miércoles, 7 de marzo de 2012

EL AMOR CONTRA TODO


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                                                                                                 Capítulo escrito por Flopii 
                                                                   
Cap.3: Trío de Citas

 POV.Bella

Durante la siguiente semana, Alice, nos mantuvo ocupadas a todas con viajes de compras para “recibir el nuevo año” aunque para mi eso no tenia mucho sentido y terminaba refunfuñando todo el camino y protestando cuando me obligaban a probarme algo.
Aunque no podía oponer mucha resistencia ellas era dos y yo era solo una, además de que Alice valía por cinco o seis.
A esta altura ya tenía todo un nuevo guardarropas, incluido los zapatos y bolsos que seguramente jamás llegaría a usar por cuenta propia.
Nuestra pequeña amiga nos invitó a su casa regularmente y no podía evitar sentir las mariposas en el estómago cuando veía a ese Dios de ojos verdes.
“Casualmente” él estaba allí junto con su amigo Jasper y el hermano de éste, Emmet. Quien me había caído estupendamente, me hacia reír a carcajadas y apenas habíamos tenido tiempo para conocernos bien. Incluso con Edward me pasaba lo mismo, todavía sentía que no lo conocía del todo y el tiempo juntos en grupo lo utilizábamos para divertirnos en la noche, como ir a bailar , a comer o al cine, y no hablábamos más que de tonterías.
Rose me había aconsejado que si quería conocerlo mejor (cosa que le encanto en cuanto se lo mencione) que solo debía de invitarlo a salir una noche nosotros solos.
Eso estaba bien, aunque olvidaba un pequeño detalle: era una cobarde.
¿Cómo hablarle cuando me miraba con esos intimidantes ojos verdes? Y si pudiese pedírselo, ¿Se reiría de mí? ¿Me rechazaría humillantemente? ¿Me diría que tenia novia o que no era lo suficientemente bonita para él?
¡Las citas apestaban!
Para Alice las cosas habían resultado aun mejor de lo que me esperaba, ella y Jasper habían tenido su primera cita y habían tenido un poco de intimidad para poder hablar libremente. Alice nos dio detalles de la conversación y nos dio una perspectiva de lo que pensaba al respecto: Jasper estaba fascinado con ella y ella estaba enamorándose de él.
Ella esperaba su primer beso en esa maravillosa cita y parecía tener mucha suerte cuando nos contó que en la entrada de su casa Jasper se inclinó hacia sus labios, pero cambiando de trayectoria hacia su mejilla en el último segundo, a propósito, según nos había dicho la pequeña Alice.
Era una historia tan tierna y seductora que casi no parecía real al relatarla, pero los cuentos de hadas iban bien con Alice y parecían formar parte de su vida cotidiana.
Para Rosalie las cosas también parecían ir muy pero muy bien con Emmet, sus coqueteos y frases con doble sentido no pasaban desapercibidos para mí.
La única que se veía tan virgen y tan común como siempre era yo: Edward no me rodeaba con un brazo como Emmet hacia con Rose ni me daba una flor como Jasper hacia con Alice,  nada, parecía que solo me veía como una amiga.
Mi hermana ya tenia cita con Emmet para el fin de semana y Alice ya tenia planes para su segunda cita con Jasper. Era increíble, en solo una semana o menos ya estaban en camino a formar parejas, parecía que cuando nos habíamos conocido en la casa Cullen o más bien cuando nos habíamos visto a los ojos fue como un flechazo del futuro.
La diferencia con los demás era que ni Edward ni yo parecíamos ir en el sitio correcto a la reacción que tuvimos al vernos a los ojos.
Era mentira si dijera que no había sentido nada por él, me había deslumbrado en el primer momento y ahora me parecía que me gustaba.
Se me ocurría a esperar a que el demostrara un poco de interés en mi para prepararme mentalmente a pedirle una cita o esperar a que él me la pidiese, aunque lo dudaba. Yo era tan común y corriente, él era demasiado perfecto, podría tener a cualquier chica hermosa que quisiera.
Todo mi pobre ego se me vino a los pies cuando me di cuenta de aquello.

POV.Edward

-¿Y si se lo pido yo de parte tuya?-Sugirió Jasper a mi lado, levantando las pesas con sus brazos.

-Mmm, pensara que soy un cobarde.-Admití avergonzado.

Por milésima vez en la semana hablábamos de Bella, la mujercita que me había cautivado cada vez más durante los siguientes días de conocernos, era mentira si dijera que Bella no me gustaba, me gustaba y tal vez mucho, no sabia exactamente cuanto, pero no me la había sacado de la cabeza en ningún momento.
La quería como amiga, había que admitirlo pero eso era solo por miedo a que lanzándome como lo estaba haciendo Emmet por Rosalie las cosas se echaran a perder, Bella tenia una luz y una pureza única que valía la pena tener cerca.
Había esperado pacientemente a invitarla a una cita nosotros dos solos, mis amigos ya me superaban en mucho pero yo quería  ir lo más despacio posible, no quería arruinarlo, hacia mucho tiempo que una mujer no me llamaba la atención y podía admitir, vergonzosamente, que había perdido algo de tacto. Era extraño, pero sentía vergüenza y pánico cada vez que tenía la oportunidad de pedirle una cita a Bella. Tal vez intentaba hacerlo de la manera más especial posible, o quería que fuese solo una invitación al azar, quería que también la cita en si fuese especial y todavía no tenia un buen plan a seguir. ¿Una cena?  ¿Una salida al cine? ¿Una almuerzo? ¿Una salida al parque? Cualquier cosa que se me pasaba por la mente no me parecía lo suficientemente bueno para una cita con Bella.
Estaba seguro que algo maravilloso se me ocurriría para hacer ella y yo juntos.
-¿Qué tal si se lo pides y ya?-Me preguntó Emmet como si fuese lo más obvio del mundo.
-Si, pero…no sé qué me pasa últimamente con ella.-Admití.-Es como si me quitase el aire.-Ugh genial, ¿Había dicho eso en voz alta, frente a Emmet? Adiós vida.
Tal como pensé estalló en carcajadas y casi todo el gimnasio se nos quedo mirando.
-Oh Dios, ¿te estás enamorando Eddie?-Preguntó jocoso.
-No, no creo.-Respondí confundido, aunque me había dicho a mi mismo a ignorarlo. Era muy pronto para decir tal cosa, debíamos conocernos más, el tiempo mismo lo diría.
Por hora Bella tenia todos los puntos a favor, era hermosa, divertida, honesta, dulce, sincera, pura, buena y tenía un gran corazón.
-No te preocupes Edward, mi hermano está igual de pirado que tú con su Rosie.-Se burló Jasper y fue mi turno reír.
-¡Hey yo que tu no me reiría tanto Edward!-Amenazó Emmet.- Este vago solo quiere ganar puntos contigo cuando se ligue a tu hermana.-
Mire con cara de pocos amigos a la mole que se reía tirado en el suelo. Eso no me hizo ni pizca de gracia y estire mi pie para patearle la pierna.
-¡Auch!-Se quejó.
-No juegues con eso.-Le amenacé yo. Ya tenia suficiente que mi hermana menor y mi mejor amigo hicieran de las suyas. Ya con su primera cita, más adelantados en el fruto de su relación que yo con Bella. Patético.
Pero, ¿Qué me hacia pensar que yo tenia alguna posibilidad con Bella? ¿Y si ella sólo me veía como un amigo? ¿Y si no le gustaba?
Hasta ahora había tenido buenos puntos a mi favor con hacerla reír y unas pocas veces le hice sonrojar, pero hasta ahí iba todo.
Era frustrante, y demasiado confuso. No era experto en ver lo que querían las mujeres o lo que buscaban de mi, siempre me había pasado lo mismo con las interesadas que me invitaban a tomar algo o alegaban que necesitaban ayuda con sus tareas y bla bla bla…
Ahora la cosa era al revés, el interesado era yo y me moría de miedo que Bella me rechazara. Tenía que ser fuerte, firme y no echarlo a perder.

Al día siguiente me desperté completamente renovado, o bueno casi…había dormido toda la noche de corrido (raro en mi) y mi mente por la mañana estaba fresca y llenas de ideas para hacer con Bella.
Me di un baño rápido, ansioso por el valor con el que había despertado. Solo esperaba que no desapareciera en cuanto tuviera su perfección frente a mí.
Bajé las escaleras casi rodando y en los últimos escalones trastrabillé y caí al piso.
-¡Oh Edward! ¿Estas bien?-Preguntó mi madre acercándose a mi, aún tenía su bata puesta por lo que debía de ser muy temprano.
-Si mamà no te preocupes, estoy perfectamente.-Contesté, intente levantarme y sentí una punzada en el tobillo. Genial. Debía calmarme o llegaría moribundo a la casa Swan.
-¿Estás seguro?-Preguntó mi madre, todavía sin soltarme.
-Muy seguro.-Le di una sonrisa forzada y besé su mejilla.- ¡Nos vemos!- Me despedí medio corriendo y medio saltando por el dolor en mi tobillo, estaba seguro de que no era nada grave.
-¡Espera! ¿Haz desayunado hijo?-Preguntó debajo del porche mientras yo me montaba en el Volvo.
-¡Un montón!-Le grité antes de entrar al auto. Desde allí dentro podía verla con los brazos cruzados y la boca fruncida ante mi patética mentira. No pude evitarlo ¡estaba ansiosísimo! No tenía muchas ideas o comentarios convincentes con semejante adrenalina por dentro.
Quería a Bella, quería verla…
Conducía como un loco por las calles semi vacías en dirección a la casa de las chicas Swan, como les decía Emmet, todavía no se acostumbraba a llamarlas por separado.
Me bajé en la florería donde María hacia los paquetes especiales que Carlisle le hacia hacer para mamà.
-¡Oh, Vaya! Pero que sorpresa Edward querido ¿Cómo estas?-Me saludo Maria, una mujer de gran edad, con gafas para ver y el cabello blanco ceniciento.
-Todo bien, o más o menos, tengo una emergencia amorosa.-Le expliqué más o menos acercándome al mostrador.
-Ya veo, ¿De que se trata?-Preguntó. No me pasó por alto ver como me observaba cojeando. ¡Mierda! Mi tobillo no pasaba de mal a peor, pero bueno tendría que aguantarme, era ahora o nunca, no podía hacer esperar a Bella ni un minuto más, si mis sueños que había tenido en la noche eran ciertos, ella estaba tan mal que yo al estar separados.
Le expliqué, entre balbuceos y tartamudeos, que había conocido a una chica llamada Bella, mi estupidez al no pedirle lo que tanto deseaba y mi arrepentimiento repentino, como el dicho…”de la noche a la mañana”.
-Ya veo.-Repitió.- ¿Quieres un presente para llevarle cuando le pidas una cita?
-Exacto.-Asentí con la cabeza, el tobillo me dolía horrores y la pierna con la cual me inclinaba me estaba quemando por el esfuerzo, estaba sudando y el apetecible olor de mi perfume estaba desapareciendo reemplazándolo por otro más tosco y asqueroso. Doblemente genial.
Maria se fue por unas puertas que tenían unos dibujos de paisajes, al parecer lo que estaba en ese momento en la tienda no era lo que consideraba algo especial.
Al rato regresó con un hermoso ramo de flores, eran rosadas y otras mas oscuras, casi fucsia. Estaban envueltas por la parte de abajo con un delicado papel de color marfil y un lazo. Estaba exquisito, gritaba Bella por todas partes. Me apresure a pagar y darle las gracias a Maria.
-No las muevas mucho.-Me advirtió mientras iba saliendo de la tienda, seguramente al ver como me movía mientras cojeaba.
Llegué hasta donde estaba estacionado mi coche con mucha dificultad, era ridículo los minutos que me había tardado en llegar hasta allí a pesar de estar a tan corta distancia.
Me quedé helado, pálido y con la sangre por los pies a dos metros de mi coche, bueno….donde debería estar mi coche.
Miré hacia todos lados para ver si no me había equivocado. No lo estaba. Mi precioso coche lo había dejado aquí mismo y…la acera tenía los bordes amarillos. Eso solo significaba una cosa: prohibido estacionarse.
Triplemente genial.
¿Quién tenia mi coche? Seguramente se lo habían llevado ¿Adonde? Por dios ¿Todo hoy tenia que pasarme?
Había una nota pegada a un cubo negro donde debería estar mi Volvo, aunque solo ahora quedara el lugar vacío. Cogí la nota, era de la policía de tránsito: Señor conductor, bla bla bla….puede retirar el vehiculo y la multa de tránsito el viernes que viene bla bla bla..¿Viernes? ¿Estaría estos días sin mi coche?
Miré la dirección a donde lo habían remolcado y quedaba demasiado lejos, me convenía terminar de una vez con la misión que me había propuesto. Iría a la casa de Bella. Ahora la curiosa pregunta era como hacerlo, estaba claro que no tenía dinero encima, solo las llaves del coche y la tarjeta de crédito. ¿Me dejarían pagar un taxi con tarjeta de crédito? Yo creo que no…
No le di mas importancia y me dedique a ir cojeando hasta la casa de Bella, no me importaba nada más, la suerte no estaba de mi lado al parecer pero no por eso debía rendirme.
Trate de orientarme sin mi GPS e hice memoria del camino que recorría para ir a la casa de las chicas Swan. Comencé a caminar, o más bien a cojear, mientras caminaba por la ya semi atestada calle del centro. El sol había salido, o estaba en mi auto con aire acondicionado por lo cual, mi perfume había desaparecido completamente y hasta se podía decir que olía mal.
Mi camisa había quedado toda arrugada y se me pegaba al cuello a causa del sudor. Estaba hecho un asco y no quería ni imaginar mi cara que chorreaba sudor. ¿Qué diría Bella al verme con esas pintas?
¿No seria mejor volver a casa? Tal vez si ¿Pero si tenia razón y Bella me estaba esperando, decepcionada? No podía permitir eso. No quería que ella tuviese una mala impresión de mi, quería que nuestra relación, sea cual sea, fuese lo mas perfecta posible. No quería arruinar una amistad y un posible noviazgo por mi cobardía de los últimos días.
Cuando el medio día había caído, cojeando y todo sudado, me arrastre prácticamente, a la puerta de la casa Swan.
Me dediqué un minuto a calmar mi ya agitada respiración, mi pierna buena me dolía de tanto inclinar mi peso hacia ese lado y algunas de las flores habían perdido sus pétalos por el camino. La ansiedad me embargó nuevamente y toqué el timbre. Removí mi mano libre, la que no sostenía el ramo, nerviosamente por mi ropa.
Reneé, la madre de Bella y Rosalie, me abrió la puerta con un delantal de cocina manchado con salsa.
-¿Edward?-Preguntó sorprendida.
-Hola Reneé.-Le saludé yo, con la respiración a mil y la voz rasposa. Tenia la garganta reseca.
-¿Estas bien? ¿Te ocurrió algo?-Preguntó tocándome la frente sudorosa, aunque no pareció importarle.
-Vine caminando.-Murmuré.
-Me parece que no es un buen día para caminar, te aconsejaría que te transportes en auto, o que te quedes en tu casa o en la gran piscina que tienes en tu casa, ¡Para eso son las piscinas Edward!-Gritó alegre la ultima parte, como si fuese lo mas obvio del mundo y yo fuese el único trastornado idiota que no lo entendía.
-Pero pasa por favor así tomas algo de agua.-Se hizo aun lado y desde donde me encontraba pude sentir el frescor saliendo desde el interior de la casa. Los aires acondicionados eran la gloria.
-Gracias.-Murmuré y entre cojeando.-¿Esta Bella?-Pregunté desesperado.
-Si, está en su habitación.-Sus palabras me hicieron recobrar fuerzas y mi corazón latido a mil. La adrenalina me recorría la sangre. Vi su sonrisa y su mirada picara que se deslizo de mi rostro al ramo de flores que tenia en mi mano.
-Mmm…-Murmuró ensanchando su sonrisa.
Me sonrojé.
-¿Te pasa algo?.-Preguntó señalando mi tobillo con la cabeza y, por suerte, no preguntándome nada incómodo.
-Nada grave.-Contesté, aunque en realidad no tenia ni idea de lo que tenia, papa iba a reprenderme en cuanto se enterara.
Se esfumó por la cocina y yo me quede parado en mi lugar, lo único que se oía era mi respiración un tanto acelerada, aunque dudaba que fuese por la interesante maratón que había tenido que recorrer, más bien era por lo que tenía que hacer ahora.
Reneé regresó después de un minuto, y yo seguía en mi lugar, mirando atentamente las escaleras como si hubiese algún fantasma descendiendo de ellas.
-Aquí tienes cariño.-Reneé me ofreció un vaso de agua y me la tomé toda de un solo trago, aunque la sed persistía y me quemaba la garganta. Un tanto avergonzado le pedí que me trajera más.
-¿Puedo subir? Tengo que hablar con Bella.-Le pregunté una vez terminado mi segundo vaso de agua, aunque mi voz apenas si había mejorado.
-Oh claro, no hay problema, sube.-Me indicó con el brazo.-La última puerta a la derecha, dijo, luego dio media vuelta hasta la puerta de la cocina y cuando la abrió para entrar un exquisito olor a salsa salía del interior.-Te quedaras a almorzar.-Me aseguró Reneé y antes de que pudiera retractarme se había ido. Debía darle las gracias luego, ¿Tan fuerte rugía mi estómago que hasta ella lo había oído?
Puse mi pié bueno en el primer escalón y me dio un escalofrío, había estado casi dos horas caminando entre cojeando para llegar a su casa y ahora que me encontraba en ella, a solo unos metros de su habitación, quería que el tiempo se retrasara. ¡No! Debía hacer esto, porque en cuanto saliese de su casa estaría nuevamente arrepentido y desesperado por esta con ella. Solo estar con ella, así quería estar, si ella solo quería bendecirme con su presencia durante unas horas pues me bastaba con eso.
Era increíble la atracción que ella podía ejercer sobre mí.
Con mucha dificultad pude llegar al final de las escaleras, un pasillo largo y silencioso se extendía delante de mí y cojeé hasta donde me había indicado Reneé: la última puerta a la derecha. Eso nunca lo olvidaría.
Me había equivocado, no todo estaba en silencio, a medida que me acercaba a su puerta notaba música saliendo de su habitación.
Su puerta estaba levemente abierta y desde allí salía la música acompañada de su hermosa voz, que cantaba las canciones en un volumen bajo.
Inflé mi pecho para armarme valor y di un paso adelante para tocar su puerta. Esperaba sorprenderla, esperaba que le agradara que estuviese aquí, esperaba que le agradase mi maltrecho regalo y que por sobre todo aceptase mi invitación.
La puerta se abrió antes de que yo me acercara para golpear. Mi respiración se me quedo atascada en algún lugar de mi cuerpo  me quede sin habla al imaginar que tal vez era Bella. Aunque me equivocaba rotundamente.
Un perro comenzó a ladrarme escandalosamente. Era de la misma raza que el perro de mi hermana, pero a diferencia de Laika, este perro tenía carácter.
Debió de darse cuenta que alguien se acercaba y aún más que se trataba de un extraño porque tenia los dientes afuera y el pero erizado.
-Tranquilo.-Le susurré levantando una mano en señal de paz, pero lamentablemente era un perro y no entendía ese gesto.
-¡Danco!-Gritó Bella desde adentro de la habitación y el perro, para sorpresa mía, dejo de ladrarme, aunque no abandonó su postura defensiva.
La dueña de todos mis sueños y suspiros abrió la puerta de un jalón. Tenía puestos unos pantalones holgados y una camiseta azul marino, en lo alto de la cabeza tenía un gracioso moño todo revuelto y desaliñado, pero le daba un toque divino e inocente.
Se me quedó mirando con los ojos como platos y la mano en la garganta, rodeando su perfecto cuello…
-¿Edward?-Preguntó, todavía demasiado sorprendida.
-H-hola Bella.-Tartamudeé y le tendí el ramo de flore.-Son para ti, espero que te gusten.-Dije de corrido sin respirar. Estaba sonrojado, sentía mi cara acalorada.
Bella miró el ramo de flores y cuando yo pensé que me lo iba a estampar en la cara lo tomó delicadamente con sus manos.
-Es….es, precioso, Edward…gracias. Yo…, no se que decir…-Susurró. Respiré tranquilo, hasta ahora había aceptado mi pobre presente, eso estaba bien, debía ir con calma.
-Gracias.-Susurró.-Muchas gracias, no tenias que molestarte.-Dijo, ahora fue su turno de sonrojarse y me deleite con su tono pastel adornando sus mejillas.
-Quería hacerlo.-Le aseguré, me acerqué un paso y el perro me gruñó. Lo miré con cara de pocos amigos. ¿Qué tenían los perros en contra de mí? Donde iba tenían perros que me odiaban, ya tenia suficiente con tener a uno en mi casa que hacia lo mismo.
-Danco, quieto.-Le ordenó Bella y obedientemente el perro se sentó.- ¿Te quedarás?-Preguntó tímidamente.
-Claro, tu madre ya me invitó, espero que no te moleste.
-No, claro que no…Me alegra que estés aquí.-Admitió la última parte en un bajo tono de voz y mi corazón pareció inflarse doblemente su tamaño.
Volví a respirar hondo y traté de no ponerme nervioso y de que no me fallara a voz para lo próximo que tenia que hacer.
-Bella, estaba pensando, que tal vez, tu y yo…si tu quieres, podríamos…ir a…algún lado. A pasear por ejemplo, aunque solo si tu quieres..-genial, estaba haciendo el ridículo. Pero no me pareció así en cuanto vi su rostro, parecía que estaba sorprendida y tenía un fuerte rubor que le recorría toda la cara.
-¿Cómo una cita?-Preguntó mordiéndose el labio. Me distraje con eso pero me esforcé en contestarle.
-Solo…si tu quieres.-El suspenso era aterrador, estaba muerto de miedo que me dijera que no.
No sabía con que cara la miraría si me decía que no, si me rechazaba, eso si seria lo peor, esperaba que si eso pasaba que no arruinara al menos nuestra amistad, que ella no se sintiera incómoda.
-Me parece perfecto.-Admitió, y si hubiese podido bailar juro que lo hubiese hecho, una sonrisa se extendió lentamente por mi rostro y ella se sonrojó y me sonrió tímidamente, acercando las flores a su rostro y las olió, cerrando los ojos.
Yo por mi arte estaba perdido en mi mundo o mejor expresado en mi burbuja de dicha.
-¿De verdad?-Le pregunté, todavía atontado porque hubiese sido tan fácil y que las cosas siguiesen bien entre nosotros.
-Si, me encantaría salir contigo.-Susurró. Mi corazón pareció multiplicarse. Ella me decía que si.
-Ya somos dos.-Admití. Ella bajo la mirada, avergonzada. Adoraba cuando hacia eso.
Ella me pidió que la acompañara abajo para poner las flores en agua, se rió de mí cuando le conté porque cojeaba tanto, aunque deje de lado el hecho que me dolía horrores. Recordé la cara de dolor de Jasper cuando nos conocimos: cuando accidentalmente deje caer una pesa de mi mano sobre su pie. Había sido muy doloroso para él y lo había ocultado lo mejor posible, aún recordaba el espanto de ambos cuando mi padre le tuvo que cortar la zapatilla para poder quitársela. Temía que le tuviesen que cortar el pie, pero mi padre logró tranquilizarlo, a mi me hizo sentir muy culpable, pero en ningún momento él se enfado conmigo.
Me ayudó a bajar las escaleras lentamente aunque insistí que no lo hiciera. Pero no quería otro accidente, por hoy ya había saldado mi cuenta. No podía creer lo mentalmente agotaba que me encontraba, y solo era medio día, Bella había agotado todas mis fuerzas. Lo que me había propuesto con tanta fijeza por fin estaba hecho y ahora sentí un peso menos sobre los hombros y una alegría inmensa. Algo que jamás había sentido nunca.
Reneé se había esmerado muchísimo con la comida y almorzamos junto con Charlie, quien se alegraba de verme y me preguntaba sobre mi padre. La madre de Bella no dejaba de darnos furtivas miradas a nosotros dos, me enganchaba justo cuando yo me giraba a ver a Bella.
A mitad de la comida llegó Rosalie quien al parecer, se había ido con un grupo de amigas a un Spa de relajación. Comió con nosotros de igual forma y, al igual que Reneé, se hizo la misión de observarnos con curiosidad a mí y a Bella. ¿Tan obvio era que me gustaba?
El dolor en mi tobillo empeoró bastante y tuve que pedirle a Charlie un analgésico para el dolor. Bella me miró preocupada y de tanto insistir en que me fuere a ver a mi padre tuve que acceder. En realidad, me dolía bastante, y no quería arruinar la futura cita que tendría con Bella. Llamé a Jasper para que me viniese a buscar, Emmet estaba con él y podía oír perfectamente su risa cuando les conté lo que había ocurrido con mi coche.
Me costó despedirme de Bella aún mas que otras veces.
Mientras veía la casa de las chicas Swan alejarse por el espejo retrovisor, sonreí como un tonto mientras mi mente seguía maquinando la perfecta cita que tendría con Bella.


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Chicas después de una semana de retraso aquí tenéis este estupendo capítulo escrito por Flopii Cullen. Espero que os guste y perdonad el retraso, tanto Flopii como yo hemos estado bastante ocupadas.
El siguiente capítulo de INOLVIDABLE lo subiré dentro de unas horas, no me tiréis el teclado a la cabeza!! No he podido escribirlo antes!!
Espero que comentéis este fabuloso capítulo, Flopii ha sacado tiempo del que no tenía para deleitarnos con este fantástico capítulo.
Un beso a todas,
*.*Romiina*.*


4 comentarios:

  1. Flopii y Romi: Esta historia me esta amarrando a seguir leyendo, ya que me gusta como se va desarrollando, pobre mi Edward todo lo que paso para pedir su primera cita, sufría por el, pero, estuvo lindo que a pesar de todo no se hecho para atras y tomo valor para pedirle a Bella una cita, que romantico.
    Saludos Nenas.

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  2. Gracias gem, tu tan atenta como siempre comentando, gracias amigaa!!! Me alegro de que te guste, la verdad es que es un poco complicado llevar un mismo fic do personas, pq aunque sepamos el desenlace se hace dificil a veces, pero nada procupante, mas bien es intrigante y novedoso, me gusta mucho los resultados!!! Un besazo amiga y espero siempre tu visita :-)

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  3. Floppi y Romi el capí estuvo hermosisimo. Me encantó que ya Emmett y Rose, además de Jasper y Alice son novios. Por otro lado, me encanta que Edward se decidiera a pedirle la primera cita a Bella. Ambos ansiaban esto como locos, que bueno que se decidio. Me encanta el rumbo que esta tomando la historia. El capí fue mágico. Veremos que sucede de ahora en adelante, la historia me tiene atrapada. Ansiosa por más!!! Saludos!!!!

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  4. AWWWWWWWWWWWW QUE LO AMÉE!!!! QUE LINDO CAPIII, ESTA MOLTO BELLISIMO!!!!!, TAN DULCE TODO *U* ROMM NENA, EN VERDAD QUE YA ESPERABA CON ANSIAS UN TIEMPESITO PARA ESCAPARME Y LEER TUS FANTÁSTICAS LETRAS Y FELICIDADES TAMBIÉN A FLOPPI ENTRE AMBAS HACEN UN MARAVILLOSO TRABAJO.

    TE QUIERO ROMII NO SE TE OLVIDE NENA, Y POR CIERTO, ESTOY HACIENDO UN CAP DE CRÓNICAS HOY A LAS 12 PM YA ESTARÁ PUBLICADO, YA SABES, SOLO PARA TI ;).
    ABRAZOS.

    YESS*U*

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*..Diosas del Crepúsculo..*