viernes, 17 de febrero de 2012

EL AMOR CONTRA TODO


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Disclaimer: Casi todos los personajes pertenecen a la maravillosa escritora S. Meyer. Flopii y yo sólo jugamos con ellos y hacemos lo que nuestra imaginación nos dicta.
Raiting: M
¿Podrá sobrevivir el amor ante algo imperdonable? ¿Podrán perdonar para ser felices?

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Capítulo escrito por Flopii Cullen.


Capítulo 1: Conociéndote.

POV.Bella

Estaba disfrutando de mi muy placentera siesta, aprovechando que mi hermana no estaba para molestarme con los preparativos para la noche.

Me había salvado olímpicamente de ir a la peluquería con Rose, alegando un dolor de cabeza y vómitos inexistentes. Sabía que a ella no le gustaban las enfermedades y menos aun cuando estas implicaban alguna segregación mucosa y/o asquerosa.

“Adiós Paz” Pensé cuando oí la puerta de entrada cerrarse con un portazo y los inconfundibles tacones de mi hermanita resonando en el parquet del suelo.

Danco, mi perro, salto de mi lado de mi cama y corrió a la puerta entre abierta y salió de mi habitación por el espacio que quedaba libre, seguramente a investigar que era ese ruido.

Se decepcionaría mucho cuando viese que solo se trataba de Rosalie, digamos que ella, no le tenia mucha simpatía después de que casi se comiera a su gatita.

Cerré los ojos, intentando dormirme de nuevo, aunque claro no sirvió de nada. Los tacones de Rosalie volvieron a oírse por el suelo del pasillo, la oí dirigirse hacia mi habitación, entró y encendió la luz como si nada.

Gemí y me cubrí con la almohada.

-¿No deberías estar levantada ya? Mama ya se esta preparando y tu deberías estar saliendo de la ducha, no en el mismo sitio donde te deje.-Se quejó mi hermana mientras rebuscaba en mi ropero el vestido que habíamos comprado para que yo llevara puesto esta noche.

Como vio que no estaba dispuesta a hacer nada por cuenta propia, Rose me levantó casi a rastras y yo, quejándome entre tropezones, llegamos a la ducha.
Una vez estuve más o menos despierta, Rose me paso en hermoso vestido azul noche y me ayudo a colocármelo con cuidado.

Era perfecto, ajustado hasta por arriba de las rodillas, con brillantes en la parte superior y un lazo que cruzaba por mi cintura.

Como siempre mi hermana me opacaba por completo con su escultural cuerpo de diosa enfundado en un vestido Carolina Herrera color violáceo, ajustaba sus grandes y firmes pechos y luego caía libre hasta los pies.

Ella me arreglo el cabello y me maquillo con una sombra azul y un labial cereza, aunque no se comparaba con su espectacular peinado y su maquillaje que resaltaba su rostro como una escultura de hielo tallada a mano.

No es que estuviese celosa, amaba a mi hermana, solo que ella había tenido mas suerte saliendo a mama, con su cabello rubio dorado y sus ojos celestes.

Rose siempre me decía que mis ojos eran igual de hermosos como los de papa y aun mas profundos que los de ella misma y que mis rizos naturales eran algo digno de envidiar.

Si, tenia la mejor hermana del mundo. La amaba con locura, ella era la mayor y nos cuidábamos mutuamente, si hubiese nacido con la genética de mama, se podría decir que hasta éramos gemelas.

Charlie y Reneé, nos esperaban abajo, mama con un vestido largo de color canela con piedras brillantes en la parte superior y papa con un esmoquin que al parecer no le agradaba mucho. Su cara era todo un poema, daba risa de solo verlo.

Con mucho cuidado de no estropear los vestidos nos dirigimos a donde seria la gran fiesta de esta noche, en la casa de una de las amigas de mama.

Rose me miro de manera confidente a mi lado y me tomo de la mano, como hacíamos siempre y me dio un apretón, supuestamente mama había dicho que había alguien que quería conocernos.

Nos miramos en el reflejo del espejo y ambas sonreímos.

Las Swan estaban listas.


POV.Jasper


Me encontraba leyendo tranquilamente mi nuevo libro sobre el Ejército Confederado esperando a que el reloj marcase las ocho para arreglarme decentemente para la fiesta de esta noche.

Edward y yo nos conocimos hace muy poco tiempo en el gimnasio, sin querer el había dejado caer una pesa de mano sobre mi pie, destrozándolo por completo. Se disculpo infinidad de veces y me llevo al hospital diciéndome que su padre era médico.

Cuando llegamos y su padre Carlisle me quitó la zapatilla, mi pie estaba hinchado y negro, parecía como una carne envuelta en algo a punto de reventar.

Por suerte no fue nada grave y  me mejore rápidamente, desde ese día, que fue hace solo dos meses nos habíamos llevado de maravilla y mi pie hacia dos semanas que no se quejaba.

La paz que me daba mi libro sobre la guerra civil se vio interrumpida cuando el bruto de mi hermano me salto encima. Había que tener huesos de gomas si querías sobrevivir con Emmet.

-¡¡Emmet ya basta!! ¿Qué quieres?-Grite molesto mientras acomodaba las hojas arrugadas de mi libro nuevo. ¡Que terrible era!

-Mama dice que nos vistamos que tenemos que irnos.-Dijo con sus brazos en la nuca, todavía tirado en mi sillón, con sus piernas sobre las mías, a punto de cortarme la circulación.

Mire molesto sus ojos color azul oscuro, replica exacta de papa, en contraste con los míos que eran de color miel, iguales a los de mama.

Emmet había salido a él y yo idéntico a mama, hasta el mismo cabello rubio castaño. Él en cambio tenía los hoyuelos que tenía papa de pequeño, salvo que a él no se le habían quitado jamás y el mismo pelo negro que le caía por los ojos.

Éramos iguales de altos, salvo que el tenia mi triple de peso en músculos.

-Está bien.-Dije entre dientes. No me gustaba que interrumpieran mi lectura, yo era alguien tranquilo y pacífico, todo lo contrario a la mole de mi hermano.

Me encerré en el baño y como era tan característico en mi personalidad, el enfado que había sentido cuando salto sobre mí, se esfumo por completo dejando paz nuevamente y algo de humor por la patética escena.

Me puse mi pantalón de vestir, mi camisa blanca con pequeñas líneas verdes y el saco de esmoquin encima.

Cuando estuve vestido con toda la calma del mundo baje las escaleras y espere al resto de mi familia en el porche en silencio. Poco después mis padres y mi hermano bajaron ya listos para ir a la fiesta en la Casa Cullen.

Mi hermano me tomo del cuello con uno de sus brazos y me obligo por así decirlo a que nos miráramos en el espejo.

-Que guapo están los hermanitos eh ¿Jasperin?-Me insinúo Emmet moviendo las cejas sugerentemente. Rodé los ojos y nos miré en el espejo, en verdad nos veíamos bien pero no para tanto.

Sea como sea los Hale ya estaban listos.

POV.Alice

Abrí la puerta de la habitación de mi madre y la ayude con su muy complicado vestido de tirantes negro. Ella se veía radiante y muy pero muy feliz, siempre había querido hacer una fiesta de vísperas de año nuevo y le emocionaba la idea de que se celebrara en su casa, bueno, nuestra casa.

Una vez terminada la ayuda a mi madre, ella bajo a comenzar a recibir a los invitados que estaban llegando. “Justo a tiempo” Pensé emocionada.

Me encontré con mi hermano de camino escaleras abajo.

-Estás hermosa Alice.-Me dijo con una sonrisa.

-Tu también guapo.-Le dije con guiño, claro que estaba hermoso, mi hermanito Edward se dejaba vestir por mí, bueno…solo en ocasiones muy especiales como ésta, aunque el aplicaba el dicho de “torturar”.

Baje rápidamente las escaleras con una gran sonrisa en mi rostro, observé a mi alrededor que la decoración seguía en perfectas condiciones y los invitados parecían realmente felices con la atención caballerosa de los mozos.

Había bocadillos en la sala que conecta con la entrada, mama y yo le decíamos la sala media, no sólo por la decoración de esa época que contenía, si no por el tamaño de ésta, que no se comparaba con la sala enorme donde sería la cena, ni tampoco con la sala pequeña donde estaba el televisor, la computadora y los videojuegos.

Los ramos de flores que habían llegado en la mañana estaban en sus sitios, los manteles bien puestos como había ordenado y las alfombras nuevas daban un toque espectacular.

Saludé a todos los que conocía y mis padres me presentaron a los que no. Había personas de casi todo el pueblo y también de todas las edades aunque no había muchos niños, esas cositas pequeñas y adorables a veces podían traer problemas, o eso decía mi madre, algunas mujeres no querían pasar ningún tipo de vergüenza si sus hijos rompían algo de la casa de la familia Cullen. Tonterías, los niños eran como muñequitos, tiernos, lindos, abrazables y cien por ciento manejables a la hora de la ropa.

Estaba emocionada por conocer a las chicas Swan, había conocido a Reneé, su madre, cuando había venido a casa una vez. Estaba muy bien vestida, y cuando la felicité por su buen gusto ella alegó que era todo obra de una de sus hijas, solo “una”, había aclarado. Pero no importaba, me llevaría muy bien con las dos ya que a la otra la podría entrenar ¿no?

A lo lejos vi a mi hermano, hablando animadamente con un muchacho enorme, Edward me vio y me hizo señas para que me acercara.

-Hey Alice, el es Emmet Hale, Emmet ella es Alice, mi hermana pequeña.-Nos presento y estrechamos nuestras manos en forma de saludo. El tenía unos bellos ojos azul oscuro, cabello negro y unos graciosos hoyuelos cuando sonreía.

-¿Qué tal Alice?-Pregunto Emmet con su sonrisa de niño travieso.- ¿Eres soltera?-Me pregunto sin quitarse un pelo, a Edward se le transformo la cara y golpeo a Emmet en un costado en cambio yo me reí.

-¿Y ahora que? Lo decía por Jasperin no por mi tontin, ya te lo dije yo todavía estoy esperando a la mujer de mis sueños.-Le aclaro a mi hermano.

¿Jasperin? Mire a mi hermano en busca de respuestas.

-Su hermano Jasper fue al baño te lo presentare en un minuto.-Dijo con los dietes apretados, si que a veces podía ser sobreprotector.- Y Emmet, Jasper no necesita ninguna novia por ahora, nos lo aclaro el otro día y si por alguna divina razón cambio de opinión no consideres a Alice como una de tus candidatas para él.-Le dijo a Emmet.

“Hombres” Pensé rodando los ojos. Me incline hacia atrás a sabiendas de que había un escritorio alto y delgado donde mama ponía su bolso y sus llaves cuando regesaba de su clase de arte, apoye las manos y con lo que me encontré casi me da un espanto.

Saqué mis manos de mi espalda y me las miré. ¿Agua? ¡¡Agua!! Me voltee a ver y abrí los ojos, completamente petrificada. Las llaves y el bolso los había guardados arriba, lo recordaba y había puesto uno de los tantos floreros que habíamos comprado el día anterior con unas rosas blancas y rojas.

¡Pero además de eso había agua! El agua chorreaba de una grieta en el florero que ya se había vaciado y había mojado toda la mesita y gotas gordas caían por un costado hacia el suelo. ¡Que desastre! ¡Qué vergüenza! Tomé las flores entre mis manos y volé hacia la cocina, recordaba que habían sobrado dos floreros más, lo reemplazaría por uno de esos, dejaría el roto en la cocina para tirarlo mañana y le diría a alguien de los mozos que limpiase, no podía hacerlo yo, con mi vestido no podría agacharme y menos arriesgarme a arruinarlo.

Jamás llegué a la cocina, en medio del desértico pasillo que me llevaba a ella, mi tacón resbaló con el agua que las flores aun goteaban de las pequeñas gotas.

No fue un simple resbalón, iba de caída de culo al piso, cerré los ojos esperando el impacto, el rasgón en mi vestido que de seguro tendría arruinándolo por completo, pero….el impacto jamás llegó.

Unos fuertes e irreconocibles brazos me agarraron firmemente de la cintura, impidiendo mi caída. Me puso de pie lentamente, las flores las tenia pegadas a la cara impidiéndome verlo. Sus brazos no abandonaron mi cintura y reuniendo valor dejé las flores aun lado, que se interponían entre nosotros.

Se me cortó la respiración, el muchacho era alto, dejando caer toda su sombra sobre mí, muy hermoso, su cabello rubio castaño, ojos color miel, casi dorados, me miraban fijamente con curiosidad, parecía un auténtico modelo, y no solo por su figura y su bellísimo rostro sureño, tenia un gusto bastante elegante con la ropa.

El notó que todavía me tenía entre sus brazos y me soltó con cuidado, sentí la pérdida de su calor y mi rostro decayó un poco.

-¿Esta usted bien señorita..?-Preguntó con caballerosidad, su pregunta había quedado al aire y me di cuenta de que no sabía mi nombre.

-He…bien, si….yo…-¡Dios Alice! ¿Quién te comió la lengua? ¡Di algo inteligente!

-Jasper Hale.-Dijo él con una inclinación de cabeza. Hale. ¿El era el hermano de Emmet? Dios mío…

-Alice Cullen.-Susurre todavía sorprendida. Extendí mi mano para estrechársela, pero él la tomo delicadamente y la besó tiernamente sin apartar su mirada de la mía.

-Todo un placer señorita.-Me susurró. El contacto de nuestras pieles era casi mágico y me sentí volar en una nube. No sabía qué o por qué, pero sentía que él y yo estábamos hechos para formar algo grande, algo único y destinado.

-Jasper, te va sonar raro, pero creo que me necesitas tanto como yo a ti.-Conteste. Él me miró nuevamente con curiosidad.

-Estaría encantado de oír el por qué.-Dijo dulcemente con una sonrisa.

Me ofreció su brazo y encantada entramos juntos a la cocina.

POV.Jasper

Los padres de Edward eran amables y maravillosos, pero no podía evitar sentirme enojado con el que había hecho los planos de aquella casa. Demasiadas puertas.

Mi  necesidad de ir al baño se hacia más importante a medida que pasaban los minutos y yo como un idiota paseado como un explorador en la planta alta. Apenas sabía por donde había venido.

Quince puertas después pude encontrar un lujoso baño al final del pasillo número 2 a la derecha, eso lo recordaba claramente.
Lo que me incómodo de sobremanera era que parecía ser un baño de damas, lleno de maquillaje, un gran espejo rodeado de luces y un conjunto de ropa interior de encaje negro demasiado pequeño para alguien mayor colgado en un gancho al lado de la ducha, no lo miré en los tres minutos que estuve allí, debía de ser de la hermana de Edward a decir por el tamaño….

Mierda Jasper ¿En que momento te habías vuelto en un experto en ropa interior femenina y tamaño de pechos?

Esos eran los efectos por entrar en un ambiente tan femenino.

Salí rápidamente pero asegurándome de dejar la tapa baja y limpia. Me acomode la corbata mientra bajaba las escaleras ya que me la había estado tocando en todo el rato que había estado metido dentro de aquel lugar. Me estremecí.

Al final de las escaleras noté que había terminado en un pasillo, me volví a mirar las escaleras y noté que no eran las mismas por las que había subido, esto parecía un autentico laberinto. Tenía la opción de regresar y volver a perderme en el mar de puertas o seguir y ver hacia donde me llevaba aquel pasillo.

Seguí por ese lugar que luego se dividía en dos: a la izquierda había una puerta y  la derecha seguía el interminable pasillo.

Abrí la puerta de la derecha y había una gran y moderna cocina, bien, me di la vuelta y seguí caminando por el pasillo con la mirada baja.

Oí resonar unos tacones en la madera y levante la vista para ver a una niña acercarse hacia mí con un ramo de flores que le tapaba la cara y goteaban agua hacia abajo. Me quede confundido por un minuto, eso si que era extraño, pero cuando solo estaba a un paso de mi, la chica resbaló y se fue directo al suelo.

Antes de que su cuerpo tocase el suelo la rodeé con mis brazos por la cintura y la levanté. Su corazón latía rápido contra el mío. Luego de un momento ella apartó las flores de su cara revelándome su perfecto y hermoso rostro.

En una palabra podía decirse que era magnífica. No era una niña como había imaginado, era bastante madura para serlo, pero parecía divertida y diferente, su cabello azabache estaba cortado corto con las puntas apuntando en diferentes direcciones, su piel blanca y suave a la vista, sus ojos de un intenso y hermoso color verde esmeralda.

¡Despierta Jasper! Me dije a mi mismo cuando iba a acercarme a su rostro. Era inevitable su aroma me traía loco.

-¿Esta usted bien señorita….?-Pregunté educadamente, dejando la pregunta abierta para que me dejara saber el nombre de esa mujer con esos labios rosados tan preciosos.

-He…bien, si….yo….-Dijo sonrosada todavía sin decirme su nombre. Tal vez se sentiría más cómoda si yo le dijese el mío….

-Jasper Hale.-Me presente inclinando la cabeza. Ella me miró con sorpresa, tal vez, reconociendo mi apellido.

-Alice Cullen.-Susurro ella. ¿Alice? Que nombre tan perfecto ¿Cullen? ¿Ella era la dueña de esta casa? Peor ¿Ella era la hermana de Edward? ¿Me golpearía si le pedía que me diera el número de su hermana? No, no haría eso. Me dejaría caer una pesa sobre mi otro pie.

Tomé su mano extendida hacia mí y la besé suavemente.

-Todo un placer señorita.-

-Jasper te va a sonar raro, pero creo que me necesitas tanto como yo a ti.-Susurró.

Ok, eso si no lo esperaba, pero su voz había sonado tan confiada y segura que ese mismo sentimiento se había instalado en mí. La pequeña Alice y yo teníamos que hablar, tenía que conocerla, ella tenia razón, lo necesitaba.

-Estaría encantado de oír el porque.-Le dije con una sonrisa ofreciéndole mi brazo y juntos entramos en la cocina.

POV.Rosalie.

Mama nos presento con educación frente a Esme y Carlisle, los padres de la familia Cullen. Aunque todavía no habíamos conocido a los hijos y los Hale no aparecian por ningún lado.

Mi hermana Bella, para hacerme enojar, me dijo que estaban tal vez con sus novias y yo la miré feo, si me hacia enojar lo único que se ganaba era una visita al Spa conmigo, lo cual ella odiaba. No es que quisiera un novio para mi, claro que no, los hombres eran demasiado idiotas, grotescos y egoístas, además de babosos, sólo pensaban en una cosa: sexo, salvo en algunos extraños casos. Lo que yo quería era un novio para Bella, ella jamás había tenido uno, alguna que otra cita obligada por mí, pero nada más, después de eso, por esa razón en cuanto me enteré del chico Cullen y de los chicos Hale casi bailo de alegría, ellos si que tendrían que ser educados y cuidadosos con los padres que tenían.

Le había dicho a Bella que yo estaba levemente interesada, y era cierto, salvo que ella pensó que podría cazar a alguno de los muchachos, le di la razón, si quería cazarlos…..para ella jeje.

-Oh permítanme presentarles a mi hijo mayor, Edward. Edward ellos son Renne y Charlie Swan y su hija Rosalie.-Dijo Esme. Mire al muchacho, era alto, musculoso aunque no en exceso, cabello color broncíneo y unos espectaculares ojos color verde.

-Hola, un placer conocerlos.-Dijo. También educado, este si me gustaba. Extraño era que Esme se había olvidado de presentar a mi hermana. No importa, yo lo haría. Mire a mi lado y me sorprendí al ver que Bella no estaba. ¡¿Qué?! ¿No le había dicho claramente que no se apartara de mi lado? ¿Cómo iba a llevar a cabo mi plan si desaparecia de esa forma?

-Disculpen.-Murmuré por lo bajo, aunque mis padres estaban muy ocupados hablando con los Cullen. El joven Edward miró con curiosidad mi cara de querer matar a alguien, pero yo lo ignoré, agarré mi vestido levantándolo levemente y caminé hábilmente a pesar de mis altos tacones por la mansión.

Disimuladamente, tratando de ocultar mi enojo recorrí la sala donde se llevaba a cabo la fiesta, vi a la mayoría de las personas que nos habían presentado y a algunos conocidos, pero no vi por ningún lado a mi hermana, la busqué por los pasillos vacíos, pero no me atreví a ir mas allá, no seria educado ir paseándome por la casa y la intimidad de la familia, lo cual significaba que Bella tampoco lo haría, Entonces…¿Dónde mierda estaría? ¡¡Tenia que presentarle a Edward!!

Mi rostro se iluminó de repente y paré mi caminata. ¿Y si estaba fuera? A ella le encantaba salir a tomar aire, especialmente cuando se ponía nerviosa.

Me dirigí directamente hacia fuera, el aire estaba frío y me estremecí ligeramente. En el parque lleno de flores y un impecable césped había un par de parejas que paseaban a la luz de la luna tomados de la mano. No pude evitar suspirar ante aquella escena, para mí, me era muy difícil conseguir el verdadero amor, a los hombres que había conocido solo les interesaba exhibirme como un trofeo. Las chicas que me veían pasar envidiaban mi cuerpo, pero ignoraban que había algo más importante que eso. Como el amor.

Caminé por el asfalto del estacionamiento, desde allí se podían ver a todos los lujosos autos, aunque no todos eran tan lujosos como mi BMW. Desde allí podía verlo perfectamente, sus vidrios tintados, sus ruedas negras y grandes, su color rojo pasión haciendo contraste con el entorno verde del bosque, un hombre mirando por debajo…

¡Un momento! Me paré en seco y casi me caigo, ¿Qué hacia un hombre husmeando de esa forma, casi metido debajo del coche? ¿Estaba intentando robarlo?

Descarté eso de inmediato al verlo vestido de etiqueta, quise acercarme y ver lo que estaba haciendo, pero su contextura era parecida a la de un oso, alto, musculoso, y sumándole esa a que estaba todo oscuro gritaba peligro por todos lados.

Mi idea era dar media vuelta y regresar adentro, pero esos planes se fueron a la basura en cuanto lo vi pasar su mano por todo el capo de mi coche. ¿Qué? ¡Lo había mandado a lustrar! ¡Estaba tocando a mi bebe!

Con la furia contenida camine rápidamente hacia allí con la intención de explotar frente a él y que conociera a Rosalie Lillian Swan.

-¡Hey tú!..-Le grité en cuanto estuve lo suficientemente cerca. El se sorprendió y me miró, sorprendiéndose aun más.- ¿Acaso vas por ahí metiendo mano a autos estacionados? ¿No se te ocurrió que eso es de mala educación o de que tal vez el dueño se pasa horas para que el auto esté en perfectas condiciones como para que personas como tú vayan y pongan su cochina mano arruinando el lustrado?-Le grité en la cara, aunque parecía imposible, él se veía aun más sorprendido.

-Yo…emm, lo siento, no pensé…-Tartamudeó mirándome de arriba abajo.

-¡Si, no pensaste!-Le grité. El se acercó a mí y pude ver su rostro bajo la luz de la luna. Tenía los ojos azules más hermosos que había visto jamás combinando con su pelo color negro que le caían levemente por los ojos y unos graciosos y tiernos hoyuelos en las mejillas. Tal como predije, era alto y muy, muy musculoso. Su hermosura distrajo mi enfado por un instante.

Él me miró como si le acabasen de decir que se había ganado la lotería, entre feliz, confundido y anonadado.

-Mi diosa….-Solo murmuró dejándome con la boca abierta, ¿Y a este que le pasaba?

Estiró su mano y  temiendo que yo mordiera la acercó a mi mano y la tomó con cuidado, yo todavía no podía decir nada, tenia pensado soltarme de su agarre y darle una buena bofetada, pero cuando nuestras manos se tocaron mi enojo se esfumó por completo junto con las ganas de darle la bofetada y quería acercarme a él en vez de alejarme.

Nos miramos a los ojos y me perdí por completo en mi propia mente.

-Soy Emmet Hale.-Susurró todavía sosteniendo mi mano y sonriendo con una sonrisa radiante resaltando sus hoyuelos.

-Soy Rosalie Swan.-Le dije presentándome.

-Rosalie….-Susurró con vehemencia mientras colocaba mi mano sobre su musculoso pecho, sintiendo su respiración y el errático golpeteo de su corazón.-Eres hermosa.-Susurró.

No lo decía por mi aspecto superficial, por su forma de hacerlo, también mencionaba mi interior aunque no nos conociéramos. Ese hecho, el que él era diferente, me hizo sonreír estúpidamente.

-Gracias Emmet.-Dije sonrojándome. El no respondió, sólo me sonrío.

-Lindo carácter.-Comentó haciendo que mi color aumentara de tono.

No se necesitaron mas palabras, en mi interior sabia que lo que estaba ocurriendo era algo fuerte y nuevo para mi.

Tomados de la mano, nos quedamos hablando bajo la luz de la luna.

POV.Emmet

-Enseguida vuelvo.-Me dijo Edward.-Mi madre me está llamando.-

Claro, claro, dejen solo al pobre Emmet. Primero se fue Jasper, luego Alice y ahora Edward. ¿Estaban en complot contra mí?

Miré sobre mi hombro al estacionamiento allí detrás, tenia unas ganas locas de salir a respirar un poco de aire. Me estaba asfixiando de aburrimiento allí encerrado. Vi a Edward con sus padres y otras dos personas más y me hizo señas para que me acercara.

-Charlie, Renne, el es un amigo. Emmet Hale, Emmet ellos son Renne y Charlie Swan.-Me dijo presentándome a los padres de las chicas Swan, ellos estaban allí pero… ¿Dónde estaban las famosas chicas Swan? Estreche las manos de Charlie y luego de Reneé….renacuajo, ¿Tendría algo que ver? No seguro que no, la señorita Reneé era muy hermosa.

-Parece que mis niñas se han ido.-Comentó Charlie.-En cuanto regresen se las presentaré-

Que aburrimiento, deje de escuchar su conversación, no tenia ganas de nada y cada vez me sentía más encerrado en esa casa. Quería hacer algo, cualquier otra cosa, ¡Ni siquiera había chicas! Al parecer todas estaban desaparecidas.

-No lo sé, creo que salió afuera.-Le contestó Edward a la señorita renacuajo, digo, a la señorita Reneé….Esperaba que no se me escapase en voz alta.

-¡Yo voy!-Dije de un salto y antes de que alguien me detuviese, salí pitando de allí hacia salida, saltando ágilmente los escalones de la entrada y respirando satisfecho el aire frío.

La verdad es que no tenia idea de a quién o qué tenía que buscar, pero la intención era lo que cuenta ¿No? Además me había dado una perfecta excusa para salir de allí sin ser un maleducado ¿No?

Caminé por el estacionamiento en silencio, sin nada que hacer realmente, pero por lo menos allí fuera podía moverme. De repente mis ojos se toparon con algo grande y de color rojo. Lo miré con la boca abierta. ¡Era el auto de mis sueños! Un hermoso y bien cuidado BMW descapotable, eso si que debía de valer una fortuna. Me acerqué con cuidado, temiendo que aquel coche tuviera algún tipo de sistema de detector de movimiento que impedía que te acercaras a menos de cinco metros del auto, pero como no sonó ninguna alarma y no vino la policía me acerqué aun más.

Tenía los vidrios tintados, pero si ahuecaba las manos a cada lado de mi cara y me acercaba podía ver el tapizado de cuero blanco. Una belleza. Lo observé desde todos los ángulos posibles y pase una mano delicadamente sobre el reluciente capó.

-¡Hey tú!...-Me gritó una voz femenina. Me sorprendió y volteé a ver una hermosa chica, con un vestido de gala largo y de color gris, me había gritado-¿Acaso vas por mi metiendo mano a autos estacionados? ¿No se te ocurrió que eso es de mala educación o de que tal vez el dueño se pasa horas para que el auto este en perfectas condiciones como para que personas como tu vayan y pongan su cochina mano arruinando el lustrado?-Me gritó en la cara como si fuese un muchacho en vez de una señorita, la miré de arriba abajo, tenía unos imponentes tacos, unas piernas magníficas, ¡todo su cuerpo era magnífico!, tenia el rostro más bello que había visto jamás, con unos ojos celeste claros, pero filosos como cuchillos, una melena rubia dorada, en contraste con su cremosa piel de seda y unos labios rojos como para comérselos.

-Yo…emm, lo siento, no pensé…-Tartamudeé, en mi mente, la diosa con la que soñaba que hasta ahora no tenia rostro fue adoptando su forma.

-¡Si, no pensaste!-Me gritó. Me acerqué a ella, con miedo a que se desvaneciera. Era tan magnífica….no podía dejar de mirarla.

-Mi diosa….-Pensé en voz alta sin querer y a ella se le trabaron los insultos que de seguro me iba a decir. Tenía un gran genio.

Estiré mi mano lentamente y tomé la de ella, parecía que por un momento iba a golpearme por como levanto su mano libre pero luego se arrepintió y aflojó su mano atrapada por la mía. Esperaba que esto fuese real, que no estuviese en realidad inconsiente en el suelo mientras me desangraba por caerme de las escaleras o algo parecido, no quería que ella desapareciera.

Ante mi contacto ella pareció ablandarse un poco

-Soy Emmet Hale.-Susurré presentándome y le regale una gran sonrisa estilo Emmet.

-Soy Rosalie Swan.-Me contesté, esta vez sin gritarme. Que nombre…

Así que ella era una de las chicas Swan, debían de estar buscándola. Ja, había encontrado a mi diosa y a la que había ido a buscar. Dos pájaros de un solo tiro. Hablando de pájaros, Le iba a presentar a Jasper a las chicas Swan y a la hermana de Edward, pero Rosalie no….Si se la presentaba algún día a mi hermano seria como su futura cuñada.

-Rosalie….-Susurré. Dejándole en claro a mi mente que esto era real.-Eres hermosa…-Le dije mirándola intensamente haciendo que ella se sonrojara con un bonito tono pastel.

No lo decía solo por parte superficial, lo decía también por su interior y ella pareció entenderme y alegrarse por ello.

-Gracias Emmet.-Respondió apenas.

-Lindo carácter.-Le felicité, era de armas tomar. Una chica ruda y valiente, pero estaba seguro de que podía ser tierna y compasiva. Ella se sonrojó aun más. Esto de hacerla ponerse colorada resultaba muy fácil y divertido. Lo haría más seguido.

Nos quedamos en silencio hasta que sin darnos cuenta entrelazamos nuestras manos y nos quedamos hablando tranquilamente debajo de la luna, que hacia que su hermoso cabello rubio resplandeciera.

En realidad ella resplandecía por si sola.

POV.Edward.

-No sabia que Emmet conociera a Rosalie.-Comentó Reneé una vez que Emmet se hubiese ido como si la casa se estubiese prendiendo fuego.

-No la conoce de hecho. Pero Emmet escucha solo la mitad de lo que le dicen no le hagas caso.-Le respondí lo más cortés posible.

Me di media vuelta, recordando la misión que tenia pendiente. Encontrar a Jasper.

Ya había pasado mucho tiempo, el pobre de seguro andaría perdido por algún rincón de la casa y no le haría mucha gracia si lo dejaba por ahí toda la noche.

Atravesé el pasillo de la planta baja en dirección a las escaleras. Todo estaba en silencio. Bueno…casi todo, pues cuando pasé junto a la puerta de la sala de música lo que oí me hizo parar en seco.

-¡Eres terrible! ¿Siempre estas tan excitado?-Dijo una voz jadeante de una chica. ¿Acaso estaban…?

¡Que asquerosidad! Dios Mio….de solo pensar que allí dentro había probablemente dos adolescentes… ¿Como se atrevían siquiera?

Me aterré al darme cuenta que lo único plano allí dentro era el suelo y…mi piano de cola.

-¡No, no! ¿Y si dejamos lo de la lengua para después?-Volvió a decir la misma voz de la chica. Esa fue la gota que colmo el vaso. Si estaban profanando mi piano…

Cerré mi mano en un puño y aporreé la puerta con fuerza. La chica gritó como si hubiese visto un fantasma.

-Dios, dios, dios, dios, dios.-Comenzó a murmurar en el mismo estado agitado y por un momento pensé que ni siquiera tuvieron la decencia de detenerse, pero podía oír los taconeos de la chica por la sala de música. ¿Estaba buscando la forma de salir por la ventana?

-¡Abran la puerta!-Les grité para dejarles en claro que los habían atrapado, sin embargo no sentí ningún ruido a ropas acomodándose o algún muchacho maldiciendo mientras intentaba ponerse los pantalones.

-¡Ven aquí, escóndete!-Volvió a decir la chica.

Volví a oír el taconeo, luego un resbalón, un golpe sordo y un: “auch” por parte de la chica. Me armé de valor y abrí la puerta con la intención de defender mi piano, bueno y mi casa por supuesto.
Auque lo que vi no me lo esperaba ni en un millón de años.

Una hermosa chica con un vestido azul y unos tacones blancos estaba con el trasero en el suelo, las piernas despatarradas, todo el cabello despeinado, el  labial color cereza esparcido por la mejilla y un perro entre los brazos como si fuese un bebe.

Dejé escapar una risa, no me esperaba aquello. No había ningún chico en la sala y nada tenía el aspecto de haber sido profanado, ni siquiera ella, que me miraba con terror y mucha vergüenza.

Me acerqué conteniendo la risa como era costumbre el perro jodón comenzó a ladrarme.

-Está bien, suéltala.-Le dije. La puerta la había cerrado y no iría a ningún lado. Ella obedeció y la perra de mi hermana comenzó a dar vueltas alrededor del piano con la lengua afuera. Le extendí una mano a la chica y ella la tomó vacilante.

Cuando la toque fue…espeluznante, ya que un estremecimiento me recorrió la espalda. Su piel era suave y traslúcida. Tenía el rostro en forma de corazón, unos hermosos labios, una cabellera color chocolate que le caía hasta la cintura a juego con sus ojos, grandes e hipnóticos. Esos ojos traían paz con solo mirarlos.

-¿Estás bien?-Le pregunte. Tenía el vestido lleno de pelos de perro y tenía el aspecto de haber corrido una maratón. Saqué un pañuelo nuevo de mi bolsillo y se lo tendí.

-G-gracias.-Dijo ella con la cara colorada y comenzó a limpiarse la mejilla y luego a acomodarse el pelo con las manos.

-¿Me vas a decir que paso aquí?-Le pregunté con un sonrisa traviesa y ella pareció confundida y… ¿Deslumbrada?

-He…si, no. Yo estaba….ya sabes, quería…esto, tomar aire pero….me perdí.-Dijo tartamudeando hasta que apartó la vista de mis ojos y pudo hablar más claramente.-Me perdí y comencé a abrir puertas al azar para al menos salir afuera pero…-Desvió la vista hacia Laika, que se revolcaba por el piso.-Esta señorita salió corriendo de una de ellas y me obligó a perseguirla por todos lados.-Admitió un tanto avergonzada. Me reí entre dientes sin poder evitarlo, lo contaba todo como si le pasase seguido. Tendría que tener muy mala suerte para que justo abriera la puerta del despacho viejo, donde habíamos dejado a Laika precisamente para que no molestase.

Le tendí una mano para presentarme y ella la tomó.

-Edward Cullen.-Ella abrió los ojos con sorpresa cuando le dije quien era.

-¿Tú, tú vives aquí?-Me preguntó sin darse cuenta de que yo tenia agarrada su mano y no pensaba soltarla. Asentí con la cabeza en respuesta.

-Oh Dios, siento mucho lo que paso aquí, yo…-Comenzó a disculparse. Se veía bastante nerviosa.

-No te preocupes, con Laika se puede esperar cualquier cosa.-Le contesté en un intento de que no se sintiera culpable, después de todo, no había hecho ningún desastre en la sala de música.

-Que alivio que no te enfadaras. Oh por cierto soy Bella Swan.-Dijo agitando un poco nuestras manos unidas y luego soltándome. Extrañé su calor.

Bella…. ¿Bella Swan? Vaya suerte, la había encontrado antes que su furiosa hermana.

-Ven, dejemos a Laika en su lugar y luego buscaremos a mi hermana Alice para que te ayude con tu vestido-Dije señalándole la falda arruinada por los pelos de perro.

-Oh, gracias.-Dijo ella con una radiante sonrisa.

Me prometí a mi mismo hacerla sonreír mas seguido.

POV.Bella

Miré por encima de mi hombro para asegurarme de que Rosalie no me había descubierto huyendo de ella. No tenia la culpa en verdad necesitaba un rato a solas y con mucho, pero mucho oxígeno. Pasé junto a unas inmensas escaleras donde un chico alto, rubio y con un toque sureño las subía elegantemente. No sabia quien era y tampoco iba a preguntar, ni tampoco a donde iba.

Paseé por la planta baja, como es muy típico de mí, me perdí al instante, ¿seguía en la planta baja? No recordaba haber subido escaleras así que suponía que si. Pase por un pasillo lleno de puertas y adornos que podían romperse con facilidad. Genial, justo yo, con esos molestos tacones en un angosto pasillo lleno de vidrios y rarezas, gracias a mi hermana ahora estaba en peligro de morir toda cortada.

¿Cuál de las puertas llevaba afuera? Una vez en el patio debería de ser fácil ubicarme si estaba en la parte del frente o en la parte y de atrás y luego buscaría la sala donde estaba la fiesta que casualmente tenía unos enormes ventanales que hacia que se viese por todo el patio.

Intenté guiarme por los murmullos de los invitados, pero cuando creía acercarme cada vez había mas silencio. ¡Esto era imposible! Me preguntaba si alguien más ya se había perdido…no seguro que no, estas cosas solo me pasaban a mí.

Abrí una puerta al azar y me encontré con una gran biblioteca a oscuras. Esa no. Abrí otra puerta y me encontré con un baño. Esa tampoco. Abrí otra puerta y me lo encontré lleno de cajas y a diferencia de las otras esta tenía la luz encendida. Y al ver mejor me di cuenta del por qué.

Un perrito sentado en el medio de ese despacho me miraba fijamente moviendo su colita, perrita mejor dicho ya que tenía un collar extravagante y de color fucsia. Casualmente era de la misma raza que Danco y de la nada me vino a la mente una boda para perros y luego un montón de cachorritos todos iguales.

La perrita vino hacia mí y yo me incliné para acariciarla, tenía pinta de ser una perrita fina con el pelo tan suave y oliendo a canela. Leí el nombre en su placa: “Laika”.

-Que bonito nombre.-Le dije y ella me lamió la cara. Ella me ladró y puso sus patas delanteras extendidas en el piso y la cola hacia arriba en posición de juego.

-No cariño, no puedo jugar contigo ahora por…-No me dejo terminar y se lanzó como un torpedo por el lado libre que tenia la puerta y salió del despacho a toda velocidad dejándome sola y…..totalmente estupida engañada por un perro.

-¡Espera!-Le grité mientras corría tras ella por el pasillo, ¡iban a matarme! ¡No era mi casa!

La muy…..perra me hizo dar vueltas por todos lados, a la izquierda, a la derecha, otra vez a la derecha. Internándome aun más en la mansión. Dando vueltas por todos los pasillos, había veces que pasábamos por un pasillo varias veces, yo solo los podía diferencias depende del color de las paredes o de alguna decoración en especial. En cambio ella parecía conocer la casa de memoria. Había una puerta abierta en un lugar de esos pasillos y se metió por ella. Yo entre también, encendí la luz y cerré la puerta.

La tenía atrapada. Era una sala de música, con unos estantes donde había un reproductor de CDs, un hermoso piano de cola negro y un chelo a un lado de una silla rústica junto a la ventana. La sala estaba ambientada y decorada levemente.

Intenté agarrar el perro, pero sabía moverse y sin darme cuenta me tenía corriendo alrededor del piano, dando vueltas y vueltas. Mi peinado se desarmó y estaba empapada en sudor, hice una pausa y me pasé inconscientemente la mano por la cara, esparciendo mi maquillaje hacia un lado. Este perrito estaba comenzando a irritarme.

-¡Eres terribles! ¿Siempre estas tan excitado?-Protesté a sabiendas de que de igual forma no iba a responderme. Ahora se había movido hacia debajo del piano, pero no pensaba agacharme y menos con lo cansada que estaba, me apoyé contra el piano jadeando y la sentí que asomaba la cabeza para lamerme los dedos de los pies.

-¡No, no! ¿Y si dejamos lo de la lengua para después?-Le pregunté. Amaba los besitos de perritos, pero precisamente ese no era el momento, estaría mas tranquila cuando Laika volviese a su lugar.

Alguien aporreó la puerta rudamente y yo pegué un grito de espanto.

-Dios, dios, dios, dios, dios.-Empecé a murmurar mientras iba de un lado a otro por la habitación sin saber que hacer. ¿Qué pasaba si me encontraban en ese estado lamentable con el perro de los dueños de la casa?

-¡Abran la puerta!-Bramó una voz del otro lado. ¿Por qué no entraba y ya? Yo no le había puesto pestillo a la puerta. Estaba acabada, sería humillada por quién estuviese del otro lado y probablemente nos pedirían a mí y a mi familia que nos retiráramos de la fiesta.

-¡Ven aquí, escóndete!-Le dije a Laika agarrándola por el collar justo en el momento en que se había distraído al mirar la puerta, la cargué en brazos como un bebe y la lleve a un extremo de la sala donde había otra ventana. Aunque claro mi torpeza hizo lo suyo y me resbalé, golpeándome el trasero contra el suelo.

En ese momento la puerta se abrió y miré a quien había entrado con pánico y vergüenza, aunque el muchacho que atravesó el umbral me dejó sin aliento. Era alto, musculoso pero sin exagerar, con el cabello cobrizo más hermoso que había visto nunca, desordenado hasta el ultimo mechón, un barbilla recta, una piel suave y pálida, unos labios levemente rosados y bien formados, quería acercarme y tocarlos con los dedos, aunque sin duda lo mas atrayente e impactante de toda su gloria era posiblemente sus ojos verdes esmeraldas que me miraban con una intensidad abrumadora.

Dejó escapar una risa en cuanto me vio y yo me sonrojé. Su risa era perfecta, al igual que sus blancos dientes.

-Está bien, suéltala.-Me dijo mirando al perrito ere mis brazos. Le hice caso y miré como Laika daba vueltas alrededor del piano.

Él se acercó a mí y me extendió su mano, extendí vacilante la mía y cuando el tomo firmemente mi mano su tacto casi me hace desfallecer de satisfacción y seguridad.

-¿Estás bien?-Me preguntó con su hermosa voz y me tendió un pañuelo para que me limpiase.

-G-gracias.-Le dije mientras me limpiaba la mejilla y me acomodaba el cabello.

-¿Me vas a decir que paso aquí?-Me preguntó con otra de sus risas traviesas. La cabeza me dio vueltas, me había deslumbrado y sin ninguna intención de hacerlo.

-He…si, no. Yo estaba….ya sabes, quería…esto, tomar aire pero….me perdí.-Dije tartamudeando ante la mirada de sus ojos verdes que me hacían perder la cordura. Desvíe la vista para hablar como se debía.-Me perdí y comencé a abrir puertas al azar para al menos salir afuera pero…-Miré acusadoramente a Laika que se revolcaba en el piso.-Esta señorita salió corriendo de una de ellas y me obligó a perseguirla por todos lados.

El volvió a reírse y yo volví a marearme. Mierda ¿Qué me estaba pasando? El me tendió una mano y yo se la estreché, confundida nuevamente por el estremecimiento que me causó su toque.

-Edward Cullen.-Dijo él. Un momento, ¿Cullen? ¡Dios Mio! ¿El era el dueño de todo esto? ¿Acaso estaba enfadado conmigo por haber revisado por su casa como si fuese mía y encima de eso casi haber provocado un desastre con el perro?

-¿Tú, tú vives aquí?.- El asintió con la cabeza, yo estaba totalmente ida.

-Oh Dios, siento mucho lo paso aquí, yo…-Intenté disculparme, pero el me cortó, además ¿Qué podría decirle?

-No te preocupes, con Laika se puede esperar cualquier cosa.-Me tranquilizó.

-Que alivio que no te enfadaras. Oh por cierto, soy Bella Swan.-Me presenté agitando levemente nuestras manos que aun seguían unidas, luego lo solté, a pesar de que no quería hacerlo.

-Ven, dejemos a Laika en su lugar y luego buscaremos a mi hermana Alice para que te ayude con tu vestido.-Me dijo señalándome la falda llena de pelos. Suspiré de alivio al no tener que regresar a la fiesta en ese estado, esperaba que la tal Alice tampoco se enfadara con lo que había pasado y que no le molestase ayudarme con mi desarreglo general, si Rosalie me veía provablemente le daría un infarto.

-Oh Gracias.-Le dije con una sonrisa, la cual el me devolvió.

Él tomó a Laika entre sus brazos, ella se resistió un poco, pero luego se dejo estar. Caminamos juntos hasta el despacho donde la había encontrado y la dejó allí dentro. El me había ayudado a mí, así que le dije que lo ayudaría a encontrar a su hermana.

Cualquier cosa con tal de estar un rato más con este Edward que parecía ser el pecado en persona.


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Chicas primer capítulo de este fantástico fic. El capítulo está escrito por Flopii Cullen, como ya habréis podido observar, ¿el capítulo? Está ABSOLUTAMENTE GENIAL, me encanta!!! Me reído muchísimo leyéndolo, espero muchos comentarios para Flopii, se lo merece, ha escrito un capítulo maravilloso. Besos,
*.*Romiina*.*





2 comentarios:

  1. Romina: le puedes decir a floppi que este primer capitúlo ha estado genial, que ha encatado la forma como desarrollado el encuentro de todas las parejas, ha usado algo de humor y electricidad en las parejas, pero, la que más me gusto fue la Bella caida de culo en el suelo y llena de pelos de perro, no me imagino lo que diran Alice y Rosalie, estuvo genial.
    Aca en mi pais estamos de Fiesta de Carnaval. Así que Felicidades a Todas.

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  2. Chicas esta historia se ve estara buenísima. Me rei muchísimo con todo lo que paso. La historia me encanta. La forma en que todos se conocieron y lo que paso me dejo super intrigada. Ansiosa por el próximo capí. Les envío muchos saludos!!!

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*..Diosas del Crepúsculo..*