edward.
En todo eso estaba pensando cuando estaba tumbada en la cama, pues aún no me encontraba demasiado bien. Edward se había ido a trabajar esta mañana después de darme indicaciones muy estrictas sobre mi salud. Era muy sobreprotector, pero para algunas cosas me encantaba.
Me levanté y me di una rápida ducha caliente y me envolví en una bata de algodón azul y me dirigí hacia la cocina para prepararme un té caliente. Cuando estuvo listo, me senté en una de las sillas de la cocina y contemplé la soleada mañana mientras sorbía mi taza de té.
Estuve bastante tiempo pensando en lo mucho que amaba a Edward y lo mucho que él me amaba a mí. Estaba muy feliz, al fin estaba con el único hombre que había querido a mi lado.
Me levanté y fregué la taza y la coloqué en su sitio. Cogí los antibióticos y un vaso de agua y me los tomé enseguida, me sentía mucho mejor con esas pastillas, ya casi no tenía nada del resfriado.
En ese momento el teléfono sonó y me encaminé al salón para cogerlo y sentarme en le sofá, esas pastillas me hacían muy bien, pero también me dejaban muy cansada.
-¿Si?
-¡Bella!
-Hola Alice, ¿qué tal?
-Estupendamente, pero cuéntame tú, ¿cómo estás? ¿Estas mejor?
-La verdad es que sí, Edward tiene manos de santo.
-¿Manos de santo? ¿Qué pasa con mi hermanito? Aprovechándose de una pobre enferma...
-Alice, no es lo que estás pensando.
-Oh, claro que no Bella, el doctor sexy te habrá revisado constantemente para saber de tu salud, es su trabajo- me dijo con tal ironía que no se lo creía ni ella.
-Alice ya basta, desde que nos vistes a los dos juntos en la casa de tus padres estás de lo más metiche.
-Esa es mi virtud Bells, saber de todo el mundo y claro que me interesa saber vuestra vida, en breve serás mi cuñadita.
-Alice estamos muy bien así, además él tiene oficialmente su novia y no puedes decir eso, tú tienes una cuñada encantadora- Ahora me tocaba a mí ironizar un poquito...
-Isabella Marie Swan- Dios... No podía haber enfadado de nuevo a una mujer embarazada...- Que sea la última vez que te diriges a esa arpía como encantadora, no lo es y lo sabes mejor que yo- dijo muy enfurecida.
-Vale, pero tú no vuelvas a hacer comentarios de ese tipo Ali, no más.
-Bueno eso se verá...- No se rendía nunca- Te llamaba para saber cómo estabas y para recordarte que el conjunto te lo dejé en tu armario.
-Si Alice, es imposible que se me olvide.
-Así me gusta, póntelo y estarás deslumbrante- me dijo seguro con una sonrisa.
-Si, claro Alice, después nos veremos, un besito para mi ahijado o ahijada- le dije con una involuntaria sonrisa.
-Claro cómo no... A mi bebé si y a mi no...- dijo con falsa tristeza.
-Claro que no Ali, para ti uno más grande.
-Así me gusta, un beso cariño, después nos vemos, adiós.
-Adiós Ali.
Colgué y me levanté para una sesión de belleza. Si, porque ahora no me reconocía, pues ahora quería estar perfecta para cada ocasión y antes me daba igual, pero siempre siendo la mujer más sencilla del mundo.
Pasaron varias horas y sólo me quedaba quitarme la mascarilla de chocolate que tenía en mi cara, pero el timbre de casa sonó y salí corriendo hacia la puerta para abrirla.
-¿Bella?- dijo mi dios griego con su perfecta ceja alzada y con cara de estar a punto de partirse de risa.
-Dios Edward- le dije corriendo de nuevo para lavarme la cara enseguida. ¡No me podía ver así por más tiempo! Sentí la puerta cerrarse cuando yo iba a medio camino y sentí su fuerte pecho en mi espalda.
-No huyas de mí, siempre estarás hermosa, aunque tengas la cara verde- me dijo susurrándome y pasando su lengua por el lóbulo de mi oreja. Después me dio un beso húmedo justo en mi nuca, mi piel más sensible y sentí un escalofrío por toda mi espalda- No sabes lo que provocas en mí hermosa- me dijo restregando su prominente erección por mis nalgas.
-Edward- le dije en advertencia.
-Bella sabes que lo deseas tanto como yo- me dijo pícaramente y me giró para quedar cara a cara con él. Tenía los ojos de un verde oscuro, mostrando deseo, mucho deseo y eso me volvió loca.
Avancé los pocos centímetros que nos quedaban y le di un beso de película. Un beso mostrando la lujuria que sentía por él. Él en respuesta, puso cada mano en cada una de mis nalgas y me subió aguantando todo mi peso en sus fuertes brazos.
-Estás más fuerte que de costumbre, es un pecado que vayas por ahí así- le dije sonriéndole y pasando mi lengua por mis labios, sabía que lo volvía loco, su mirada seguía todos mis movimientos y su mirada se puso aún más oscura, eso me enloqueció aún más. Seguidamente comencé a besarle el cuello con besos húmedos.
-Y tú me provocas demasiado como para hacerme esas cosas- me dijo apuntando a mis labios con su barbilla y yo le dediqué mi sonrisa más sexy.
Comenzamos a besarnos de nuevo y él apretó más mis nalgas y de mis labios salió un gemido involuntario.
-Mmmm me fascina cuando gimes mi vida- me dijo con voz ronca y comenzamos a movernos, a lo que supuse era mi habitación.
-Edward tengo que quitarme todo esto de la cara- le dije cuando me puso encima de la cama y se iba quitando la camisa.
-De eso nada, te lo quitaré yo con mi lengua- me dijo pasando su lengua por toda la comisura de mis labios- Mmmm no he probado un chocolate tan bueno nunca, debe ser por la mezcla de tu piel de caramelo con ese chocolate tan dulce, eres una diosa- me dijo esto último susurrándome lentamente en mi oído y lamer el lóbulo de la oreja, me volvía loca.
-Edward me vuelves loca- le dije besándole el cuello y succionando levemente. Gruñó levemente y comenzó a desatar el camisón que llevaba. Lo deslizó y me lo quitó con rudeza. Yo gemí más alto que antes y él me miró y me sonrió de lado, este hombre sería mi muerte.
Mis manos bajaron hacia su pantalón para quitar la hebilla del cinturón y posteriormente el botón y la cremallera del mismo.
En poco tiempo los dos estábamos desnudos y sin ningún tipo de pudor.
Hicimos el amor varias veces, este hombre era incansable y decidimos ducharnos, pues pronto sería la hora para ir a la casa Cullen para la gran cena...
-Edward, ¿y Tanya?- no pude evitar preguntar cuando me estaba envolviendo en una toalla y me secaba suavemente.
-Está de nuevo con su amiga- me miró como diciéndome que no se creía ni una palabra y la verdad, yo tampoco me lo creía.
-¿No irá a la cena de esta noche?
-No, dice que su amiga la necesita y bla, bla, bla, lo de siempre Bella- me dijo cansado de lo mismo- Sé que no es verdad, su amiga sigue viviendo en su país, la llamé el otro día, cuando Alice me informó de todo, como ya sabes, se ve con otro hombre, no es que me de igual, pues sabes no la quiero, pero no soporto que me tomen por tonto, aunque hay una razón mayor, no quiero que le dé un berrinche cuando le diga que sé toda la verdad, falta poco para que el bebé nazca- me dijo cuando me hubo secado perfectamente y dijo la palabra “bebé” por primera vez, siempre se refería a su hijo.
-Edward, ¿bebé?- le dije alzando una ceja.
-Si Bella, dudo mucho que ese bebé sea mío, no puedo decírtelo con seguridad, pero en cuanto nazca me haré la prueba de paternidad.
-Tanya no lo consentirá- le dije muy segura, la conocía tan bien que parecía que llevaba toda la vida con ella, era mala, muy mala.
-Lo se, pero ser médico tiene sus ventajas- me dijo con un intento de sonrisa, pero se quedó en una mueca- Ya verás como consigo hacerle esa prueba, es sencillo mi amor, ya lo verás- me dijo cogiéndome en brazos y haciéndome cosquillas por todo el cuerpo. Yo no paraba de reír al igual que él, aunque él forzaba un poco la sonrisa, era normal, no estaba pasando por un buen momento, su supuesta novia era mala, muy mala y su supuesto hijo, a lo mejor era de otro hombre... de locos... pero para eso estaba yo con él para apoyarle en todo y hacerle sentir mejor.
Nos vestimos y nos dirigimos los dos a casa de sus padres, yo no quería aparecer junto con él y que todos nos vieran, pero el tenía otros planes...
-Tú vendrás conmigo Bella, ya me da igual que todos lo sepan, tu eres mi verdadera mujer, quiero que sepan la verdad de una vez- me dijo cogiéndome del brazo y empujándome hacia dentro. Yo no puse más resistencia y nos encaminamos hacia la mansión Cullen.
Sería una noche larga, muy larga y llena de emociones desagradables...

5 comentarios:

  1. OMG OMG!!!

    Rommi por fin Edward se entero de la verdadera cara de su dulce Tanya( arpia) ja pero que bueno mmmmm me da pena el bebe no tiene la culpa de la mama que le toco mmmm aunque me alegro mucho y Alice la haya contado la verdad a Eddy eso hace la familia apoyarte cuando mas lo necesitas. mmmm sospecho que algo pasara con Bella ahora que esta enferma mmmm pero no voy a decir nada cariño aunque ya sabes verdad jajajaj. solo me resta desirte que esta historia me encanta y tu cada dias vas fatal jajajaj broma vas mas que bien nena me encanta estare pendiente un beso te quiero amiga

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  2. Jajaja eres muy observadora pero no diré nada :D Se sabrá en el próximo capítulo!!! Qué emoción, estoy deseando escribirlo, gracias de nuevo por el comentario, me encanta que te encante a tii :D Un besazo wapísima y yo también te quieroo!! Os estoy cogiendo mucho cariño :D

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  3. Romi el capí te ha quedado fabuloso. Me encantó que Edward se enterara de la verdad y que Alice fuera la que lo ayudara y le habriera los ojos. De verdad que esa Tanya es una arpia, vamos a ver que se inventa ella para salir del paso, pero Edward es mucho más listo. Adoro a Bella y Edward son la pareja perfecta. ¿Qué pasará en esa fiesta, los dos son un amor? Ansiosa por más? Te envío muchos saludos y te deseo una hermosa semana!!!

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  4. Hola me encanta el nuevo capítulo y me gusta que Edward se haya enterado de lo mala que es Tania y Bella no se deje quitar a Edward, que pelee por lo que es suyo. Genial que la familia lo apoye y que Alice haya investigado a esa arpía.
    Saludos desde Panamá

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  5. Lumy y gem gracias por pasar de nuevo por el blog y sobretodo por comentar, me hace muy feliz!! me inspiráis muchísimo chicas, de nuevo GRACIAS!! Un beso a las dos y que tengáis una semana estupenda!

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*..Diosas del Crepúsculo..*