lunes, 16 de enero de 2012

INOLVIDABLE


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Capítulo 9: Enfrentamientos y decisión.


Bella pov.

Llegamos a la mansión Cullen en una hora al menos, me extrañaba bastante que Edward no condujera como lo hacía habitualmente, siempre veloz, mi forma de conducir era la típica Cullen, estar tanto tiempo al lado de ellos provocaba que se te pegaran todas las manías posibles... pero hoy era totalmente diferente, pues siempre llegaba a los sitios en un santiamén, mi cara demostraba la duda reflejada.
-¿Qué pasa Bella?- me dijo Edward mirándome con cara de duda y cogiendo mi mano izquierda.
-Nada, sólo se me hace extraño que los dos estemos como en el pasado, me gusta mucho- le dije con una sonrisa- Además veo que el señorito Cullen ha cambiado su forma de conducir- le dije pícaramente acercándome a él y dándole un beso en la comisura de sus labios. Después lo miré y no dejó que me apartase, yo sólo pude sonreírle.
-Yo estoy muy feliz de tenerte a mi lado Bella- me dijo cuando paró en un semáforo en rojo y sus manos se posaron en mis caderas para empujarme hacia él- Y no, no he cambiado mi forma de conducir, solo no quiero que este momento en el que estamos los dos solos termine, quiero estar contigo así para siempre- me dijo besándome dulcemente, con una dulzura increíble. Estábamos los dos en nuestra burbuja personal cuando el coche que se encontraba atrás nuestra pitó y enseguida Edward puso de nuevo en marcha el coche a regañadientes.
Unos diez minutos más de camino y ya nos encontrábamos enfrente de la imponente mansión, siempre me sobrecogía, pasara el tiempo que pasara. 
No había soltado mi mano en todo el camino, se sentía tan bien, estar él y yo como antiguamente, me encantaba.
-Las señoritas primero- me dijo Edward cuando nos paramos en la puerta y la abrió, no sin antes darme un sonoro beso en los labios y murmurarme “te amo”.
-Hijo- dijo Esme corriendo hacia nosotros y cuando llegó se abalanzó hacia Edward y lo abrazó fuertemente y le dio un beso en la mejilla- Bella, cariño que guapa estás- me dijo Esme como siempre tan amable, la quería mucho.
-Hola Esme- le dije con una sonrisa y besándole sus mejillas para terminar en un cariñoso abrazo. Edward me miraba desde la espalda de su madre con tal intensidad que tuve que apartar la mirada. Ese hombre sabía cómo dirigir mis emociones a su antojo.
-Hermanito- dijo una muy hermosa Alice con su pequeña barriguita.
-Hola enana- le dijo Edward mientras le abrazaba.
-Bella- me dijo Alice guiñándome un ojo y sonriéndome.
Siguieron todos los saludos convenientes y pasamos al salón, pues todos habían salido en nuestra búsqueda para darnos la bienvenida. Aunque faltaba la persona que menos quería ver, se suponía que debía estar aquí ya...
-Hasta que al fin llegas- dijo una muy mal humorada Tanya hacia Edward.
-Cuando he podido- dijo Edward mirándola con odio, pues no era para menos, después de todo lo que me contó Edward, que él y Alice habían descubierto... era para no volver a verla jamás, pero era un hueso muy duro de roer...
-Si, claro, ¿Cuándo has podido? Que yo sepa has salido de trabajar temprano- dijo mirándome por primera vez a mí con mucho, mucho odio.
-Si, ¿y qué?- dijo Edward por primera vez enfadado, estaba bastante enfadado y eso no me gustaba.
-Edward tienes que ver la cuna de tu ahijado o ahijada, ven- dijo Alice cortando la conversación tan desagradable, menos mal que ella sabía actuar siempre acorde con la situación, cogiendo la mano de su hermano y dirigiéndolo escaleras arriba.
-Bella cariño ven a ver el pastel tan bonito que he hecho- me dijo Esme dándose cuenta de la pelea que tenía con Tanya sólo con nuestras miradas, si las miradas matasen...
-Claro Esme, enseguida- dije mirando por última a la arpía de Tanya.
Nos dirigimos a la cocina y Esme cerró la puerta, me esperaba en este mismo momento una conversación que no quería tener...
-Bella cuéntame todo- me dijo sentándose en una silla y ofreciéndome a mí otra a su lado.
-¿Qué quieres que te cuente Esme?- me hice la desentendida, ya sabía yo de dónde había heredado Alice su carácter cotilla y sabelotodo, pero me encantaban tal cual eran las dos, las amaba con todo mi ser.
-No te hagas la tonta conmigo Bella, lo sabes perfectamente, no me hagas obligarte a que me lo cuentes- me dijo con su dedo amenazador.
-Pues nada, ¿no es obvio?- le dije pidiéndole con los ojos que no siguiera con el tema, no quería hablar de ello ahora, no estaba de humor y más con la odiosa de la arpía esa merodeando por aquí...
-Claro que es obvio cariño- comenzó con su tono maternal- pero quiero que me lo cuentes, me hace muy feliz Bella- me dijo colocando un mechón de mi pelo que se había salido de su sitio.
-No puedo contártelo aquí Esme, la arpía estará merodeando...
-¿Arpía?- me dijo con cara burlona y con su perfecta ceja alzada. ¿Había dicho arpía en voz alta? La miré de nuevo, pues tenía la cabeza gacha y cuando la miré las dos estallamos en carcajadas- Ese mote le va como anillo al dedo- me dijo quedándome helada, ¿no le caía bien?
-Esme, ¿no te cae bien? Digo, te va a dar un nieto.
-No Bella, esa mujer no me gusta, desde la primera vez que la vi supe que esa mujer no era para mi hijo, sólo hay una mujer para mi hijo...- yo me quedé muda totalmente deseando que terminara la frase- y ésa eres tú- me dijo acercándose a mí para abrazarme y yo le correspondí- Te quiero como a una hija, incluso más, eso ya lo sabes y la verdad ya tenía sospechas, pero nunca me imaginé que os reconciliarais tan pronto, es una satisfacción que al fin los dos podáis estar juntos- me dijo sollozando, Esme lo decía de corazón, siempre le gusté para Edward, siempre, incluso cuando éramos pequeños.
-Gracias Esme, es lo único que me faltaba saber para seguir con esta locura para adelante- le dije sollozando yo también.
-Shh no quiero verte llorar, y no es ninguna locura, tú sabes mejor que yo que mi hijo no quiere a esa mujer, te quiere a ti por encima de todo, te lo ha demostrado todos estos años y por el embarazo de Tanya no tienes por qué preocuparte, sabes mejor que yo que ese bebé no es de Edward- me dijo deshaciendo el abrazo y mirándome con intensidad.
-Eso no lo sabemos Esme, lo sabremos dentro de unos meses y es una locura para mí porque yo soy como la segundona, sé que no es así, Edward me lo ha demostrado cientos de veces, pero es como me siento, no soporto que duerma en la misma cama con otra mujer, que bese a otra mujer, que le haga el amor a otra mujer, no lo soporto- le dije llorando fuertemente.
-Shhh cariño no llores- me dijo Esme abrazándome de nuevo- Sabes de sobra que Edward no la toca desde que os besasteis por primera vez desde que Edward volvió- me dijo sobrecogiéndome, ¿cómo sabía ella que Edward y yo nos besamos cuando él volvió?
-Esme- le dije cuando me hube tranquilizado- ¿cómo sabes que Edward y yo nos besamos?
-Edward vino a hablar conmigo cuando os besasteis, estaba muy preocupado por estropear lo vuestro y yo como madre le di mi mejor consejo, que luchara por lo que quisiera y si lo que quería era estar contigo, pues adelante- me dijo deshaciendo el abrazo de nuevo y sonriéndome tiernamente y yo le sonreí de la misma manera.
-Esme me hacía falta urgentemente esta conversación, la necesitaba, de nuevo gracias, siempre has sido como mi madre- le dije abrazándola de nuevo, estuvimos varios minutos así, hasta que la puerta de la cocina de abrió y las dos nos volvimos, dejando ver a mi dios griego. Me sonrió y yo le devolví la sonrisa.
-¿Qué están haciendo aquí mis dos mujeres favoritas?- dijo Edward acercándose a nosotras y levantándome de mi asiento para mirarme a los ojos.
-¿Por qué lloras?- dijo Edward dándose cuenta de todo como siempre.
-No es nada mi vida, estábamos recordando viejos tiempos- dijo Esme disimulando sabiamente.
-No quiero que llores por nada- dijo Edward abrazándome y Esme desapareció sin hacer ni un solo ruido- Sé que no es por eso por lo que has llorado, no quiero que llores mi vida, te lo digo enserio, no quiero que dudes ni un solo momento de mi amor por ti, te quiero más que a mi vida Bella, tienes que entenderlo, sé que es una situación difícil de llevar, pero saldremos hacia delante, sólo faltan unos meses y seremos felices- me dijo deshaciendo el abrazo para mirarme como nunca antes lo había hecho. Me estaba transmitiendo todo su amor y de eso si que estaba segura, ya no tendría temores de nada, no dudaría jamás de él, él era mi vida y yo quería vivirla.
-Lo sé- le dije besándole tiernamente en los labios- Yo también te amo.
Me recompuse enseguida, estar en sus brazos me hacía sentir bien.
Decidimos salir por separado, aunque Edward no el hacía gracia, yo se lo pedí por favor, no quería otra guerra de miradas con Tanya porque esta vez no podría soportar su descaro y todo el plan iría al traste...
Sí porque a la pequeña Alice se le había ocurrido el plan más maravilloso de todos... Seguir soportándola hasta que naciese el bebé y entonces hay dejarla, sería muy duro para ella, pues ya no tendría el dinero de Edward para gastárselo en porquerías... o mejor dicho en comidas con su amante, era lista pero a la vez tonta, pues esas comidas las había pagado con la tarjeta de Edward y por lo tanto todos los recibos venían a casa todos los meses... por lo que Edward comenzó a sospechar desde ese momento.
Aunque en un primer momento Alice quería plantarle cara en su estado, la verdad no era conveniente, ese bebé no tenía la culpa de la arpía que tendría como madre. 
Estaba pensando en eso que no me di cuenta que había llegado al salón, todos los presentes miraron en mi dirección y había risas y caras tiernas y por última una cara de víbora envenenada... Tanya...
-Bella mira, he traído las ecografías nuevas para que tú y Edward las veáis- remarcó bien esto último la pequeña diablillo. No pude evitar mirarla y sonreírle con una tierna sonrisa. 
Me senté a su lado y comencé a ver las ecografías de mi ahijado o ahijada, qué hermoso era...
-Ali, es precioso- le dije tocando las ecografías con mucha delicadeza. Me fijé en sus pequeñas manitas y era absolutamente adorable.
-Gracias Bells, ¿has visto sus manitas? Son perfectas- dijo Alice al borde de las lágrimas al igual que yo, gracias que Jasper estaba atrás de nosotras para consolarnos. Puso una mano en mi hombro derecho y otra mano en el hombro izquierdo de su mujer.
-¿Qué vais a dejar para cuando nazca?- dijo con tono burlón para aligerar el ambiente. Al oír esto, Alice y yo estallamos en sonoras carcajadas. En ese momento hizo acto de presencia mi príncipe, pues su perfume era inconfundible, era mágico.
Miré hacia la puerta y ahí estaba apoyado con una sonrisa bailándole en los labios y sonriéndome sexymente. Yo le sonreí de igual manera y su mirada se intensificó aún más, estaba totalmente atrapada.
-¿Qué estáis viendo chicas?- dijo acercándose a nosotras y golpeándome más fuerte aún su perfume, qué bien olía...
-A tu ahijado o ahijada Edward, mira, ¿no es precioso?- dijo Alice muy sonriente. Edward cogió las ecografías que tenía en la mano y sus manos rozaron mi piel expuesta por la camisa de medias mangas que llevaba, eso produjo en mí una descarga, lo miré y él me miró más intensamente aún.
-Si, si que lo es, se parecerá a su tío- dijo Edward burlón.
-¿A ti? Pues pobre niño como se parezca a su tío Eddie- dijo Emmett soltando una sonora carcajada y Rosalie le dio un golpe en la nuca- Auhh bebé, ¿por qué me das un golpe?- dijo pasando su mano por su nuca.
-Estate calladito Emmett Cullen- al escuchar esto de Rosalie todos estallamos en carcajadas, pues  ver a un imponente Emmett con un cuerpo enorme y ver a Rosalie con ese cuerpo... Era imposible imaginar el dominio que tenía esa mujer en su marido. La escena no podía ser más graciosa.
-Chicos- dijo Alice levantándose ligeramente del sofá- Tenemos que abrir los regalos- dijo alegremente y en un segundo esa alegría pasó a ser de tristeza, ¿qué le pasaba?- Aunque antes hay que cenar- dijo con una mueca muy graciosa. Todos estallamos de nuevo en carcajadas- Mami tengo mucha hambre- dijo la enana dirigiéndose a una sonriente Esme.
-Claro que si mi amor, enseguida estará la cena, id pasando al comedor chicos, Carliste tú te vienes conmigo- dijo de forma muy graciosa y se fueron los dos hacia la cocina.
Hasta ese momento no me había percatado que Tanya estaba también en la sala, pues sabía que estaba pero no había dicho ninguna palabra...
Nos fuimos sentando y Edward me cogió del brazo y pegó su boca a mi oreja sintiendo todo su aliento caliente, en ese momento mojé hasta el tanga, este hombre era una tentación para mí.
-Esa camisa te queda demasiado bien- me dijo pasando su lengua por mi oreja.
-¿Qué pasa? ¿La casa de tus padres te incita de decírmelo cada vez que voy a sentarme en la mesa o que?- le dije pícaramente juntando mis nalgas a un miembro, estaba dormido aunque en segundos estaba despierto. Me refregué aún más, sabiendo que esto no estaba bien, pero me daba igual...
-Es que eres irresistible- me dijo separándose de mí rápidamente, me estaba provocando... Terminé de sentarme y lo miré con mucho deseo, él en respuesta me miró y me dedicó mi sonrisa favorita. Se sentó justo enfrente de mí, todo lo hacía adrede.
Cenamos con muchas risas, menos una persona que no hablaba porque comía por dieciocho en vez de por dos, comía una barbaridad...
-Tanya, ¿estás segura que no son dos bebés?- dijo una muy sonriente Alice.
-Si, ¿por qué lo dices?- dijo en tono molesto.
-Porque comes muchísimo- dijo Alice envenenándola.
-Cuando llegues a los cinco meses me lo dirás, si comes o no- dijo con una falsa sonrisa.
-Si claro, si llegas a estar con mi hermano en ese tiempo- murmuró Alice y yo lo escuché a la perfección porque estaba al lado de mí.
-Bella, ¿no tienes novio?- dijo Tanya con una sonrisa asquerosamente empalagosa en sus labios. Y a mí se me atragantó hasta el trozo de carne que estaba pasando por mi garganta de me atoró. Tuve que beber agua disimuladamente, no le daría el gusto de que me pusiese nerviosa.
-Claro que si Tanya, tengo dos, uno para los días entre semana y otro para los fines de semana- le dije mirando a Edward y él me sonrió pícaramente.
-Bien dicho Bells, así se habla- dijo Emmett tronchado de la risa. Tanya no dijo nada más, aunque su cara lo decía todo, me odiaba hasta la saciedad.
Terminamos de comer y todos nos fuimos a sentar a los sofás para tomar el té, café y las pastas tan deliciosas de Esme.
-Chicos, ahora sí, ¡tenemos que abrir los regalos!- dijo Alice corriendo hacia el enorme árbol. El árbol estaba exquisitamente decorado, sin lugar a dudas, Esme tenía un gusto excelente. Las cintas que caían por toda su extensión combinaban el blanco y el dorado, precioso y la estrella fugar encima del todo, era enorme y muy brillante. Había muchos regalos reposando abajo del enorme árbol.
Menos mal que había ido ayer a casa de Esme a traer todos los regalos, los tenía comprados todos desde hacía tiempo, aunque con al llegada de Edward y con la noticia del embarazo de Alice, tuve que ir por segunda y tercera vez de compras.
Había aprovechado que esta semana había salido temprano del trabajo y que Edward estaba en el hospital para comprar todos los que me quedaban.
-Empecemos por...- dijo Alice cogiendo un regalo enorme del gran árbol- por Emmett- dijo andando hacia Emmett y entregándoselo con mucha dulzura. Éste le dio un beso a su hermana en la frente y se puso en pie para comenzar a abrirlo, yo sabía lo que era, era lo que Emmett quería desde pequeño, era su sueño...
-No puede ser...- dijo Emmett muy emocionado- Bebé, ¿de verdad?- dijo mirando a su preciosa mujer con adoración.
-Averígualo tú mismo cariño- dijo Rosalie con mucha dulzura. En cuanto Emmett escuchó esto, se fue corriendo hacia el patio delantero de la casa y todos corrimos detrás de él.
-Es...es perfecto- dijo a punto de sollozar, un momento, ¿Emmett Cullen llorando? Imposible...- Rossie, mi amor, gracias- dijo besando a su mujer en los labios y corriendo hacia el enorme hummer que había enfrente de él. Era de un color rojo sangre, precioso, estaba decorado con un enorme lazo color blanco, que recorría todo el coche de punta a punta, muy bien puesto. No es que Emmett tuviera algún problema con su jeep, pero desde que había visto al nuevo hummer en un anuncio se enamoró de él- Rossie, Rossie, es magnífico- dijo cogiendo a su mujer en brazos y dando vueltas con ella, dándole besos por todos lados y Rosalie riendo a carcajadas, la imagen era adorable. 
La caja contenía muchas cajas más en su interior y la última caja contenía las llaves del hummer.  
Entramos todos de nuevo y Alice empezó con otra ronda de regalos, esta vez le tocaba a Carliste, quién había recibido un precioso maletín nuevo para el trabajo grabado con su nombre y por supuesto su apellido en oro y no podía faltar la insignia Cullen, un gps de última generación para los viajes que hacía con Esme, un ipad 2 para que su trabajo fuese más a meno, entre otros regalos muy lujosos. El siguiente fue para Jasper, el cual había abierto la caja donde decía el sexo del bebé de Alice, si, era muy pronto, pero con la familia Cullen ya se sabía...
-Ali, ¿es... es una niña?- dijo Jasper acercándose a su mujer y abrazándola con lágrimas en los ojos.
-Si mi amor, lo supe ayer y sabía que sería el regalo perfecto mi amor- dijo una Alice muy emocionada. 
-Ali, una niña, es una niña- le dije abrazándola y ella me abrazó fuertemente- mi ahijada será hermosa, una princesita- le susurré en el oído y ella lloró más fuerte aún.
-Ali, será tan preciosa como tú- le dijo esta vez Edward, él también estaba muy emocionado, siempre le gustaron los niños y nos abrazó a ambas. Un “os quiero” nos susurró a ambas y nosotras lloramos más aún.
Cuando nos hubimos calmado, Alice comenzó de nuevo a repartir los regalos. De nuevo le tocó a Jasper y esta vez fue un precioso álbum decorado finamente con todas las fotos de Alice y él desde que se conocieron, era realmente bonito, le regaló un precioso portátil de la marca Apple, un mac, para ser exactos y mucha ropa y perfumes, al igual que a Carliste, Emmett y Edward cuando los abriese.
-Bella tu turno- me dijo Alice dándome un regalo que pesaba muchísimo y yo me quedé en blanco, ¿qué sería?
Lo abrí con muchísimo cuidado, todos estaban expectantes, sobretodo mi dios griego y eso me ponía muy, muy nerviosa. La caja parecía que se movía, me estaba volviendo loca y seguro era producto de mis nervios. Lo terminé de abrir y lo que había no me lo esperaba ni en mis mejores sueños... Era, era un precioso perro, pero no un perro cualquiera, era un labrador, de color canela, pero tenía más blanco que canela, era perfecto. Sus ojitos eran azules, todo un peluche. Lo abracé y éste me lamió toda la cara.
Ese perro lo había querido toda mi vida, era un perro fiel y obediente, era mi perro favorito.
El perrito traía un fino lacito color rosa, por lo que supuse era una hembra, era perfecta.
-Espero que te guste- susurró mi dios griego a mis espaldas. Yo me giré y la sonrisa que tenía en su cara no tenía precio. Me acerqué a él y le di un abrazo de ensueño, no importaba las caras largas que tendría Tanya en este momento.
-Gracias Edward, sabes que siempre lo quise tener- le dije besándole muy cerca de sus labios, lo que quería en este mismo instante era comérmelo a besos, lo amaba con todo mi ser.
-Edward no te acerques a ese saco de purgas- dijo una Tanya bastante enfadada.
-Purgas tendrás tú, o más bien ¿piojos?- le dije mirándola con mucho odio- Más vale que te quedes calladita, así estás más guapa, aunque ni así...-Toda la sala se quedó en un silencio sepulcral, nadie me había visto así nunca, estaba fuera de mis casillas.
-¿Quién mierda te crees que eres tú?- dijo Tanya levantándose hacia a mí- No eres más que la típica solterona que no es capaz de atrapar a ningún hombre- dijo muy cerca de mí y mi lindo perrito comenzó a ladrarle y yo si hubiera sido un perro también lo hubiera hecho, estaba a punto de contestarle cuando Esme me interrumpió.
-Tanya te suplico, no te exijo que cuides ese lenguaje o te tendrás que irte por donde has venido, no consiento esa falta de respeto en mi casa y que sepas que Bella pertenece más a esta familia que tú- dijo Esme muy, muy enfadada. Todos nos quedamos con la boca abierta- Y si, tienes razón, Bella no atrapa a los hombres, si está con una persona es porque la ama, a diferencia de ti, que sólo te interesa lo material- cuando hubo terminado se sentó de nuevo. 
-Mamá esto es para ti- dijo Alice para aligerar el ambiente tan tenso que había.
-Gracias hija- dijo Esme como si no hubiera pasado nada. Esme obtuvo un viaje para aprender más de su carrera de decoración, el viaje que siempre soñó, pero que no pudo hacer antes ya que sus hijos eran muy pequeños.
Luego le tocó el turno a Rosalie, fue obsequiada con un precioso MBV. Hicimos el mismo recorrido que con el hummer de Emmett, éste a diferencia era de un color azul brillante con reflejos dorados, una pasada y el lazo era de un color rojo precioso. Hubo otra ronda de besos por parte de Emmett y Rosalie. Yo y Emmett habíamos ido al concesionario para anular el pedido que había hecho Rosalie, pues el suyo ya no iba demasiado bien, además los Cullen cambiaban de coches a los cinco años como mucho. Lo encargamos nosotros y aquí estaba, en todo su esplendor.
-Hermanito, tu turno- dijo Alice a Edward. Abrió el primer regalo, que sospechosamente era el mío y me miró con mucha ternura. Se levantó y se acercó hasta mí para coger mi mano y levantarme sin ningún esfuerzo, con mucho cuidado de no aplastar al perrito y me abrazó fuertemente.
-Gracias, es lo que siempre quise- me murmuró en mi oído muy bajito. Su regalo consistía en ser doble, era una agenda personalizada con su nombre y sus apellidos exquisitamente grabados en oro en medio de la portada, encima se encontraba la insignia Cullen y debajo de su nombre y sus apellidos había una foto nuestra de la boda de Alice, donde los dos salíamos muy bien. El otro era una libreta muy fina, exquisitamente fina donde estaban todas sus partituras, las que tocaba desde pequeño hasta ahora, me había costado mucho pero era lo que realmente quería para él- Mi otro regalo te lo daré en su tiempo, ahora mismo no puedo- me dijo abrazándome más fuerte aún, ¿Qué sería?
-Edward es preciosa- dijo Alice viendo la agenda que le había regalado- Se nota que Bella tiene un gusto exquisito.
-Lo sé- dijo Edward deshaciendo el abrazo y sonriéndome con mucho, mucho amor.
Edward también obtuvo, aparte de toda la ropa y los perfumes, un magnífico reloj, donde tenía sus iniciales en las manillas, la manilla de las horas ponía una estilizada “E” y en las manillas de los minutos una “C”, y lo que verdaderamente me llamó la atención fue la pequeña “B” que se encontraba en la de los segundos... esto era muy extraño, lo miré y el tenía la misma cara, era el regalo de Alice, así que la miré y ésta me guiñó un ojo, ahí supe que esa “B” era mi inicial...
-¿Qué es eso? ¿Una “B”?- dijo Tanya muy molesta.
-No, es una manilla Tanya- dijo Edward con poco disimulo, ya parecía que le daba igual todo. Era lo que verdaderamente quería, que él estuviera conmigo a todas horas pero no podía ser egoísta, no por ese bebé...
-Tanya, tu turno- Alice no se molestó si quiera en acercárselo, Tanya tuvo que andar hasta Alice que tenía su regalo en sus manos.
No me percaté de la situación porque estaba muy entretenida con Edward tocando al perrito.
-¿Cómo te gustaría que se llamase?- dijo Edward muy contento acariciándolo con dulzura, era tan perfecto.
-Que tal, ¿Yuna? Siempre me gustó ese nombre- le dije mirándole a los ojos.
-Es perfecto- me dijo acercándose a mí peligrosamente, pero nuestra burbuja explotó cuando un grito viajó por toda la habitación...
-¿Qué te crees que soy una vaca?- dijo Tanya como una energúmena, estaba fuera de sí.
-Tanya, ¿te has mirado? Estás gordísima- cuando Edward y yo escuchamos esto de la boca de Alice, no pudimos más que reírnos disimuladamente, Tanya se percató y de nuevo me atacó con sus sucias palabras.
-¿De qué te ríes tú?
-No te interesa, ¿qué pasa? ¿Qué estás acostumbrada a que te contesten siempre? Pues eso conmigo se acabó- le dije dándole a Yuna a Edward y levantándome a su altura- No quiero montar una escena en esta casa, nunca lo he hecho y esta vez no va a ser diferente, así que te propongo algo, olvídate de mí y pasa de mí o saldrás perdiendo.
-¿Me estas amenazando?- a esta altura todos nos miraban como en un partido de tenis, de ella a mi y de mi a ella.
-Tómatelo como quieras y si te regalan algo y no te gusta, pues te callas y punto, no lo digas, aunque con tu educación eso es imposible.
-No te aguanto más Bella Swan, eres una odiosa, a la que todos quieren por su amabilidad y su dulzura y no eres más que una puta que quiere robar los hombres de las demás, si, porque tú lo único que quieres es quitarme a Edward y déjame decirte que nunca lo tendrás, no lo tendrás jamás, Edward es mío y eso tú...- no pude escuchar nada más, la vista se me nublo y lo vi todo negro y sentí unos fuertes brazos alrededor de mi cintura.

Edward pov. 

Estaba feliz por la magnífica noche que estábamos teniendo. Me había encantado que Bella aceptase a la perrita, era preciosa, era digna de tener a una dueña igual de preciosa que ella. Cuando la vi en el escaparate no me pude resistir y al compré. Recordé que Bella siempre había querido tener un perrito de esos y a mi me encantaba la idea, además tenía espacio suficiente como para tenerla bien cuidada.
 El hombre de la tienda me había hecho un favor, a cambio de dinero, claro está, por cuidármela especialmente hasta el día de hoy y traérmela a casa de mis padres, le había pagado bastante para eso y para más, menos mal que Bella no se había dado cuenta de nada. Tan sólo tenía 20 días, todavía había que darle el biberón, sabía que Bella le encantaría eso.
Los dos regalos que ella me había hecho eran perfectos, eran personalizados y lo que siempre quise tener, no lo había comprado porque quería que me lo regalase la persona correcta y hoy eso se había hecho realidad. Estaba muy feliz, el hombre más feliz de todo el universo, aunque el pequeño percance de Tanya lo había arruinado un poco, tendría que pedirle disculpas a mi mamá después.
Estaba tocando a la perrita dulcemente y Bella me decía lo bonita que era y que se llamaría Yuna cuando un grito, provocado por Tanya, explotó la burbuja en la que nos encontrábamos mi Bella y yo, escuchamos un “estás gordísima” por parte de Alice y no pudimos más que reírnos, era la pura verdad, estaba bastante más gorda que la última vez y el trasero era increíble...
-¿De qué te ríes tú?- dijo Tanya muy provocadoramente.
-No te interesa, ¿qué pasa? ¿Qué estás acostumbrada a que te contesten siempre? Pues eso conmigo se acabó- dijo Bella dándome a Yuna y levantándose a la altura de Tanya- No quiero montar una escena en esta casa, nunca lo he hecho y esta vez no va a ser diferente, así que te propongo algo, olvídate de mí y pasa de mí o saldrás perdiendo- Bella tan educada como siempre, es que Tanya era insoportable, sacaba lo peor de ti, pero esto no lo iba a permitir por más tiempo. Tanya se me adelantó
-¿Me estás amenazando?- dijo y ya me había cansado de su grosería, le di a Yuna a Rosalie que estaba encantada de cogerla y me levanté.
-Tómatelo como quieras y si te regalan algo y no te gusta, pues te callas y punto, no lo digas, aunque con tu educación eso es imposible.
-No te aguanto más Bella Swan, eres una odiosa, a la que todos quieren por su amabilidad y su dulzura y no eres más que una puta que quiere robar los hombres de las demás, si, porque tú lo único que quieres es quitarme a Edward y déjame decirte que nunca lo tendrás, no lo tendrás jamás, Edward es mío y eso tú...- en ese momento Bella se fue cayendo lentamente hacia delante, se iba a golpear la cabeza y enseguida la cogí por su cintura, estaba muy pálida y me estaba asustando, ¿qué le pasaba?
-Papá, trae tu maletín- le dije a mi padre sin apartar la vista de mi amor- Mamá trae el alcohol, rápido- le dije desabrochando los primeros botones de la camisa de Bella.
-¿Qué le pasa? ¿Está muerta? Ohh, pobrecita- dijo con una ironía desconocida para mí y yo no pude aguantarlo más.
-Tanya Denali te irás de esta casa y no volverás más, no te aguanto más, ¡vete de una puta vez!- le dije muy enfadado- Toma, esto es lo que vales- le dije soltando un par de billetes. 
-Me las pagarás Edward Cullen, me las pagarás- dijo cuando Jasper la empujó disimuladamente hacia la puerta principal.
Mi padre vino enseguida con su maletín y mi madre con el alcohol.
Bella fue despertando lentamente gracias al olor tan fuerte del alcohol y comencé a tomarle las pulsaciones de su corazón.
-Mi amor, ¿estás bien?- le dije muy preocupado, no me gustaba nada este desmayo...
-S...si- dijo un poco desorientada- ¿Qué me ha pasado?- dijo mirando a todas partes.
-Te has desmayado, tranquila, estás bien- le dije escuchando los latidos de su dulce corazón, estaba un poco nerviosa pero era producto del desmayo.
Le ayudé a que se reincorporara y la llevé hasta el sofá, sentándola suavemente. Me puse detrás del sofá para tomarle las pulsaciones esta vez por la espalda, era lo más efectivo y rápido. Mi hermana Alice ayudó a subirle su camiseta y un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, producto seguro por su piel expuesta. Tomé de nuevo sus pulsaciones y éstas se iban normalizando con el paso de los minutos.
-Estás bien mi vida, ¿te has notado rara estos días?
-Aparte del enorme resfriado, no, todo normal, mucho cansancio y hoy si he vomitado por la mañana- dijo muy despacio y recuperando el color de sus sonrosadas mejillas.
-Mañana te haré unos análisis, ese resfriado ha podido dejar algún rastro en tu organismo- le dije poniendo mis labios en su frente. Ella me cogió de la camisa y me acercó a ella.
-No sabes lo sexy que te ves en tu papel de médico- me dijo relamiéndose los labios de una forma sexy. Eso provocó en mí una sonrisa involuntaria, no podía ni imaginarse la tentación que era para mí, ya estaba bien, ya era mi Bella otra vez.
-Hermanito nosotros nos vamos ya, Bella mejórate cariño- dijo Alice besándole las mejillas a Bella.
-Adiós chicos, Bella mañana te llamaremos- dijo Jasper cogiendo a su mujer por la cintura y dirigiéndose hacia la puerta.
Cuando me hube asegurado a la perfección que Bella podía mantenerse en pie, nos despedimos de mis padres y de Emmett y Rosalie, que esta noche se quedarían a dormir aquí.
Nos dirigimos hacia la puerta y nos encaminamos hacia la fría noche. Yo abrazaba a Bella fuertemente para evitar que el frío la traspasase y enseguida abrí la puerta del copiloto para que entrara en el coche calentito, le había mandado a Emmett que encendiera la calefacción del coche. Yo me monté rápidamente y agarré la mano izquierda de Bella y la besé, luego la pose en mi muslo y la acariciaba mientras ponía el coche en modo automático. Ahora toda mi atención sería para Bella.
-Mi vida, ¿te has estado tomando los medicamentos?
-Si, si no, estaría fatal- dijo muy segura y de pronto su cara mostró preocupación.
-¿Qué te pasa?
-Edward creo que se me ha olvidado la pastilla anticonceptiva...- me dijo abriendo los ojos mucho mostrando preocupación.
-No te preocupes, tienes 12 horas mi amor- le dije besando el dorso de su suave mano.
-Ese es el problema, que han pasado 12 horas- me dijo mirándome intensamente y por primera vez sonreí ante esa noticia. 
¿Qué pasaría si Bella y yo...? No, sería demasiada suerte para mí.
-¿Por qué sonríes? Deberías estar preocupado como yo, ¿no te das cuenta lo que puede pasar?- me dijo con cara de sorpresa.
-Porque sería estupendo- le dije aparcando en el aparcamiento subterráneo de nuestro bloque.
-¿Estupendo? No entiendo nada- dijo muy, muy sorprendida.
-Si, vamos, tienes que tomártela, ¿no?- le dije disimulando, no quería decírselo y que Bella se asustara, pues no llevábamos ni 3 meses con nuestra más o menos relación, aunque nos conocíamos de toda la vida y yo sabía que era la mujer de mi vida, siempre lo supe.
Nos encaminamos hacia el ascensor y subimos hacia su ático.
-¿Te quedarás, verdad?- me dijo cuando yo abrí su puerta con la llave que me había dado Bella hacia unas semanas.
-Claro que si mi amor, no podría estar separado de ti ni una noche más- le dije besándole suavemente en los labios y cerrando la puerta.
-Voy a tomarme eso cariño, enseguida vuelvo, ¿te apetece una ducha caliente?- me dijo desabrochándose el botón de su pantalón y subiendo su camisa hasta la altura de sus pechos, dejando expuesta toda la piel de su abdomen, maravillándome con tan preciosa piel de crema y ese pendiente que me volvía loco.
-No puedes hacer eso delante de mí- le dije acercándome a ella como una fiera acecha a su presa, ella sólo pudo reír cuando la cogí en brazos, era muy hermosa, era mi mujer y siempre lo sería, nos pertenecíamos el uno al otro y me encaminé con mi princesa hacia el baño, sería una noche maravillosa, con una mujer perfecta y el amor que nos profesábamos ambos, todo era estupendo.
La amaba.
La quería con todo mi ser.
Ya lo tenía claro...
Me quedaría con Bella para siempre, dejaría a la zorra de Tanya y saldría de mi vida para siempre.

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ESPERO QUE OS GUSTE, DISFRUTAD TANTO COMO YO LO HAGO ESCRIBIÉNDOLO. 



6 comentarios:

  1. Rommi el capi estubo genial nena que mala es Tanya no lo puedo creer ni si quiera save aceptar un regalo que le dan de corazon jajaja pobre por su estado aunque se lo merece me encanta la relacion que tiene Bella con Esme. Como me gustaia pertenecer a la familia Cullen son mus generoso con los regalos ya quisiera un caro como el de Emmett uff. Pobre ojala que no sea nada grape su enfermedad jajaja un beso cariño te te digo leyendo si te quiero rommi


    Un saludo desde Yucatan

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  2. Cirithaaa gracias por comentar y me alegro mucho de que te guste!!! Yo sinceramente lo adore, y el próximo está de lo más hermoso, desde ahí se cundirá la historia a partir de ahora. Un besoo amigaa y espero que me sigas leyendo y pasándote por el blog, eres un pilar muy importante para seguir con esto!! Te quiere, tu amiga Romii

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  3. Oh Romina, me ha facinado este capitúlo genial,que amor, wao que conexión entre los dos y Esme genial apoyando a su hijo y a Bella y no faltaba más esa Alice increible, me muero por saber que Bella esta embarazada, me has dejado con ganas, que bien lo haces te felicito. Me encanta que pongas a una Bella fuerte que pelee por lo suyo, contra esa Tanya horrorosa, espero que pague por lo que les esta haciendo y que ellos no se dejen.
    Saludos,

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  4. Jajaja gem eres bastante inteligente, pero a lo mejor no pasa lo obvio :D Quien sabe lo que me dirá mi cabecita que haga en el próximo capi?? No lo se ni yo... :D Sólo te diré, como a Ciritha, que el siguiente estará fantástico, un beso guapa y gracias por pasarte y leerme!

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  5. Romina me encantó. Que bueno que Edward botara a Tanya, ella es una arpia, aunque me da pena por el bebe. De verdad que la historia se pone cada vez mejor. Me esta que Bella esta embarazada de ese bombón y su amor. ¡Qué emoción!!! Deseo sean muy felices. Edward es un amor. Por otro lado, adore que Esme apoyara el amor entre Bella y Edward. Los regalos de esta familia son tentadores, deseo uno así. Ansiosa por el próximo. Saludos!!! Happy Week!!

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  6. Gracias Lumy!!! Yo también te deseo the happy week!!! :D Besazos nena y gracias por leerme!!!

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*..Diosas del Crepúsculo..*