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Capítulo
27: Tragedia…
Bella pov.
A pesar de
haberme divertido muchísimo comiendo con Rose y Eleazar, no podía evitar pensar
en la horrible conversación entre esa odiosa y yo…
-¿En qué
piensas?- dijo Eleazar mientras abría la puerta del enorme edificio donde trabajábamos.
-En… en
nada- puse mi mejor cara sonriente, pero Eleazar arqueó una ceja.
En estos
momentos odiaba que Eleazar me conociera tan bien…
-Buenas
tardes- dijo de nuevo la monótona voz de Bárbara.
-Buenas
tardes- dijimos los dos al unísono.
Eleazar
puso su mano en mi espalda baja y avanzamos hacia el ascensor.
-Venga,
cuéntamelo, te veo demasiado pensativa- dijo a la vez que pulsaba el botón del
ascensor- ¿Problemas con Edward?
-No, de
momento tengo que decir que no hemos tenido ningún tipo de enfrentamientos- le
dije mientras entraba en el cubículo del ascensor.
-Me alegro-
me sonrió y pulsó el botón del último piso, donde se encontraban nuestros
despachos- Entonces… ¿en qué piensas?
-No ha sido
mi mejor día que digamos…
-¡Venga
ya!- dijo dándome un golpe en el brazo cariñosamente- Si has puesto en su lugar
al puto becario, eso es digno de celebrar- involuntariamente mi boca se curvo
en una sonrisa y Eleazar asintió satisfecho.
-Supongo
que eso ha sido un punto a favor, pero no me siento feliz del todo…- joder…
¿Por qué carajo había tenido que decirlo?
Eleazar me
miró más detenidamente y me abrazó de inmediato a la vez que la campana del
ascensor anunciaba que habíamos llegado a nuestro destino.
-Vamos- le
dije separándome de él y saliendo del ascensor.
No había ni
rastro de Ángela, por lo que supuse que estaría en su hora se descanso, así que
entré directamente a mi despacho.
-Bella no
quiero que pienses en esa mujer- los dos entramos en mi despacho- Sabes que tu
estado interfiere en el bebé y no quiero que tengas a mi ahijado con tres
meses, o ¿si?- dijo mientras se le formaba una sonrisa en sus labios.
-Tienes
razón, esa tía no se merece que le haga caso- susurré y en ese momento sonó mi
móvil.
-Te dejo a
solas, después vendré- me besó en la frente y salió de mi despacho con su
típico andar tranquilo.
Miré la
pantalla de mi móvil y sonreí como una idiota al ver quién me llamaba…
-Hola mi
amor- le dije con una sonrisa aunque él no me viera.
-Hola princesa, ¿cómo estás?
-Ahora
mejor que estoy hablando contigo- sonreí de nuevo y pude escuchar su risa.
-Me alegro, ¿cómo te está yendo el día?
-Bien, muy
bien- hice una pausa, no quería que me notara rara de nuevo- He comido con Rose
y Eleazar- le dije cambiando de tema.
-¿Si? ¿Cómo está mi querida cuñada?- solté una risilla ante la ironía de
sus palabras.
-No seas
malo- él soltó una carcajada- Está muy bien, muy embarazada como yo.
-Jajaja, si, me la puedo imaginar.
-¿Y cómo te
va a ti el día?
-Puf… estoy totalmente agotado preciosa-
susurró- Ha habido muchas urgencias y he
tenido que atender a algunos pacientes de Carmen, al parecer está enferma-
mi corazón se saltó un latido…
¿Qué le
pasaba a Carmen? Ella jamás faltaba a su trabajo…
-¿Qué le
pasa a Carmen?
-No te preocupes, no es nada importante-
me tranquilizó- Al parecer a cogido una
buena gripe.
-Vaya…- en
ese momento me acordé de algo- Doctor sexy Cullen- mi hombre soltó una
carcajada- ¿Tú ahora haciendo de ginecólogo?
-Soy médico para todo, nena- susurró con
voz caliente y mi tanga comenzó a mojarse involuntariamente.
-Ah… no me
hace gracia que le veas las partes íntimas a otras mujeres… tendrán un
incentivo para atacarte- susurré con voz molesta.
-Me encantas que te pongas celosa- de
nuevo noté su voz más ronca de lo normal…- Y
no seas tonta, sólo les estoy tomando la tensión, recetándoles vitaminas
prenatales y mandarlas al laboratorio para que se hagan unos análisis, nada más-
me aclaró y yo suspiré de alivio.
-Eso suena mejor- escuché su sexy risa.
-Más bien el que debería de estar celoso soy
yo- me recordó- Allí hay muchos
galanes sueltos buscando una preciosa dama- sonreí ante su descripción de
los siglos XV o XVI…
-Pues la
preciosa dama sólo tiene ojos para su príncipe azul, mi amor- solté una
carcajada y él me siguió.
-Eso espero, no quiero tener que empuñar mi
espada…- de nuevo solté una carcajada.
-Me
encantaría verte con una de esas blusas de época pegada a tu torso sudado…-
definitivamente mi tanga estaba empapado…
Joder…
Como
siguiera con esta conversación teníamos un problema y un problema grave además…
-Bella tengo que colgar- sentí su voz
ahogada- Después nos vemos preciosa.
-Vale, te
amo mi vida- decidí no ser mala… ya bastante había tenido…
-Te amo- y colgó, una sonrisa
involuntaria se formó en mis labios.
Dios como
lo amaba…
Me sentía
fatal por ocultarle algo tan importante como que su ex había regresado a
nuestras vidas, pero por nada del mundo lo preocuparía, jamás…
Miré los
bocetos encima de mi mesa y comencé a continuarlos por donde los había dejado
esta mañana.
Así pasé
las siguientes horas, dibujando y con llamadas por parte de Ángela para
informarme de un evento que se celebraría dentro de dos semanas organizado por
el señor Andrew y demás…
-Ángela
entra a mi despacho- le dije exasperada por tantas llamadas, aclararía esto en
persona. Miré el reloj.
Eran las
siete de la tarde…
Joder… la
tarde se me había pasado volando…
-¿Se
puede?- dijo Ángela abriendo la puerta de mi despacho.
-Pasa.
-Señora
Bella, dice el señor Andrew que será en el Hotel Hilton.
-Muy bien,
¿a qué hora sería?
-A las
nueve de la noche- lo miró en su agenda personal.
-Vale, ¿qué
se supone que se expondrá?
-Se
expondrá el nuevo proyecto que usted está realizando ahora mismo- me sonrió-
Estarán todos los socios del señor Andrew y algunos de sus clientes más allegados,
será como un anzuelo para atrapar a nuevos compradores- me miró feliz a través
de sus gafas de pasta.
-Estupendo,
lo que suponía- le sonreí- Por lo que tengo que tener esto lirto- apunté a mis
bocetos- Antes de dos semanas- ella asintió y decidí algo, su compañía me
ayudaría totalmente en ese evento- Quiero que vengas Ángela.
-¿Yo? ¿Por
qué?- hizo una pausa- Es decir… ¿para qué quieres que vaya?- sonreí de nuevo
ante su nerviosismo.
-Es
sencillo, los futuros compradores querrán información sobre el arquitecto que
realice sus obras- hice una pausa ante su atenta mirada- Tú le facilitarás toda
esa información.
-Es... está
bien- dijo no muy convencida.
-No te
preocupes, no será la primera vez que me acompañe mi secretaria.
En ese
momento se escucharon golpes en la puerta de mi despacho y las dos nos giramos
a la puerta.
-Pase- dije
sin saber quién era y tuve que haberme tragado la lengua cuando vi el cabrón de
James acercarse con sutileza- ¿Qué quieres?
-Entregarle
esto- dijo levantando los documentos que yo le había entregado esta mañana.
-Muy bien-
miré a Ángela- Ángela puedes irte, cualquier cosa me avisas, ¿ok?
-Muy bien
señora Bella- me sonrió y se levantó.
Cuando
salió Ángela de mi despacho, miré a James con cinismo.
Me levanté
y me dirigí hacia su asquerosa persona.
-Vaya… te
has retrasado diez minutos- le tendí mi mano para que me diera los papeles,
pero en vez de eso, su asquerosa mano cogió la mía rápidamente- Suéltame- le
rugí y él me sonrió con vacilación.
-Tienes una
piel tan suave…- susurró acercando mi mano a su boca y yo me deshice de su
asqueroso agarre.
-Ésta será
la primera y última vez que me toques- le dije con odio y él sonrió más- Eres…
eres…- no tenía ni calificativos para describirle.
-Soy
irresistible… lo sé- dijo totalmente convencido y de nuevo avanzó hacia mí.
Yo
retrocedí involuntariamente y mis piernas tocaron el filo de la gruesa mesa.
-No me
temblará el pulso si tengo que echarte a patatas como una rata asquerosa de
aquí- le advertí y de nuevo su sonrisa estaba pintada en su fría cara.
-No será
necesario…- su voz era escalofriante… Se acercó más a mí y ahora sí que podía
oler su asqueroso aliento- Vamos, no me digas que no te gusto- miró mis ojos y
luego mi boca- Esas miradas de odio y esa voz dura me pone demasiado…- sonrió
de nuevo- No eres más que una zorra.
Todo pasó
demasiado deprisa, sus sucias manos atraparon mi cintura con fuerza y su
asquerosa boca se posó en la mía con rapidez y habilidad.
Mis manos
se dirigieron a su cara y le arañé en ambas mejillas, varias lágrimas
comenzaron a rodar por mis mejillas…
-Por
favor…- le dije recordando a mi pequeño hijo y su mirada fue fría, muy fría…
En ese
momento alguien entró a mi despacho y pude ver a James tirado en el suelo, en
un segundo, agarrándose el estómago con dolor.
Mis ojos no
captaban bien quién era a causa de las lágrimas, pero su olor impregnó mi nariz
de lleno.
-Preciosa,
¿estás bien?- me dijo Edward cogiendo mi cara con ambas manos.
-S… si- gruesas
lágrimas rodaron por mis mejillas y Edward me besó en la frente.
-¿Qué ha
pasado aquí?- dijo la voz histérica de Eleazar- Tú, ven aquí hijo de puta- vi
como agarraba a James por la camisa y lo sacaba a patadas de mi despacho.
-Shhh,
tranquila princesa, ahora estás a salvo- Edward me abrazó y puso mi cara en su
pecho.
No sé
cuánto tiempo estuvimos así, pero se me hizo demasiado rápido…
-Edward no
me dejes, por favor- sollocé y mis manos se dirigieron a mi vientre, apretando
a mi hijo con dulzura- Mi bebé…- sollocé más fuerte y Edward se separó de mí de
inmediato.
-¿Te ha
hecho algo más?- capté mi atención en sus ojos y éstos eran fríos, sin vida…
-N… no-
negué y Edward suspiró de alivio.
-Bella
tenemos que ir al hospital a que te revisen- sus manos se dirigieron a mi
vientre y lo acarició con dulzura, pude sentirlas temblorosas…- Dime, ¿te duele
algo?
-No- por
fin mi voz había vuelto a mi garganta.
-Vamos- me
abrazó y cogió mi bolso.
-Bella,
¿estás bien pequeña?- Eleazar se acercó a nosotros para abrazarme, pero Edward
no le dejó espacio- Dime, ¿qué te ha hecho ese hijo de puta?
-Na… nada, me
agarró con mucha fuerza y me besó de la misma forma- sollocé de nuevo y Edward
me besó en la frente.
-Lo mataré-
susurró Edward y yo me estremecí.
-No será
necesario, ahora vendrá la policía y lo detendrá por intento de abuso sexual, de
eso estate totalmente seguro- demandó Eleazar y me cogió ambas manos- Preciosa,
mejórate, no vengas más por aquí, no hace falta, sabes que dibujar lo puedes
hacer en tu casa, más tranquila- me sonrió y me besó en la mejilla.
-Vale- fue
lo único que pude decir y él me besó en la mano y desapareció de mi despacho.
-Mi vida,
vamos, tenemos que ver si estáis completamente bien- susurró y avanzamos hacia
el ascensor.
-Señora
Bella, ¿se encuentra bien?- susurró la voz apenada de Ángela.
-Si, no te
preocupes- contestó Edward por mí y yo seguí con mi mirada gacha.
No le
habría pasado nada a mi bebé, ¿verdad?
Me moriría
si algo le pasase a mi bebé, lo juro, no podría con eso…
Maldito
James, maldito millones de veces, lo odiaba, lo odiaba con toda mi alma.
Más lágrimas
rodaron por mis mejillas y ni siquiera me di cuenta de que habíamos llegado al
Volvo y que Edward me ponía el cinturón de seguridad con cuidado.
-Tranquila-
me dijo cuando vio mi pecho subir y bajar con violencia- No es bueno para el
bebé, princesa, relájate-me miró con esos ojos verdes que tanto amaba y lo
abracé, lo abracé como si mi vida dependiera de ello y la verdad era que así
era…
-Edward,
dime que no le ha pasado nada, por favor- sollocé y Edward me apretó más
fuertemente.
-Te prometo
que no le ha pasado nada- susurró y se separó de mí para cerrar la puerta y
subirse por el lado del conductor.
Pude sentir
cómo Edward hablaba con alguien por teléfono, pero no cogí si quiera un “si”…
tan sólo pude sentir la cálida mano de Edward sobre la mía, que estaba apoyada
en el bultito que era mi vientre…
El camino
se me hizo salado, lento y tortuoso… a pesar de las palabras de apoyo de Edward
y de intentar tranquilizarme por todos los medios, no pude relajarme si quiera
un poquito…
Sentí los
fuertes brazos de Edward cogerme por la cintura y soportar todo mi peso en su
cuerpo, para ayudarme a salir del Volvo.
-¡¡Edward!!
¡¡Bella!! ¿Qué ha pasado?- escuché la voz de Carliste y sollocé aún más, mi
cuerpo estaba temblando fuertemente.
-Papá-
susurró abatido Edward- Necesito que le pongas el sedante- dijo sin más y pude
ver el cuerpo de Carliste moverse con rapidez.
-¿Sedante?-
dije aterrada y Edward me apretó más contra su cuerpo.
-No te
preocupes mi vida, tienes que relajarte de alguna manera- fue lo último que escuché
antes de sentir un pinchazo y notar mi cuerpo lacio, tan lacio como una hoja de
papel…
Edward pov.
Terminé de comer a las 5 de la tarde... hoy había sido un día demasiado largo y duro...
Decidí llamar a mi preciosa esposa.
-Hola mi
amor- me contestó mi preciosa mujer.
-Hola princesa, ¿cómo estás?
-Ahora
mejor que estoy hablando contigo- sonreí como un idiota aunque no me viera.
-Me alegro, ¿cómo te está yendo el día?-
estaba ansioso por verla, no podía soportar tanto tiempo lejos de ella…
-Bien, muy
bien- noté su voz cansado y triste- He comido con Rose y Eleazar- me dijo
cambiando de tema radicalmente, decidí seguirle para que no se sintiera forzada
a contármelo, ya lo haría…
Lo que
menos quería era agobiarla por mis suposiciones…
-¿Si? ¿Cómo está mi querida cuñada?- escuché su musical risa.
-No seas
malo- no pude más que soltar una carcajada- Está muy bien, muy embarazada como
yo.
Sonreí como
un completo idiota al escuchar eso… cuánto la amaba y cuánto me gustaba cuando
decía que estaba embarazada, era algo superior a mí.
-Jajaja, si, me la puedo imaginar.
-¿Y cómo te
va a ti el día?
-Puf… estoy totalmente agotado preciosa-
susurré recordando la intensa mañana y parte de la tarde que había tenido- Ha habido muchas urgencias y he tenido que
atender a algunos pacientes de Carmen, al parecer está enferma- sentí su
silencio.
-¿Qué le
pasa a Carmen?- dijo preocupada y yo me golpeé mentalmente por ser tan idiota y
habérselo contado.
-No te preocupes, no es nada importante-
le tranquilicé- Al parecer a cogido una
buena gripe.
-Vaya…- su
voz ahora era más tranquila- Doctor sexy Cullen- solté otra carcajada, Bella
era imposible…- ¿Tú ahora haciendo de ginecólogo?
-Soy médico para todo, nena- susurré con
voz demasiada ronca…
-Ah… no me
hace gracia que le veas las partes íntimas a otras mujeres… tendrán un
incentivo para atacarte- susurró molesta y tuve que sonreír.
-Me encantas que te pongas celosa- mi voz
ahora sí que estaba más ronca de lo normal… me estaba poniendo malo con tan
sólo esas palabras…- Y no seas tonta,
sólo les estoy tomando la tensión, recetándoles vitaminas prenatales y
mandarlas al laboratorio para que se hagan unos análisis, nada más- le
aclaré y pude escuchar su suspiro de alivio.
-Eso suena mejor- solté de nuevo una
carcajada.
-Más bien el que debería de estar celoso soy
yo- le recordé pensando en todos los gilipollas que trabajaban en su
empresa- Allí hay muchos galanes sueltos
buscando una preciosa dama- le dije de manera educada.
-Pues la
preciosa dama sólo tiene ojos para su príncipe azul, mi amor-escuché su hermosa
risa y yo la seguí de inmediato.
-Eso espero, no quiero tener que empuñar mi
espada…- soltó una nueva carcajada y mi pecho se infló por ser testigo de
tan hermoso sonido.
-Me
encantaría verte con una de esas blusas de época pegada a tu torso sudado…- su
voz estaba excitada… desde el teléfono podía reconocer esa voz que tanto me
gustaba…
Tenía que colgar
en este momento si no quería una conversación erótica por teléfono o lo que es
peor… sexo telefónico…
La primera
experiencia fue… puf… no había palabra que lo describiera, pero ahora tenía que
ver a unos diez pacientes y no sería muy adecuado por mi parte.
-Bella tengo que colgar- pude sentir mi
respiración agitada al igual que mi voz…- Después
nos vemos preciosa.
-Vale, te
amo mi vida.
-Te amo- le colgué y una sonrisa se formó
en mis labios involuntariamente.
Sin duda,
era la mujer de mi vida.
La amaba
más que a mi propia vida…
A los pocos
minutos el primer paciente de mi turno de tarde llamó a la puerta y así fueron
pasando los diez pacientes, unos con más problemas que otros, pero sin ninguna
complicación…
Cuando
terminé con el último, miré el reloj y me sorprendí al darme cuenta que eran
casi las siete, faltaban exactamente ocho minutos…
Bien… iría
a recoger a mi ángel al trabajo, aunque ella tuviese coche…
No era una
excusa lógica, pero tenía ansias de verla.
-¿Ya has
terminado, hijo?- me dijo papá cuando estaba saliendo de mi consulta.
-Si, he
terminado antes de lo previsto- le sonreí- Voy a recoger a Bella, no puedo
estar más tiempo sin verla.
-Me alegro
hijo, mañana puedes cogerte el día libre, te lo mereces- le sonreí y avancé
hacia él para abrazarle.
-Gracias
papá, de verdad que te lo agradezco.
-Vamos, te
lo mereces, has trabajado duro- se separó de mí y me sonrió- Además, sé la
ansiedad que tienes por estar con tu mujer y tu hijo.
-Si- le
sonreí y le di una palmada en el hombro.
Cogí mi
maletín con fuerza y me encaminé hacia el Volvo con rapidez, no soportaba más
las ganas de ver a mi hermosa esposa.
En diez
minutos estuve allí y me subí al ascensor con demasiada rapidez. Llegué a la
planta donde se encontraba el despacho de Bella y avancé hacia la mesa de su
secretaria.
-Buenas
tardes- la chica miró hacia arriba y me sonrió de manera amistosa.
-Buenas
tardes, ¿usted es…?- dijo mirándome con detenimiento con sus gafas de pasta.
-Soy el
señor Cullen, el marido de la señora Bella- le sonreí y ella me sonrió
asintiendo.
-Un gusto
señor Cullen, soy Ángela, su secretaria- se presentó formalmente- La señora
Bella está dentro del despacho, ¿quiere que le avise?
-No se
preocupe, quiero darle una sorpresa, ¿está ocupada?
-Si, está
con el becario James.
Con el
becario James…
¿Qué? No me
gustaba que Bella estuviera con el hijo de puta ese… no me gustaba lo que me
había contado Bella de ese tío.
Me acerqué
a la puerta sin siquiera decirle nada a Ángela y pude escuchar un “por favor”
demasiado dolorido…
¿Qué carajo
estaba pasando ahí dentro?
Sin más…
abrí la puerta y la escena que me encontré me hirvió la sangre hasta límites
insospechados…
Bella
estaba intentando zafarse del fuerte agarre que el jodido James le hacía en la
cintura, sus labios estaban juntos…
La estaba
besando en contra de su voluntad, a mi esposa.
En ese
momento lo vi todo rojo y avancé sin ninguna vacilación hacia ese hijo de puta
y lo cogí por un brazo y lo golpeé en el estómago con todas mis fuerzas.
-Preciosa,
¿estás bien?- cogí su cara con ambas manos y pude sentir la humedad de sus
lágrimas…
Juro que lo
mataría, lo mataría si algo le llegara pasar a Bella o a mi hijo.
-S… si- sentí
más lágrimas y sólo pude besarla en la frente.
-¿Qué ha
pasado aquí?- dijo Eleazar con voz encabronada- Tú, ven aquí hijo de puta-
agarró a James por la camisa y lo sacó a patadas del despacho.
Eso es hijo
de puta, agradece que estoy con mi esposa… un sollozo demasiado fuerte me sacó
de mis pensamientos agrasivos…
-Shhh,
tranquila princesa, ahora estás a salvo- le abracé y puse su delicada cara en
mi pecho.
Al cabo de
los minutos decidí separarme de ella y revisarla, tenía que estar bien…
-Edward no
me dejes, por favor- sollozó y sus manos se dirigieron hacia su vientre- Mi
bebé…- me separé totalmente de ella y la miré con temor.
-¿Te ha
hecho algo más?
Ahora si
que estaba totalmente acojonado…
Dios… esto
no podía ser posible, ¿verdad?
A mi hijo
no le había pasado nada, ¿verdad?
-N… no- no
pude evitar suspirar de alivio.
-Bella
tenemos que ir al hospital a que te revisen- en ese momento decidí que iríamos
al hospital a hacerle un chequeo completo, ahora mis manos estaban temblorosas
por la rabia y me sería imposible hacerle nada. Aun así mis manos se dirigieron
a aquel trocito de carne donde estaba mi hijo creciendo…- Dime, ¿te duele algo?
-No- dijo
firmemente y suspiré de nuevo.
-Vamos- le
abracé y cogí su bolso de encima de la mesa para irnos cuanto antes.
-Bella,
¿estás bien pequeña?- Eleazar se acercó a nosotros, pero yo no me separé de mi
esposa ni siquiera un milímetro para que Eleazar pudiera abrazarla- Dime, ¿qué
te ha hecho ese hijo de puta?
-Na… nada,
me agarró con mucha fuerza y me besó de la misma forma- sollozó nuevamente y yo
cerré los ojos a la misma vez que le besaba en la frente.
-Lo mataré-
susurré sin callarme más mis pensamientos y su cuerpo se estremeció.
-No será
necesario, ahora vendrá la policía y lo detendrá por intento de abuso sexual,
de eso estate totalmente seguro- aseguró Eleazar, pero yo no estaba tan seguro
y cogió las manos de Bella- Preciosa, mejórate, no vengas más por aquí, no hace
falta, sabes que dibujar lo puedes hacer en tu casa, más tranquila- le sonrió y
le besó en la mejilla.
-Vale-
susurró mi esposa sin vida y se me rompió el alma, Eleazar le besó la mano y
desapareció del despacho.
-Mi vida,
vamos, tenemos que ver si estáis completamente bien- susurré y avanzamos hacia
el ascensor.
-Señora
Bella, ¿se encuentra bien?- susurró preocupada Ángela.
-Si, no te
preocupes- contesté por Bella y seguimos hacia delante.
Bella estuvo
sollozando todo el camino hacia el Volvo, sólo pude asentir a las miradas
interrogantes y pena que nos daban y a los saludos hechos en susurros…
Todo el
tiempo la estuve sujetando como si mi vida dependiera de ello y es que si a
ella le pasaba algo o a mi hijo, yo simplemente me moriría…
No habría
vida sin ninguno de ellos dos…
La ayudé a
subirse al coche y pude sentir su respiración errática debido a los fuertes
sollozos y temblores de su cuerpo.
-Tranquila-
su corazón amenazaba con salir de su pecho y eso no era bueno, nada bueno para
su salud y la de mi hijo- No es bueno para el bebé, princesa, relájate- la miré
y ella se movió para abrazarme efusivamente, como si su vida dependiera de
ello.
-Edward,
dime que no le ha pasado nada, por favor- sollozó y yo la apreté más contra mi
cuerpo.
-Te prometo
que no le ha pasado nada- susurré pidiéndole a Dios por la salud de mi hijo…
¿Qué le
podía decir? ¿Que tenía un riesgo alto de que le hubiera pasado algo al bebé?
Dios no… no
podría con eso.
Decidí
llamar a la única persona que podría ayudarme en este momento.
-¿Papá?
-Dime hijo, ¿qué pasa?- mi padre sin duda
me conocía demasiado bien…
-Es Bella…
-¿Qué le ha pasado hijo, está bien?- sentí movimiento por su parte.
-No lo sé…-
dije derrotado.
-Hijo, tranquilízate, dime dónde estás.
-Voy de
camino al hospital- mi mente despertó de este horrible estado de shock y pude
hablar…- Prepárame una camilla y una jeringa con un sedante medio- dije sin más
y colgué.
Puse mi
mano encima de la mano de Bella, que descansaba en su vientre, y me dediqué a
prestar un poco de atención a la carretera…
Llegamos en
muy poco tiempo gracias a mi alta velocidad y aparqué con rapidez. Me bajé del
Volvo y me encaminé inmediatamente hacia la puerta del copiloto.
Ayudé a
Bella a bajar del coche y sostuve su cuerpo hasta que llegamos a la puerta del
hospital, donde mi padre ya nos esperaba.
-¡¡Edward!!
¡¡Bella!! ¿Qué ha pasado?- la voz de mi padre era de total preocupación, no era
para menos, y pude sentir un fuerte sollozo por parte de Bella…
-Papá-
susurré totalmente abatido- Necesito que le pongas el sedante- dije seguro de
lo que decía y mi padre lo cogió de las manos de una enfermera, que ya lo tenía
preparado, y se colocó al lado de Bella.
-¿Sedante?-
dijo totalmente aterrada mirándome con los ojos muy abiertos y yo sólo pude
apretarla más contra mi cuerpo.
-No te
preocupes mi vida, tienes que relajarte de alguna manera-le hice un gesto a mi
padre para que le inyectara el jodido líquido en el brazo de Bella y muy
pronto, demasiado, sentí su cuerpo desfallecer.
-No te
preocupes, debido a su estado es normal que su cuerpo esté más sensible- me
recordó y yo asentí dejándola en la camilla con mucha suavidad- ¿Qué le ha
pasado?- mi padre le retiró el pelo de la cara y la miró con preocupación.
-Han
intentado abusar de ella papá, han intentado abusar de ella- grité y mi padre
me abrazó con fuerza para que no me cayera…
-Shh,
tienes que tranquilizarte Edward, ahora Bella te necesita más que nunca y no
puedes perder los estribos de esta manera, tranquilízate- me dijo mi padre con
la misma voz que cuando tenía cinco años… pero tenía toda la razón…
Claro que
la tenía…
Bella y mi
hijo me necesitaban tranquilo y con la cabeza fría.
-Tienes
razón- me tranquilicé y mi padre asintió.
-La llevaremos
al área de ginecología, hay que ver a mi nieto cuanto antes- yo asentí- Pero
ahora le miraremos todos los niveles a Bella.
No sé
cuántas personas había alrededor de nosotros, entre médicos y enfermeras, y me
agobié de repente.
-Os podéis
marchar, no necesitamos nada más- dije con voz demasiado dura y empujé la
camilla con desesperación porque llegáramos a la maldita habitación privada.
-Perdonad,
os avisaré si os necesito- escuché a mi padre detrás de mí y rápidamente se
puso a mi lado.
Me subí al
ascensor con cuidado de no golpear la camilla por ningún lado, esperé a que mi
padre entrara y pulsé el botón de la planta de ginecología.
-Lo siento-
susurré sin dejar de mirar la cara de mi preciosa esposa, ahora totalmente
inmóvil por el sedante…
-No te
preocupes, lo entienden perfectamente- me tranquilizó y yo acaricié la mano de
Bella.
Llegamos a
la dichosa planta y la metimos en la habitación privada de la derecha.
-Iré por el
Doctor Thomson- dijo mi padre y lo miré interrogante- Es el nuevo ginecólogo-
me aclaró y lo volví a mirar.
-¿Nuevo
ginecólogo? Pero si Carmen sólo tiene gripe, ¿no?
-Si, pero
sabes las mujeres embarazadas que vienen a este hospital, no podemos estar sin
un ginecólogo- yo sólo pude asentir, solamente quería que Bella y mi hijo estuvieran
bien.
-Vale, la
iré revisando- mi padre asintió y me apretó el hombro en señal de apoyo.
-Ya verás
como sólo será un susto, hijo.
Desapareció
de la habitación y varias lágrimas rodaron por mis mejillas…
-Dios…
Bella tienes que proteger a nuestro hijo, tiene que estar sano…- dije
sollozando a la vez que le quitaba la ropa.
Cogí mi
estetoscopio y se lo puse a la altura de su corazón, oyendo el suave y rítmico
corazón de mi mujer.
-El corazón
ahora lo tienes bien, preciosa- le dije como si pudiese escucharme y le besé en
la frente.
La
incorporé un poco y le puse la camisa del pijama del hospital con delicadeza.
Miré su
cuerpo y me maravillé…
Ahora
estaba más redondito aún, contorneando su figura ligeramente en curvas
pronunciadas y sus pechos estaban enormes ahora. Pero ahora no había nada
sexual, ahora todo era adoración y amor.
Le besé en
todo el cuerpo y con delicadeza le puse los pantalones del pijama, también del
hospital y tenía que decir que hasta con esta horrible ropa, estaba
absolutamente preciosa…
Cogí una
aguja y un tubo de plástico y le saqué sangre de su brazo para poder
analizarla.
Cuando
estaba terminando de sacar la aguja de su suave piel, escuché unos golpecitos
en la puerta.
-Adelante.
-Hijo,
¿cómo está?- mi padre le acarició la mejilla y sonrió- Está preciosa- yo asentí
con una sonrisa por primera vez.
-El corazón
tiene un ritmo normal- me giré y cogí el tubo lleno de sangre- Toma, llévalo a
laboratorio y que lo examinen- mi padre asintió y cogió el tubo.
-Edward,
éste es el señor Thomson- dijo señalando a un hombre de unos treinta y pocos
con mirada siniestra.
No me gustó
nada el tipo éste, pero mi padre jamás fallaba eligiendo especialistas…
-Mucho
gusto, soy el Doctor Edward Cullen- le apreté la mano y él sonrió.
-Si, un
gusto- dijo secamente y yo quité mi mano de entre la suya y lo miré con
frialdad.
-¿Es su
esposa, verdad?- asentí- Muy guapa.
Mi sangre
estaba a doscientos grados y éste tío me estaba tocando las pelotas…
-Si, quiero
que revise a mi hijo en la mayor brevedad posible- dije cortándole y él asintió
sonriente.
-Muy bien-
avanzó por la habitación y se puso unos guantes de látex- Veremos a ese niño-
dijo con demasiada frialdad y yo miré a mi padre interrogante.
-Es muy
bueno Edward- me susurró y yo me puse más cerca de Bella aún.
El tal Thomson encendió el monitor y cogió el
tubo de gel.
Yo le abrí
algunos botones de la camisa, no quería que éste tío la tocara bajo ningún
concepto y le subí la camisa hasta debajo de sus pechos.
-Muy bien-
dijo mirando demasiado tiempo el cuerpo de mi mujer- ¿De cuánto tiempo está?
-Quizás
debería de decirlo usted- dije con toda la frialdad.
El tío me
miró con recelo pero con una desagradable sonrisa en su rostro.
-Bien… está
de 12 semanas y media, ¿no es así?- yo lo miré con sorpresa y él me sonrió más
anchamente.
-Vaya… veo
que ha mirado el historial de mi mujer- cogí la mano de mi mujer y se la besé-
Mejor.
Le puso un
poco de gel en su vientre y Bella se movió incómoda.
-Ed…
Edward- me llamó con voz pastosa y yo me puse cerca de su cara para que me pudiera
ver.
Sus
preciosos ojos chocolates estaban apagados, tristes…
Se me
partió el corazón de verla así, tan frágil y vulnerable a la vez…
-Estoy aquí
preciosa- le besé en la frente y su mano apretó la mía.
-¿Qué
estamos haciendo aquí?- su vista se enfocó en el Doctor Thomson y sentí un
escalofrío recorrer su cuerpo completamente.
-Vamos a
revisar al bebé- le aclaré y su cuerpo se relajó un poco- Éste es el señor
Thomson, tu nuevo ginecólogo, de momento…- dije esto último más alto de lo normal.
-Vale- sus
ojos se dirigieron al monitor y pudimos escuchar el rítmico y acelerado corazón
de mi hijo.
-El bebé
tiene un ritmo normal- dijo el Doctor Thomson- Pero…
De repente
de calló y Bella y yo dejamos de mirar el monitor para mirarle a él.
-El bebé
tiene…- dejó la frase inconclusa y puso cara de pena- El bebé tiene…
Joder… mi
mundo se estaba haciendo pedazos cada vez más grandes.
-¡¿Qué le
pasa a mi hijo?!- gritó Bella y se incorporó con un poco de mareo por el
sedante- ¿Qué carajo le pasa a mi hijo?- su voz destilaba odio y temor a partes
iguales…
-Su hijo
tiene…- siguió sin decirlo y yo dejé a Bella y lo cogí por el cuello.
-Dime de
una puta vez qué tiene mi hijo- le escupí y su cara palideció.
-Doctor
Thomson, dinos el estado del bebé, por favor- intervino mi padre y Bella soltó
un sonoro sollozo.
-El bebé
tiene una deformación grave…- susurró sin aire en su cuerpo debido al agarre
que estaban ejerciendo mis manos, cada vez más fuertes…
Un momento…
¿Qué había
dicho?
-¿Qué?
-Su hijo
tiene una deformación grave, exactamente en su cabeza- dijo tan tranquilo que
mi sangre hirvió…
Le golpeé
en la cara haciendo que cayera hacia atrás y me desplomé en el suelo, golpeando
mis rodillas en su sonoro golpe contra las duras baldosas…
-¡No!-
escuché mi mujer y por el rabillo del ojo pude ver a mi mujer cayendo de la
camilla…
-¡BELLA!-me
levanté sin fuerzas y la cogí en peso para evitar que se diera un golpe contra
el suelo.
Ahora todo
estaba perdido…
Ahora no
tenía motivos para seguir adelante…
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¡¡¡¡No me matéis por haberlo dejado así!!!!
Pero pienso que de esta manera el capítulo tendrá más misterio e intriga :D
¿Qué creéis que pasará ahora? Odiad con todas vuestras ganas al jodido James, es asqueroso... Si... lo sé, pero esa es su personalidad para mí...
¿Qué creéis que pasará ahora? Odiad con todas vuestras ganas al jodido James, es asqueroso... Si... lo sé, pero esa es su personalidad para mí...
¿Por qué el Doctor Thomson es tan extraño?
Y sobretodo... ¿querrán seguir adelante con el embarazo después de ésto?
Dios... todo esto es muy triste... pero tenía que meter algo de cizaña al fic :D
Espero, como siempre, que os guste ;)
Este capítulo va dedicado a tod@s mis querid@s lectores!!!
¡¡GRACIAS POR SEGUIR LEYENDO Y VISITANDO EL BLOG, OS TENGO QUE AGRADECER DE TODO CORAZÓN POR ELLO!!
Un besote enorme para tod@s,
Romiina^.^
Ohh pero que me haz dejado picada, intrigada y hasta angustiada!! que pasarà!!???, wow... nena realmente tienes talento para crear empatìa con los personajes y hacernos sentir rabia con el maldito de James... (con ganas de hecharle toda la guardia vulturi!) =(.
ResponderEliminarRealmente tienes un talento exquisito para escribir, jamàs me cansarè de decirte lo bien que se te da escribir, lo mucho que me encanta y lo mucho que necesito de tus fics!!1 me encantaaaann :D.
Te quiero muchìsimo hermosa,
Besos y abrazos para ti mi hermanita.
Yess*.*
Romina: joder como me dejas con un capitúlo así, que tristeza van a perder a su bebe, por ese estúpido de James no que malo,y ese Thomson es un HP (como se dice en mi tierra) como se comporta así, debe ser amigo de Tania. Nena escribes también que de cuajo as acabado con toda la felicidad, ya no hace falta que Tanya haga algo. Quede en suspenso para el próximo favor no demores si?.
ResponderEliminarBesos Nena.
Romi me has dejado de una pieza. Me ha sorprendido muchísimo que el bebe de Bella y Edward venga con problemas. El doctor nuevo estará siendo sincero con ellos, porque no me imagino que Carmen jugara con la salud del bebe y ella todo el tiempo les dijo que estaba bien. No me convense el doctor nuevo. Espero todo siga bien con el bebe, lo bueno es que ambos se apoyan y cuidan. Ansiosa por más, saludos!!!
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