domingo, 22 de enero de 2012

INOLVIDABLE


***************************
************************
ATENCIÓN: Capítulo muy tierno...

Capítulo 10: Noticia perfecta

Bella pov.

Me desperté sintiendo que estaba sola en la cama, ¿dónde había ido mi dios griego? Estaba palpando en la mesita de noche para buscar el despertador y ver la hora que era. Conseguí dar con el despertador y pulsé el botón para encender la lucecita y poder ver la hora. Tan sólo eran las 7 de la mañana...
En ese momento mi estómago se revolvió y sentí unas náuseas terribles. Salí disparada para el cuarto de baño y vomité en el váter...
Esto no era normal... al igual que no era normal el atraso de mi periodo, nunca me atrasaba y menos desde que comencé con las pastillas anticonceptivas. Todo esto era bastante extraño, pero... Un momento... ¿podría...?
Estaba metida tanto en mis pensamientos que no me di cuenta que Edward había llegado.
-Mi amor, ¿otra vez las náuseas?- me dijo arrodillándose a mi altura y quitándome los mechones de pelo que tenía en la frente con mucho cariño.
-Si- le dije bajito sin ganas de nada, vomitar me dejaba sin ánimos de nada- Edward vete, no necesitas ver esto- le dije apartando su mano.
-Princesa- me dijo levantándome del frío suelo- No seas tonta, claro que me quedaré y te ayudaré en lo que pueda- Era un sol- No puedes seguir así, hoy vendrás conmigo al hospital, te he preparado el desayuno y nos iremos enseguida para hacerte unos análisis, todo esto es muy extraño- me dijo mirándome intensamente, como queriendo decirme algo más que el sospechaba, pero sinceramente, de lo que tenía ganas en este momento era de darme una ducha caliente y desayunar un delicioso desayuno.
-Lo más extraño de todo esto es que me deja con muchísima hambre- le dije con una mueca- Necesito una ducha caliente- le dije abrazándolo y cerrando los ojos.
-No te preocupes- me dijo mientras me desvestía- lo averiguaremos hoy.
Me duché mientras Edward se vestía, pues él había madrugado bastante hoy para ir conmigo al hospital, se lo agradecía con todo mi corazón, me gustaba mucho cuando se preocupaba por mí.
Terminé de ducharme y avancé hacia la cocina, donde un sonriente Edward me esperaba con mi café en la mano y un plato de huevos, beicon y frutas me esperaba para ser comido.
-Mmmmm tiene que estar delicioso- le dije mirándolo con deseo y pasando mi lengua por mis labios.
-Bella no hagas eso- me dijo avanzando hacia mi y mordiendo mi lengua suavemente. Comenzamos a besarnos pero con mucha delicadeza, para después besarnos con mucha pasión- Bella llegaremos tarde, no quiero parar, pero tenemos que irnos- me dijo con mucha fuerza de voluntad y en ese momento salió Yuna disparada para la cocina y movió su pequeño rabito para que la cogiera.
-Hola princesa- le dije cogiéndola en brazos y besando el tope de su cabeza- ¿Tienes hambre?- me estaba lamiendo toda la cara.
-Creo que la respuesta a tu pregunta es evidente- dijo Edward cogiendo el saco de pienso que por arte de magia había aparecido. Llenó un cuenco rosa precioso y lo puso en el suelo, enseguida Yuna saltó en encima de mí para zamparse todo el plato enseguida. Yo miré a Edward con cara divertida y el me sonrió dulcemente.
-¿Y ese pienso? ¿Y el cuenco rosita, Edward?- le dije para tomarle el pelo.
-Lo compré esta mañana, las dos cosas, y el cuenco no podía ser de otro color, una princesa debe de tener todo rosa- me dijo sonriéndome y dándome un beso en los labios- Voy a pasearla, enseguida vuelvo mi vida- me dijo Edward cogiendo la correa, también rosa, y colocándosela con mucha dulzura. Yuna le lamió la nariz y yo me reí de él. Edward me miró con cara divertida y cogió las llaves para salir por la puerta poco después, no sin antes lanzarme un beso desde la puerta, era todo un sol.
Terminé de desayunar mi plato combinado y me dirigí hacia mi habitación para vestirme. Me decanté por unos vaqueros claros y una camisa marrón con detalles en piedrecitas, con unos tacones a juego. Iba informal pero arreglada, me gustaba mucho esa combinación, pues hoy tenía que ir al trabajo a recoger unos papeles.
En ese instante llegó Edward y se me quedó mirando, yo bajé la mirada con mucha vergüenza, todavía no me acostumbraba a esa mirada tan intensa llena de deseo.
-No puede ser normal que todo lo que te pones te esté tan sexy- me dijo dirigiéndose a mí con descaro y elegancia y me cogió de la cintura para darme un beso apasionado, adentrando su lengua sin ninguna contemplación.
Cuando terminé de vestirme, o mejor dicho, terminamos nuestro beso ardiente. Edward cogió su maletín, su abrigo y el mío, nos dirigimos hacia el parking subterráneo. No sin antes despedirnos de Yuna, que ya estaba en su cama durmiendo otra vez. Era como un bebé, comía y dormía, toda una ternura.
-Edward tendremos que ir en coches separados, pues yo terminaré antes que tú y después tengo que ir al trabajo a recoger unos papeles para la reunión de mañana- le dije buscando las llaves de mi flamante audi.
-Nada de eso, hoy me he tomado el día libre, hoy sólo estaré disponible para ti- me dijo cogiéndome por la cintura y apoyándome contra el capó de su volvo. La escena era muy erótica.
-Edward, ¿no íbamos a llegar tarde?- le dije pícaramente mordiendo su labio inferior.
-Eres demasiado irresistible para mí- me dijo besando mi cuello con besos húmedos.
Decidimos parar porque de verdad que esta vez llegaríamos tarde para hacerme los análisis.
-Edward necesito conducir a mi bebé- le dije cogiéndole la mano y dirigiéndome hacia mi coche.
-¿Tu bebé?- me dijo en tono pícaro y con una ceja alzada.
-Claro, es mi preciado bebé- le dije sonriéndole y él me devolvió la sonrisa, sabía que esta vez había ganado la batalla.
Nos dirigimos hacia mi coche y él me quitó las llaves.
-Ehhh- le dije persiguiéndolo con los altos tacones que llevaba.
-Ten cuidado, no te vayas a caer con esos tacones- me dijo parándose enfrente de mí para abrirme la puerta del copiloto.
-Edward Cullen, aparte de yo, nadie a conducido ese coche, más te vale que lo cuides como a tu propia vida- le dije seria, aunque con unas ganas terribles de reírme.
-Muy bien señorita, a sus órdenes- me dijo simulando un saludo militar y no pude más que reírme.
Nos encaminamos por fin hacia el hospital y llegamos en muy poco tiempo.
-Debo reconocer que este coche es una máquina- dijo Edward maravillándose con mi coche.
-Lo sé, es mi máquina- le dije con fingida altanería y él rió.
-Aunque no se compara con mi flamante volvo- me dijo para enfadarme y brindándome una sonrisa socarrona...
-Cullen...- le dije desabrochándome el cinturón para sentir sus brazos en mi cintura y sentarme a horcajadas encima de él- Edward Cullen bájame en este instante, no quiero que nadie nos vea- le dije forcejeando inútilmente.
-De eso nada señorita, que vean que me perteneces- me dijo besándome en mi labio inferior.
-¿Pertenecerte? Sigue soñando Cullen.
Eso parece que le encendió aún más, ya que su amiguito estaba saliendo del trance del sueño para despertar muy ágilmente.
-¿Ves lo que provocas en mí?- me dijo restregando su miembro en mi centro y yo gemí.
Después de eso, me dejo tal cual, con unas ganas inmensas de hacer el amor con él y gemí de frustración. Me dejó en el asiento del copiloto y él salió del coche para abrirme la puerta con otra sonrisa socarrona.
-No juegues conmigo Edward Cullen- le dije advirtiéndole con mi dedo índice.
-Jamás se me ocurriría- me dijo con muchas ironía mientras pasaba su brazo por mi cintura para guiarme hacia el hospital.
Llegamos y Edward lo tenía todo preparado, cómo no...
Enseguida la dichosa aguja pasó por mi fina piel sin ningún tipo de vacilación y cómo odiaba esta situación...
-Mi vida, ¿estás bien?- me dijo Edward con preocupación, estaba de pie junto a mí. Había decidido acompañarme y no dejarme sola en ningún momento. Lo que hacía bastante difícil ir a ver a mi ginecóloga Carmen, para comentarle mi retraso menstrual...
Tendría que deshacerme de Edward enseguida.
No es que no confiara en él, pero era algo que tenía que saber yo sola con el 100% de exactitud.
No podría pasar, ¿verdad?
No me podía pasar a mí...
No era el momento, o ¿si lo era?
En eso pensaba que no me di ni cuenta que la enfermera había acabado de sacarme sangre hasta que Edward me llamó.
-Bella, estás muy distraída- me dijo Edward intentando traspasarme para averiguar lo que me pasaba- ¿En qué piensas?
-Nada mi amor- le dije sonriéndole disimuladamente- Estaba pensando en el trabajo, mañana tengo una reunión muy importante- le mentí, me dolía en el alma, pero no podía decirle lo que me traía entre manos y peor aún lo que estaba sospechando, simplemente me daría por una irresponsable...
Salimos de la sala de los análisis y nos encontramos a Carliste en el camino.
-Hola papá- le dijo Edward abrazándolo con mucho cariño. Se veía que se querían a leguas.
-Hola hijo- le dijo devolviéndole el abrazo- Hola Bella- dijo dirigiéndose hacia mí y abrazándome con ternura.
-Hola Carliste- le dije con una sonrisa.
-¿Ya te has hecho los análisis Bella?
-Si, acabamos de salir de ahí.
-Bien, estarán listos, ser el director del hospital tiene sus ventajas- me dijo con una perfecta sonrisa, igual a la de su hijo. Edward la había heredado de él a la perfección- Hijo tienes que acompañarme, tenemos que revisar unos papeles.
-Papá no puedo ahora mismo, estoy con Bella y no puedo dejarla sola, me he tomado el día libre para estar con ella.
-Veo que por fin os habéis dado cuenta que no podéis vivir sin el otro- vale, eso me cogió por sorpresa- Edward, de verdad tienes que acompañarme, tiene que ser ahora- decidí intervenir, esta era mi oportunidad, ahora o nunca.
-Edward ve con tu padre, yo estaré en la cafetería, tengo que tomarme un zumo de naranja, me pongo fatal cuando me sacan sangre- era la verdad, pero me interesaba deshacerme de Edward por media hora más o menos...
-Está bien, espérame en la cafetería, no tardaré nada- me dijo besándome en la frente y dirigiéndose con Carliste hacia los ascensores. Era mi momento...
Me encaminé hacia la consulta de Carmen, mi ginecóloga.
Parecía una adolescente con 12 años ocultándose de todo el mundo, pero la verdad estaba desesperada y mi sexto sentido me decía que estaba haciendo lo correcto.
Fui hasta el mostrador de su secretaría y ahí pregunté.
-Buenos días señorita- le dije con mi perfecta educación.
-Buenos días, Bella, ¿qué tal estás?- me dijo Rosa muy amablemente. La verdad era encantadora.
-Muy bien gracias, venía a pedirte un favor.
-Dime, si está en mi mano estaré encantada de hacerte ese favor- me dijo con su perfecta sonrisa.
-Verás, necesito urgentemente hablar con Carmen, ¿podría ser?
-Hoy es tu día de suerte Bella, ahora tenía una cita, pero no ha venido. Le comunicaré que has venido, un segundo- me dijo para llamar a Carmen- Pasa, ya está avisada.
Pasé hacia la consulta y saludé a Carmen.
-Buenos días Carmen- le dije dándole un beso en la mejilla. Nos queríamos mucho, nos ayudábamos mutuamente en lo que podíamos.
-Hola Bella, ¿Qué tal?- dijo sentándose en su sillón y señalando con su mano la silla para que me sentara.
-Pues la verdad estoy un poco preocupada, pero antes que nada, perdóname por haber venido sin cita, la verdad es una urgencia.
-No te preocupes Bella, para eso están las amigas- ella tan cordial como siempre.
-Verás llevo con un retraso de dos semanas- le dije muy pausadamente y ella me miraba con expectación- Estuve enferma con gripe y tuve que tomarme medicamentos fuertes justo hace dos semanas, ¿tienes algo que ver?- le dije muy, muy preocupada.
-Pues, ¿qué medicamentos fuertes eran?
-Antibióticos- le dije segura y no me gustó nada su sonrisita, ¿qué pasaba?
-Así que antibióticos...- dijo pensativa- Bella seré clara y precisa, como sabes me gusta ir al grano, ¿hay posibilidad de embarazo?
-Bueno Carmen, uff, es muy difícil hablar de esto- le dije tranquilizándome un poco- Eso es lo que quiero que me digas tú, llevo una semana entera con náuseas mañaneras y después tengo muchísima hambre- le dije perdida en mis pensamientos.
-Primero que todo, ¿has tenido relaciones en este último mes?- sí, iba al grano completamente...
-S...si- aunque fuera mi amiga, me daba mucha vergüenza hablar de mis relaciones sexuales...
-Bella tienes que aceptar la posibilidad de un embarazo, por lo que veo ha sido un accidente, ¿verdad?
-La verdad si, pero si estoy embarazada lo voy a tener Carmen, es mi bebé y jamás lo mataría- Era la verdad, ahora que sabía que podía haber un embarazo estaba más segura que nunca. Era mi bebé, inconscientemente me palpé el vientre suavemente.
¿Qué diría Edward?
¿Lo sospecharía también?
Ahora sí que estaba nerviosa.
-Lo sé preciosa, lo sé. Ahora mismo te haré un test de embarazo y te haré una citología, no puedo hacértela antes porque podría dañar al bebé. Tengo que usar un instrumento y otro- me dijo levantándose y dirigiéndose hacia un mueble donde había miles de cosas- Toma, ve al baño y cuando hagas pis, sales y veamos el resultado- me dijo maternalmente. No era muy mayor, tal vez unos cuarenta años, pero transmitía la misma ternura maternal que Esme.
Cogí el test de embarazo y me dirigí al baño de la consulta, Carmen me brindaba una sonrisa maternal y cálida, la verdad lo necesitaba.
Me senté en el váter y puse el test en la zona indicada e intenté relajarme. No podía hacer pis, estaba muy nerviosa...
Tardé al menos veinte minutos hasta que me relajé completamente. Carmen me brindaba palabras de apoyo desde el otro lado de la puerta.
No podía tardar, seguramente Edward estaría buscándome...
Salí del baño con el test en mi mano y me sudaba todo el cuerpo, otra vez vinieron los nervios y esta vez era peor, ahora se sabría si dentro de mí llevaba a una personita... Un trocito mío y de Edward, sería precioso. De nuevo me toqué el vientre y estaba haciendo círculos inconscientemente.
-Serás una madre estupenda- me dijo Carmen al cabo de los minutos, estaba tan metida en mis pensamientos que no me dio tiempo si quiera a ver el test. Ahora era de verdad, estaba embarazada, ¿no?
Miré a Carmen y ella asintió con la cabeza y yo miré hacia su mano, viendo el test. Efectivamente, las dos rayitas rojas estaban en todo su apogeo.
Estaba embarazada...
¡¡ESTABA EMBARAZADA!!
Muchas lágrimas se deslizaron por mis mejillas, estaba embarazada, Dios mío, mi bebé crecía dentro de mí...
-Hija, enhorabuena- me dijo Carmen cogiendo mi mano y abrazándome tiernamente- Es el momento más importante para una mujer, sé como te sientes- me susurraba con dulzura.
-Gra...gracias- le dije devolviéndole el abrazo. Tendría un bebé. Un bebé de Edward y mío ¿Podría ser más perfecto? La respuesta era no.
Era en este momento la mujer más feliz del mundo.
En ese momento sonó mi móvil, seguro era Edward...
¡¡EDWARD!!
¿Qué le diría? Ahora no se lo podía decir, tendría que esperar... Recompuse mi voz y contesté al móvil. Carmen estaba preparando los artilugios para ver a mi bebito, mi mano izquierda acariciaba mi vientre y gruesas lágrimas aún bajaban por mis mejillas.
-Mi amor- le dije con mucha dulzura y deseando verle.
-Hola mi vida, ¿dónde estás?
-Pues me ha llamado mi jefe del trabajo y he tenido que salir para coger los papeles enseguida, ya que hoy se toman el día libre para la reunión de mañana- le dije lo más convincente posible y pidiéndole a Dios que por favor se tragase el cuento. Menos mal que Edward me había dado las llaves del coche.
-Uff, menos mal mi amor, ahora mismo estoy en consulta, he tenido una urgencia, tardaré más o menos una hora. Si quieres vete a casa, mi papá me llevará después.
-No, te recogeré yo, tengo que hacer varias cosas y te recogeré de camino.
-Vale, cuando termine, te llamaré y tendré los resultados en mi mesa sobre esa hora.
-Vale mi amor, después nos vemos, te amo- le dije por primera vez por teléfono.
-¿Estamos hoy melancólica?- dijo seguro con una sonrisa.
-¿Es que no te puedo decir “te amo”?
-Claro que sí, no una vez, si no millones al día. Yo también te amo princesa. Ten cuidado y estoy deseando verte.
-Yo también, te amo, adiós- colgué y guardé el móvil en mi bolso. Miré a Carmen y ésta me miraba con mucho amor.
-Bella ahora tienes que estar muy, muy relajada, por el bien del bebé no puedes alterarte por nada, y más aún ahora que veré que tamaño tiene y si se está formando bien. Es muy poco tiempo, pero lo intentaré.
La siguiente media hora fue una tortura. Mi cavidad estaba muy sensible y mientras manipulaba Carmen con sus artilugios me dolía bastante. Por fin la tortura se terminó y pasamos a hacerme mi primera ecografía.
Deseaba que Edward estuviera aquí conmigo, pero estaría en la segunda ecografía y en todas las demás.
Mientras veía a mi bebé, o ese pequeño cielo que mostraba el monitor, gruesas lágrimas de nuevo volvieron a mí.
Se escuchaba a la perfección su pequeño corazoncito, era, era precioso. Aunque no se distinguiera aún sus partes, era hermoso. Era mi bebé, mi trocito de cielo.
-Aparentemente está perfecto Bella, mira su cabecita- era difícil verlo, pero si te fijabas bien podías distinguirla perfectamente, era muy pequeñito, era precioso- Aparentemente no, te lo digo con 100 % de seguridad, tu bebé está perfecta Bella, sus extremidades tienen las medidas perfectas, al igual que su cabecita y su corazón tiene mucha vida. Enhorabuena hija, será precioso- me dijo acercándome aún más el monitor y mis manos se fueron a él y acaricié a mi bebé desde el monitor.
Iba a ser el bebé más afortunado del mundo por el papá que tenía y yo haría todo lo posible para criarlo y educarlo muy bien, con ayuda de Edward. Seríamos una familia...
-E...es per...perfec...perfecto- dije entre lágrimas, tendría que lavarme muy bien la cara y maquillarme de nuevo si no quería que Edward se diera cuenta...
-Si hija, lo es- me dijo desconectando el monitor y dándome un papel para limpiarme el gel que había en mi vientre- Estás exactamente de dos semanas, el retraso no puede ser más exacto.
-Dos semanas...- murmuré para mí. Me levanté cuando me limpié todo el gel de mi vientre y me senté de nuevo en la silla donde estaba sentada antes.
-Te recetaré las vitaminas prenatales, te debes tomar una después del desayuno y te tendrás que hacer unos análisis para ver los niveles de todo- me dijo dándome la receta de las vitaminas.
-Carmen, de hecho, me acabo de hacer unos análisis, ya que ayer me desmayé y se me bajó la tensión.
-Bella todo es producto del embarazo, estarías cansada o alterada por algo y por eso te paso eso, pero de todas formas deberías de comentárselo a tu médico de cabecera. Yo ya he terminado por hoy contigo, te veré dentro de unas tres semanas para ver como sigue el feto.  
Mi médico de cabecera...Si supiera quien era...
-Si, se lo diré, de todas formas hoy lo veré- inconscientemente se formó en mis labios una sonrisa involuntaria.
-¿Quién es tu médico de cabecera?- me preguntó con una sonrisa burlona.
-Pues... el doctor Cullen- le dije sonriéndole más de la cuenta.
-¿El Doctor cañón? Dios Bella sí que tienes suerte- me dijo muy pícara. Si supiera que era el padre de mi bebé...
-¿Doctor cañón?- le pregunté con una ceja alzada. No quería que ninguna enfermera ni nadie de este hospital le mirase más de la cuenta, era mío, solamente mío...
-Si, todas aquí están loquitas por él, pero ya sabes, los hombres que están buenos o están ocupados o son gay...- me dijo apenada.
-Bueno, la verdad es bastante guapo, la mujer que esté con él tiene que ser muy afortunada...
-Y que lo digas. Bueno Bella, espero que estés bien y que ese pequeñín crezca sano y fuerte. Aquí tienes tu primera ecografía, cuídate y nos veremos en unas semanas- se despidió de mí y yo me encaminé a la salida.
No podía estar más feliz.
Metí la ecografía en mi bolso junto con la receta y mis dos manos se dirigieron a mi vientre.
Mi bebé...
En ese momento recordé los papeles que tenía que recoger en el trabajo y llamé a mi jefe.
-¿Eleazar?- tenía mucha confianza con mi jefe, era como un hermano para mí, apenas tenía dos años más que yo.
-¡Bella! ¿Qué tal estás?
-Pues muy bien- sonreí de nuevo como una tonta.
-Se te nota muy feliz, me alegro por ti, ¿a qué se debe el honor de tu llamada?
-Pues verás, no puedo ir a recoger los papeles, ¿me lo podrías mandar por fax?
-Si, claro que si Bella, ahora mismo te los mandaré, la reunión será a las diez de la mañana.
-Si, allí estaré.
-No te olvides del proyecto,  seguro que deslumbrarás mañana, un beso y cuídate.
-Igual Eleazar, adiós.
Colgué la llamada y estaba metiendo el móvil en mi bolso cuando la llamada de Edward me distrajo.
-Hola mi amor- me dijo con mucha dulzura, era el hombre perfecto.
-Hola cariño, ¿qué tal?- le dije con una felicidad inmensa.
-Muy bien, ¿y esa felicidad? ¿Qué ha pasado?- me dijo sin escarpársele nada como siempre.
-¿Qué pasa? ¿No puedo estar feliz? Tengo al mejor hombre del mundo a mi lado, ¿acaso eso no es suficiente?
-Tú sí que me haces feliz a mí Bella, te amo más que a toda mi vida.
-Y yo a ti, ¿Has terminado ya?- le dije con mucha impaciencia.
-Si mi vida, para eso te llamaba, ya estoy listo, ven a mi consulta, tengo los análisis encima de la mesa.
-Está bien, ahora mismo voy- colgué y me encaminé hacia su oficina con mis manos acariciando a mi bebé.
Me sentía la mujer más afortunada del mundo, un hombre perfecto que me amaba y un bebé en camino... Al fin mi vida me sonreía.
Llegué a la consulta muy, muy nerviosa, no podía estar más nerviosa...
¿Cómo se lo diría?
Di unos golpecitos a la puerta y se escuchó un “pase” y entré en la consulta.
Ahí estaba mi Dios griego con esa bata blanca que le sentaba tan bien y su estetoscopio en el cuello. No podía estar más sexy. Estaba leyendo lo que parecían ser unos análisis, seguramente los míos...
-Hola mi amor- le dije acercándome a él.
-Hola mi vida- se levantó y me abrazó como nunca lo había hecho y yo le respondí más que gustosa, estaba muy raro, tenía un brillo especial en sus ojos, al igual que los míos, ¿Qué le había pasado?
-¿Son mis análisis?- le pregunté cuando él se sentó en el sillón y tiró de mí para que me sentará encima suya.
-Si señorita, tengo que decir que no sólo estás estupendamente de físico- me dijo mordiéndome el lóbulo de la oreja- Si no que también lo estás de salud- me dijo muy contento.
-¿Y a qué se debía mi desmayo de ayer?- no pude evitar preguntar, Edward sabía más de lo que parecía...
-Pues verás, no quiero que te enfades conmigo- cuando me dijo eso me contraje en mi lugar, ¿qué pasaba?- No te preocupes, no es nada malo, me he tomado la libertad de...- se quedó pensativo y lo miré con pavor, él me dedicó una perfecta sonrisa y siguió- ...rellenar la casilla del test de embarazo también Bella, me dirás loco, pero el desmayo de ayer, las náuseas y sobretodo tu retraso menstrual me da que pensar...- ¿TEST DE EMBARAZO? Pero, ¿cómo coño lo sabía? Era médico sí, pero...
-Pe...pero- de mi boca sólo salió eso... Lo miré de nuevo y su cara mostraba una felicidad infinita, Edward lo sabía, sabía que estaba embarazada o al menos lo sospechaba...
-Pero nada, abre el sobre de ahí, no he querido abrirlo sin ti- me dijo estrechándome más contra él- Bella quiero que sepas que sea el resultado que sea que haya en ese sobre, yo querré a mi hijo, si estás embarazada y si no lo estás lo tendremos más adelante o cuando quieras- me dijo besando la piel de mi nuca- Sólo te quiero a ti y nada me haría más feliz que tener un bebé con la mujer que amo con todo mi ser- Yo ahí ya estaba llorando.
Lloré y lloré por minutos, tal vez por horas, no me importaba, la noticia que me había dado Edward era la que deseaba con todo mi ser, él lo quería, lo quería tanto como yo y eso era la pizca para tener la mayor felicidad del mundo.
-Shh mi amor, no llores, no soporto verte así- me dijo tocando mi vientre y yo lo miré de inmediato. Su mirada era intensa, pero esta vez con mucha curiosidad.
-Edward...- suspiré- No hace falta que abra el sobre- le dije mirándolo a los ojos tiernamente- Porque yo ya sé el resultado- le dije con mucha dulzura.
-¿Qu...que tú que?- me dijo muy nervioso. Edward Cullen nervioso... me encantaba verlo así- ¿Có...cómo sabes tú el resultado?- me dijo mirándome con intriga.
-Sí, Edward es...estoy...- no pude seguir. Edward se levantó con rapidez pero teniendo un cuidado extremo conmigo. Me cogió en brazos y comenzó a saltar como un loco por toda la consulta.
-UN BEBÉ, VOY A TENER UN BEBÉ CONTIGO BELLA- gritaba a los cuatro vientos y yo no podía estar más feliz- ESTÁS EMBARAZADA MI AMOR, ESTÁS EMBARAZADA- Edward estaba radiante, pequeñas lágrimas se deslizaban por sus perfectas mejillas.
No sé cuánto tiempo pasó, pero me bajó con una delicadeza imposible y me sentó encima de su mesa. Se colocó enfrente de mí y comenzó a besarme, sintiendo el sabor salado de nuestras lágrimas, seríamos una familia, una familia perfecta.
Cuando necesitamos aire para respirar, Edward se puso a la altura de mi vientre y comenzó a hablarle a nuestro bebé.
-Hijo, soy tu papá, aunque eres muy pequeñito, sé que me escuchas- Edward destilaba amor y ternura con sus palabras, nunca lo había visto así de emocionado- Vas a tener a una mamá hermosa y buena, espero que seas tan hermoso como ella, eres una bendición para nosotros- terminó desabrochándome el abrigo y levantándome la camisa, para besar mi vientre una y otra vez. Yo no podía ni hablar, yo hipaba de la felicidad dentro de mí. Estaba llorando sí, pero de felicidad.
-Edward me has hecho la mujer más dichosa del mundo- le dije acariciándole sus cabellos cobrizos, como me gustaba hacerle eso, su pelo era tan suave...
-Tú si que me has hecho el hombre más feliz del mundo, tengo a una mujer hermosa y a un bebé en camino, no puedo ser más feliz- me dijo besándome por toda la extensión de mi cara- Por cierto señorita...- Ahora se descubriría mi mentira, pero ya me daba igual- ¿Cómo sabías lo del embarazo?
Cogí mi bolso y saqué el sobre con mi primera ecografía y se lo tendí. Cuando lo estaba abriendo le expliqué todo.
-Edward tenía mis sospechas, como sabrás las pastillas anticonceptivas son muy seguras y jamás se me había atrasado el periodo, pero el desmayo de ayer y las náuseas mañaneras era muy extraño...- me callé para ver la reacción de Edward al ver a su hijo.

Edward pov.

Estaba sacando lo que parecían ser unas ecografías del sobre cuando Bella me estaba explicando todo, yo no la pude escuchar más, ahora sólo tenía ojos para mi hijo.
Era el ser más hermoso que había visto jamás, se le veía todo tan bien... su cabecita, sus manitas, sus bracitos, sus piernecitas, sus piececitos, todo... Gruesas lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas, me daba igual que pareciera un marica, era mi hijo y yo no podía estar más feliz.
Miré a mi hermosa mujer, la que me daría un hijo perfecto al igual que ella, la miré con adoración, era mi diosa, mi vida, mi aire para poder respirar, mi guía para seguir viviendo, la que me abrió los ojos en el momento exacto, mi todo...
-Bella es hermoso, es perfecto mi vida- le dije acercándome a ella para depositar un sonoro beso en sus labios, qué hermosa era, se veía radiante- Te ves radiante mi amor.
-Te amo- me susurró con el mayor amor que pude encontrar en ese momento. Me abrazó tiernamente y yo la apreté suavemente con mi pecho.
-Tenemos que decírselo a la familia, si no Esme y Alice me castrarán- le dije temiendo a mi propia madre y hermana, eran muy buenas, pero por las malas eran capaces de lo peor...
-Claro que sí- me dijo con lágrimas en los ojos. Ahora sí que era el hombre más feliz del universo.
-Vamos, avisaremos a Carliste para ir a comer a tu restaurante favorito- le dije cogiéndola por sorpresa.
-¿Aún te acuerdas de mi restaurante favorito?- me dijo con una sonrisa preciosa.
-Claro mi amor, cómo si no... Siempre te gustó el mismo- le dije besando su preciosa frente- Vamos- le dije quitándome la bata y el estetoscopio, ni siquiera me había dado tiempo a quitármelo con tal perfecta noticia.
-No te puedes imaginar lo sexy que te ves con esa bata- me dijo susurrándome sexymente y tirando de la hebilla de mi cinturón. Su lengua pasaba por sus labios de forma sensual... Sería mi muerte, esta mujer sería mi muerte.
-Bella por Dios, no hagas eso, no sabes lo sexy que te ves- le dije en un intento de que se apiadara de mi.
-Está bien, por ahora te dejaré, no quiero ver a una Esme y a una Alice enfadadas...- dijo con cara de terror.
-Gracias- terminé besándola de nuevo, en un beso corto pero profundo y nos encaminamos hacia la salida, ella con sus dos manos acariciando a nuestro bebé y yo con la ecografía en mi mano izquierda y mi mano derecha en la cintura de mi mujer.
-Edward- me dijo a mitad de camino- No quiero mencionarla en este momento, pero no puedo evitarlo- me dijo con una tristeza infinita. No quería verla así, hoy tenía que ser el día más feliz de su vida y Tanya no lo arruinaría.
-Mi amor- la paré y me puse enfrente de ella- No hablemos de eso ahora, este día tiene que ser especial, es el día más feliz de nuestras vidas y nada lo cambiará. Además ya está todo solucionado, no te preocupes- le dije besándole la frente con mucho amor, trasmitiéndole todo mis sentimientos. Pareció que se tranquilizó y seguimos el camino hacia el despacho de mi padre.
Cuando llegamos, toqué en al puerta y un “pase” se escuchó desde el otro lado.
Sería un día feliz, feliz para todos nosotros, ese bebé lo cambiaría todo y dirigiría nuestras vidas hacia el camino de la felicidad.


3 comentarios:

  1. Oh por dios!!
    Lo savia, lo savia jajaj estoy tan feliz no lo puedo creer Bella esta embarazada lo savia desde que empezaron los sintomas esto es genial por fin una buena noticia despues de todo lo desagradable que a pasado por culpa de Tanya creo que Edward no puedo estar mas que feliz Ay Rommi lo sabia me haces tan feliz espero que no pase nada malo por que merecen la felisidad.

    Pues solo tengo que decirte que seguire aqui pendiente nena como siempre sabes que te quiero bueno un beso te quiero

    ResponderEliminar
  2. Hola Romina: Cielos que capitúlo estoy fascina, que digo maravilla, me encanta Bella EMBARAZA, Wao y Edward como toma la noticia el beso a su amor y a su bebe. Eres fabulosa, me gusta como escribes y sobre todo me encanta esta historia, durante la semana vuelvo y entro y los releos. Te felicito me hiciste muy feliz con este capitúlo, estaba intrigada si iba estar embarazada o no, pero lo hiciste, que biennnnn, gracias.
    Ahora quedo con las ganas del siguiente capitúlo, no tienes ideas estoy pendiente de la actualización.
    Saludos y besos desde Panamá.

    ResponderEliminar
  3. Hola Romina el capí fue sumamente perfecto!!! ¡Qué emoción que Bella y Edward van a ser padres!!!! Mis sospechas fueron ciertas que emoción. El capí fue grandioso, de verdad que ahora habrá mucha felicidad. Espero que Tanya, no les de más problemas. Please. Ansiosa por el próximo. Te envío muchos saludos!!!

    ResponderEliminar

*..Diosas del Crepúsculo..*