lunes, 9 de abril de 2012

INOLVIDABLE


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Capítulo 22: Irresistible.

Bella pov.

Megan iba a ser absolutamente preciosa… Tenía la cara de Jasper, pero con muchos rasgos de Alice.
-Es preciosa- dije cogiendo la ecografía con mucho cuidado- Se parece mucho a ti Jasper- le dije con una sonrisa y puso cara de idiota… Normal…
-Va a ser pequeñita, ¿no?- le dijo Edward a Alice mientras veía a su sobrina.
-Si, me ha dicho que si sigue cogiendo ese peso, cuando nazca, pesará unos 3 kilos- dijo Alice con una sonrisa.
-Pero puede coger peso al final- dijo Edward profesional.
-Si, eso también lo mencionó Carmen- dijo mirándome a mí ahora- Me ha dicho que está deseando verte- me dijo con una sonrisa- Y que le lleves para ver al Doctor cañón- soltó una risita.
-Uhg, voy a tener competencia de todas las edades- dije divertida y Edward me miró.
-No tengo ojos para otra mujer que no seas tú- me besó como sólo él sabía hacerlo- Además no hay ninguna que se te compare- me volvió a besar- Alice, Bella está teniendo los mismos antojos que mamá cuando estaba embarazada de nosotros dos- dijo sonriente tocando mi vientre.
-¿Si? Oh, Dios mío, será una copia de Edward- dijo acercándose a mí para besarme en la mejilla.
-Es lo que deseo- le dije contenta.
-No, tiene que ser igual de hermoso que su madre- me besó en la frente y yo le acaricié la cara.
-Estoy cansada- dije cuando se me escapó un bostezo- Perdón.
-No te preocupes, Alice parece un orangután todo el día- dijo Jasper divertido y su mujer se giró para mirarle.
-Jasper Whitlock, no me hagas enfadar ahora que estoy de buen humor- dijo entornando sus preciosos ojos.
-Oh, nunca podría- se acercó Jasper a ella y la besó en los labios.
-¿Vamos?- me dijo mi hermoso esposo levantándose y tendiéndome su mano. Yo asentí sonriente mientras me levantaba del cómodo sofá- Yuna, ven- la llamó Edward y vino corriendo hacia nosotros- Ven, preciosa- la cogió y le besó en el tope de su cabeza.
-Bella mañana te llamaré para ver cómo te ha ido, ¿ok?- me dijo la enana antes de besarme ambas mejillas- Estoy molesta porque no te puedo acompañar- dijo triste- pero es que mañana tengo que presentar los modelos nuevos- dijo con un brillo especial en los ojos.
-No te preocupes Ali, Edward me acompañará mañana- me giré para ver a Jasper- Jazz, ¿arrancaste mi bebé?- le dije mirándolo fijamente.
-Si, claro que si- dijo mientras de giraba para coger lo que eran las llaves- Toma- me sonrió y me besó en la mejilla.
-Gracias- le besé en la mejilla y nos encaminamos hacia la puerta principal.
-Mañana si termino pronto, iré a vuestra casa para ver las ecografías de mi sobrinito- dijo feliz mientras me tocaba el vientre y yo sonreí feliz.
-Vale- le besé en la mejilla y Jasper nos abrió la puerta.
-Cuídate- me sonrió Jasper y me abrazó.
-No puedo dejar de cuidarme con un médico en casa todo el día- miré de soslayo a Edward y éste sonreía feliz.
-Me alegro- me dijo Jazz.
-Ali, cuídate- Edward abrazó a su hermana y le besó en la frente cariñosamente.
-Por supuesto, os quiero- dijo Alice antes de cerrar la puerta.
-Uff… estoy muy, muy cansada- le dije a Edward agarrándolo por la cintura.
-Es normal, hemos tenido unos días muy ajetreados- me dijo burlón y me besó en la frente antes de abrirme la puerta del Volvo- Vamos, Yuna, quédate quieta- la soltó en la parte trasera y enganchó el arnés en la clavija de cinturón de seguridad.
-¿Sabes que te amo, verdad?- le dije con una sonrisa y él me besó en los labios suavemente.
-Tengo una idea- me volvió a besar y arrancó el coche- ¿Y tú sabrás que daría mi vida por ti, verdad?
-Si- le dije emocionada y me incliné un poco para besar su suave mejilla.
Con esas emociones y un poco adormilada, emprendimos la marcha para llegar a casa. No sé cuánto tardamos, pero me supuso muy poco, ya que sentía que había dormido como dos minutos…
-Princesa, vamos- me dijo Edward besando mi cara- Ahora podrás descansar- me besó una última vez en la frente y me cogió con mucho cuidado para sacarme del coche.
-Te amo- le dije antes de sentir mis pies en el suelo.
-Y yo a ti hermosa- me besó de nuevo y abrió la puerta trasera del coche- Vamos dormilona- cogió a Yuna con mucha dulzura y ni siquiera se inmuto que se movía.
-¿Y las maletas?- le dije en un momento de luz, estaba bastante adormilada…
-Mañana las cogeré, no te preocupes- cerró el coche con el mando y cogió mi cintura para pegarme a su cuerpo.
Nos encaminamos hacia el ascensor subterráneo para subir al departamento y gracias a Dios, llegamos muy pronto.
Edward abrió la puerta y soltó a Yuna para cogerme más fácilmente.
-¿Tienes hambre?- me susurró muy cerca del oído.
-De ti- le dije con una sonrisa- Pero creo que tendrá que esperar…- bostecé de nuevo.
-Supongo que sí- me besó en los labios con una sonrisa y me llevó en volandas hacia nuestra habitación.
Me quité los zapatos en el camino y los tiré en cualquier lugar, no tenía fuerzas para nada…
Llegamos a nuestra habitación y ese olor tan característico a vainilla llegó a mis fosas nasales.
-Al parecer Esme ha estado aquí- le dije con los ojos cerrados, disfrutando del aroma.
-Si, ha venido cada dos días para limpiar y…- se calló de pronto.
-¿Y para qué?
-Para nada, para nada…- dijo tendiéndome en la cama con mucha suavidad y lo dejé pasar, no quería abordarle a preguntas en este momento… Estaba demasiado cansada.
Edward me incorporó lo suficiente para bajar la cremallera de mi vestido con mucho cuidado y me lo quitó rápidamente. Lo sentí respirar pesado y levanté mi vista hacia él.
-¿Hay algo que te gusta?- le dije con voz sensual y se le oscurecieron los ojos aún más…
-Bella, no me hagas esto- dijo tendiéndome de nuevo- No tengo fuerzas de voluntad ante ese cuerpo de diosa- Yo sonreí ante lo que me había dicho y decidí ser buena, de momento…
-Está bien- le besé en los labios y retiré los cojines que descansaban encima de la cama. Edward quitó la fina colcha y me volvió a coger en brazos para no tener que hacer ningún esfuerzo- Me mimas demasiado- le dije cuando me tapó hasta los hombros.
-Te lo mereces, eso y todo mi amor- me dijo besando mi frente- Ahora descansa- me dijo antes de que los ojos se me cerraran y cayera en un profundo sueño.

Edward pov.

Dejé a mi hermosa esposa en nuestra cama y salí de la habitación para encaminarme al coche y coger las maletas.
Volví en muy poco tiempo, no quería dejarla sola en ningún momento y dejé las maletas encima de los sofás. Miré a la cama de Yuna y ésta descansaba. Sonreí y me encaminé hacia nuestra habitación.
Menos mal que estaba adormilada y no siguió con las preguntas del por qué mi madre había estado aquí…
Era una sorpresa y pensaba mostrársela ahora, pero con lo cansada que estaba, preferí enseñársela mañana.
Abrí la puerta de nuestra habitación y me fui quitando la ropa con brusquedad, quería acostarme de inmediato para estar junto al ser más maravilloso del mundo.
-Edward, te amo más que a mi vida- dijo Bella y la miré para ver si estaba despierta, pero no, no lo estaba…- Edward…- susurró de nuevo y yo sonreí como un auténtico idiota.
Cómo me gustaba verla dormir y sobretodo escuchar todo lo que decía. Me resultaba fascinante…
Me metí en la cama y sentí todo el calor de su pequeño cuerpo. Me acerqué a ella y la acurruqué en mi pecho.
-Mmmm, qué bien hueles…- dijo aspirando en mi pecho y no pude evitar soltar una pequeña carcajada… Se removió un poco y le tarareé la nana que le cantaba en las noches que no se podía dormir… Cómo la amaba.
-Te amo más que a nada en el mundo preciosa- le besé en la frente y dejé que el cansancio me venciera por completo.
Demasiado pronto sonó el despertador y desperté bruscamente…
-Mmmmm, ¿qué hora es?- dijo Bella adormilada.
-Son las siete, descansa mi amor, es muy temprano- le besé en la frente y dejé que su cabeza descansara en la almohada.
-Te amo- me dijo antes de caer de nuevo a la inconsciencia, de nuevo sonreí como un idiota.
Me levanté y puse la colcha en su perfecto cuerpo semidesnudo… Quité ese pensamiento de mi imagen rápidamente, no quería tener un calentón de la hostia antes de ir a trabajar… y me encaminé hacia el baño para darme una relajante ducha.
Me quité el bóxer y encendí el grifo el agua caliente. Cuando ya estaba perfecta, me metí debajo del agua caliente y me relajé por completo.
-¿Hay sitio para mí?- dijo la voz sensual de mi hermosa mujer.
Abrí la cortina de la ducha y la vi completamente desnuda. La miré de arriba abajo y ella aprovechó mi entretenimiento para meterse conmigo. Se acercó a mi cuerpo y me besó apasionadamente en los labios…
Joder… ¿Calentón? Ahora tenía una puta tienda de campaña…
-Bella…- le advertí, pero ella hizo caso omiso y descendió por mi cuerpo desnudo.
Bajé la mirada y Bella se veía como una auténtica diosa… Su pelo estaba húmedo, pero con mechones aún secos, sus labios estaban rojos por el apasionado beso, contrastando delicadamente con su tez pálida. Y su cuerpo… Dios… su cuerpo era perfecto y aún más mojado…
-Te quiero- me besó en el estómago y siguió descendiendo…
-Bella…- gemí y ella aceleró sus besos, haciendo un sendero descendente por todo mi torso hasta llegar a mi pelvis…- Bella, para, yo…- sin ninguna advertencia, metió mi miembro en su boca y yo me sentí desfallecer…-Joder…- susurré mirando el perfecto ritmo que hacía su deliciosa boca con mi miembro- Bella no quiero que te cans…- ella arremetió aún más rápido y me hizo acallar todas mis excusas…
Joder… no quería que hiciera el mínimo esfuerzo y ella seguía con ese ritmo delicioso…
Después de tan sólo unos minutos, llegué a mi tan ansiado clímax y lo que me mató ya por completo fue ver su deliciosa lengua lamiendo la comisura de sus labios con cara erótica.
-Joder…- murmuré de nuevo.
-Parece que esa es tu palabra hoy…- me guiñó un ojo y se metió en el agua caliente, haciendo que su suave piel se viera deliciosamente exquisita.
-Eres una puta tentación…- dije con voz cargada de deseo y la cogí por la nuca y le besé con todo el deseo que sentía en este momento, nada de delicadezas ni suavidades…
-Mmmm, voy a tener que hacerlo más a menudo- susurró sobre mis labios y puso sus piernas en mis caderas.
Media hora después, con los brazos y las piernas temblando por el esfuerzo y mojados con sudor y agua, nos enjabonábamos el cuerpo mutuamente.
-No sabes cuánto te amo- dijo antes de besar mis labios y salir de la ducha.
-Yo no sé qué haría sin ti- la envolví en una toalla y la saqué para dejarla en la cama suavemente. La besé en la frente y ella me sonrió- Cuando estés en el hospital llámame, ¿vale?- le dije nervioso recordando la ecografía que tenía que hacerse hoy. Vería a mi hijo por fin y la alegría desapareció, para dar paso al nerviosismo cuando miré el reloj y ¡JODER!…- Son las ocho y media…- casi grité y miré a Bella con cara de horror y ella me miraba divertida.
Jamás había llegado tarde al hospital…
-Bienvenido a la vida de casado- me dijo con burla y se levantó para ponerse la ropa.
-Debería de estar en el hospital ya, joder…- dije mientras tiraba del bóxer y los pantalones a la vez- Cuídate, ¿vale?- le dije mientras me vestía en menos de un minuto y sólo tuve tiempo a darle un beso a mi bella esposa antes de salir.
-Después te llamaré guapo- me dijo antes de cerrar la puerta rápidamente.
Mierda…
¿Y la sorpresa? Se supone que tenía que mostrársela ahora, joder… esperaba que no abriese la puerta de esa habitación…
Ni siquiera esperé a que el ascensor llegase y bajé las escaleras de dos en dos hasta el parking subterráneo, mientras sacaba las llaves del Volvo del bolsillo.

Bella pov.

Después de que Edward se había ido al hospital, me vestí con un camisón cómodo para estar por casa y me dirigí hacia la cocina para comerme mis “galletitas salvadoras”.
-Hola cariño- le dije a Yuna cogiéndola y besándole el tope de su cabeza. Ella me lamió toda la cara y la solté en el suelo. Cogí su comida y se la eché en su platito.
Cogí las galletas y mientras las masticaba iba recogiendo y limpiando toda la casa. Arreglé nuestra habitación e hice la cama. Puse las maletas del viaje encima de la cama y cogí toda la ropa para lavarla.
Después de dos horas y algo, tenía toda la casa limpia y recogida y me senté para desayunar. Cogí los cereales de chocolate y me preparé un tazón de leche.
-Estoy deseando verte cariño- le dije a mi bebé tocando mi vientre.
Cuando terminé me dirigí hacia mi habitación y saqué del armario un vestido verde oscuro con detalles marrones, regalo de Alice, por supuesto.
Me lo puse con mucho cuidado y me alegré al ser tan cómodo, era una tela gruesa y reconfortante. Lo rematé con mis eternos tacones, en esta ocasión, marrones, y unas medias finas y me dirigí al baño para maquillarme y peinarme.
Me recogí una cola alta y me puse el colgante con la insignia “Cullen”, ahora sí que sentía amor por llevarlo, ahora era una Cullen…
Cogí el abrigo verde oscuro del armario y mi bolso marrón y cogí la correa de Yuna.
-Vamos preciosa- la llamé y salió disparada en mi dirección moviendo el rabo muy contenta. Le sonreí y le enganché la correa y salí al cálido día, a pesar de ser invierno aún…
Después de que hiciera todas sus necesidades y que le ladrara a todo lo que se movía en la calle, nos metimos al cálido portal y subimos en el ascensor hacia casa.
-Toma- le dije dándole su juguete- Espero que no hagas ninguna trastada- le dije acariciando su lomo y ella me lamió la mano.
Miré mi reloj y tenía tiempo de sobra para ir al hospital sin prisas.
Bajé y vi mi preciado bebé sin ninguna mota de polvo, aluciné…
-Gracias Jazz- dije mientras habría la puerta, inundándome con el olor al perfume de Edward- Mmmm, huele a mi Dios personal…- aspiré mientras me sentaba en el asiento y arrancaba.
Llegué en veinte minutos y aparqué al lado del Volvo de mi esposo. Sonreí al verlo y salí del coche y me encaminé hacia el hospital. Decidí ir a la consulta de Edward, en vez de llamarle, no podía esperar para verle. Mi felicidad disminuyó considerablemente al ver a la zorrona de la secretaria de mi esposo.
Puta…
Puse mi mejor cara de felicidad y me acerqué al mostrador.
-Buenos días- le dije al ver que no me hacía ni puto caso.
-Hola, ¿usted es?- dijo mirándome de arriba abajo. Yo ensanché aún más mi sonrisa.
-La esposa del doctor Cullen- dije con todo el orgullo y tranquilidad que me caracterizaba sin dejar de mirar su cara. Ésta estaba poniéndose de todos los rojos posibles de rabia… - No diré que es un gusto porque ya nos hemos visto una vez y la verdad fue bastante desagradable- dije con una sonrisa falsa, ella parecía salirle humo de las orejas.
Bien…
-¿Esposa?- dijo incrédula.
-Exacto- dije enseñándole el precioso anillo de mi dedo. Ella abrió mucho los ojos al verlo y exclamó alguna maldición por lo bajo y yo sonreí aún más- Dígale que está aquí su esposa, tenemos una ecografía que ver…- dije tocando mi vientre por encima del abrigo y ahora la chica parecía querer descuartizarme…
-Oh, felicidades, espero que salga a su padre- dijo con desprecio.
-Saldrá- le aseguré y ella cogió el teléfono con violencia, sonreí de nuevo ante su actitud.
Jódete perra.
-Doctor Cullen, su esposa esta aquí- dijo con veneno en la voz- Si, ahora mismo se lo digo- dijo con voz dulce.
Oh, si, qué dulzura… maldita zorra…
-El Doctor Cullen dice que pase- dijo sin mirarme.
-Gracias- dije sin más y me encaminé para ver a la persona que más amaba en la vida.
-Hola preciosa- dijo Edward cogiendo mi cintura y cerrando la puerta a la vez.
-Hola guapo- le dije mirando lo bien que le sentaba la bata blanca- Esa bata es demasiado sexy…- susurré sobre sus labios.
-Todavía estoy sufriendo por lo de esta mañana…- me dijo bajito en el oído, golpeando su cálido aliento en la delicada piel de mi cuello.
-Uhmm… ¿si?- dije bajando mis manos por su torso perfecto.
-Eres una bomba sexual…- dijo con voz pícara- Y eres irresistible… joder…- dijo mirándome son mucha intensidad, antes de meter su lengua en mi boca sin previo aviso.
-Estás demasiado bueno como para no provocarte- le dije antes de morder su labio inferior.
Edward me cogió en peso y me puso encima del escritorio tirando todos los papeles al suelo. Sus manos se ciñeron a mi cintura y me atrajo más hacia él. Mis piernas se apoyaron en sus caderas y me quitó el abrigo de un jalón.
-Edward…- gemí en su oído y él pareció enloquecer.
Me levantó el vestido y él se quitó la bata de un fuerte jalón y se desabrochó el cinturón y se bajó la cremallera. Me bajó las medias con un cuidado increíble y me miró con mucha intensidad.
-Bella…- gimió al tocar mi parte íntima tan mojada por él- Estás tan mojada…- su miembro se posicionó en mi entrada y nos miramos con mucha intensidad.
Estaba precioso…
Sus mejillas estaban sonrosadas por el calor que hacía aquí y su indomable pelo, estaba más despeinado que de costumbre… Yo me mordí el labio de anticipación…
En ese momento se escucharon unos golpecitos en la puerta y yo me tensé al instante…
-¿Quién es?- dijo un malhumorado Edward con la voz ligeramente ronca…
-Soy yo hijo- era Carliste… y al parecer estaba de lo más simpático…
-Mierda…- susurró mi querido esposo soltándome y desenrollando mis piernas de su cintura.
-Joder…- dije yo bajándome de la mesa y colocándome el vestido a velocidad increíble.
-Tu pelo…- miré a Edward y éste estaba señalando hacia mi cabeza con una sonrisa en sus labios. Al parecer todo el cabreo se había ido a tomar por culo… y yo estaba más enfada aún…
A una mujer embarazada no se le puede parar en esta situación… Por Dios… estaba que me subía por las paredes…
-¿Qué le pasa a mi pelo y de qué coño te ríes?- le dije enfadándome aún más y Edward soltó una sonora carcajada- Iré al baño- dije cogiendo mi bolso y encaminándome al baño, dándole un codazo a mi “querido esposo” en el costado.
-No te enfades- me cogió por la cintura y me atrajo hacia él- Es que me rio por no saltar encima de ti, te ves salvaje con esa cola despeinada- me besó con un beso de película y se escucharon de nuevo los golpes.
-Abre anda- le di un rápido beso en los labios y cerré la puerta del baño.
Me miré en el espejo y la verdad que mi aspecto era totalmente salvaje…
Mis labios antes pintados, ahora estaban rojos e hinchados y ni qué hablar de mi pelo… La alta cola, ahora estaba desecha y baja, dejando muchos mechones de pelo alrededor de mi cara…
Miré a mi atuendo y no estaba mucho mejor… las medias estaban mal puestas, gracias al cielo que no estaban rasgadas, mi tanga estaba a medio poner y el vestido estaba arrugado por donde quiera que se viera…
Joder…
Parecía que había salido de una pelea de gatas…
Sonreí ante mi pensamiento y comencé a arreglar el desastre.
Tardé unos minutos solamente y parecía que no había pasado nada… Tan sólo en mi fuero interno, que deseaba que mi pequeño “Eddie” me hiciera disfrutar…
Pervertida… gritó mi mente y por primera vez estuve de acuerdo con ella.
Salí del baño y los dos estaban hablando sonrientes.
-Buenos días, hija- se levantó Carliste y avanzó hacia mi- ¿Cómo estáis?- dijo dándome un beso en la mejilla y abrazándome. Después me tocó el vientre y sonrió.
-Muy bien- dije con una sonrisa y miré a Edward con mucho amor.
-Hoy os acompañaré a la ecografía, si no te importa- dijo con una sonrisa radiante en su rostro- No puedo esperar para ver a mi nieto.
-Por supuesto que no me importa, es más, te iba a pedir que si querías venir con nosotros- le sonreí y él volvió a besar mi mejilla.
-Gracias- me dijo y me ofreció el asiento dónde él había estado sentado hacía apenas unos minutos.
-¿Te ha gustado la isla? ¿Lo has pasado bien?- me preguntó Carliste y yo instintivamente miré a mi hermoso esposo.
-Ha sido maravilloso- dije sin mirar a Edward y éste me regaló mi sonrisa favorita.
-Me alegro, espero que hayáis traído fotos, Esme está ansiosa por verlas.
-Oh, claro que si- dije apartando la abrasadora mirada de mi esposo- Hay muchas fotos…- dije con ironía y Edward soltó una sonora carcajada.
-Me estoy perdiendo algo, pero mejor no quiero saberlo…- dijo Carliste con la misma sonrisa traviesa de Edward…
Si tú supieras Carliste…
Yo me ruboricé en el acto y Edward me miró con picardía.
-¿A qué hora tenéis la ecografía?
-Ya- dije demasiado ansiosa mirando mi reloj de muñeca y los dos sonrieron feliz.
-Ahora iré para la consulta de la Doctora Carmen, tengo que recoger unos papeles- nos dijo Carliste cuando salimos de la consulta.
Edward me ayudó a ponerme el abrigo y éste estaba impregnado de su fragancia…
Dios… qué bien olía…
-Vale- dijimos los dos al unísono. Nos alejamos de Carliste y cogí a mi esposo del brazo.
-Más te vale Edward Anthony Masen Cullen que me hagas el amor cuando salgas del hospital- le dije bajito en su oído y él emitió un gemido bajo- Hasta que me canse- me separé de él y le guiñé un ojo.
-No podría negarme- me dijo con una sonrisa burlona.
-Eso espero- dije antes de caminar hacia la consulta de Carmen, estaba deseosa por ver a mi hijo- Tengo tantas ganas de verlo, Edward- dije mientras rodeaba mi cintura con su brazo.
-Y yo- dijo emocionado y yo le besé en los labios antes de dirigirme a la secretaria de Carmen.
-Buenos días- dijo Edward y la secretaria le hizo ojitos…
Joder… me estaba cansando de las zorronas estas…
-Buenos días Doctor Cullen, ¿en qué le puedo ayudar?- dijo batiendo sus pestañas con una sonrisa coqueta…
¿Desde cuándo Rosa se había convertido en una coqueta con hombres casados? Si era lo más encantadora posible…
Desde que tu hermoso esposo anda suelto por el hospital… gritó la vocecilla de mi conciencia, y no podía estar más de acuerdo…
Joder…
-Tenemos una cita con la Doctora Carmen- dijo sin más, agarrando mi cintura más posesivamente…
Quería tranquilizarme, lo sabía, pero era imposible con tanta lagarta suelta…
-¿Si?- dijo acercándose más a mi esposo- ¿Es para su hermana Alice?- la muy guarra ni siquiera se había percatado de mi presencia… Ahora sí que estaba tocándome la fibra asesina… y encima estaba hasta arriba de hormonas…
-Rosa- dije conociéndola a la perfección y Edward me miró burlón.
-¡Bella!- gritó de alegría, pero yo no estaba para simpatías…
-Yo soy la que tengo la cita- le corté- El Doctor Cullen y yo esperamos un hijo- dije tocando mi vientre.
-Oh…- dijo sin una pizca de gracia y su cara pasó por todas las tonalidades de rojos y blancos…- Aho… ahora mismo le digo a Carmen que están aquí- dijo con mucha educación.
Bien… sabía lo que le convenía.
-¿Era necesario?- susurró Edward en mi oído y yo me estremecí.
-Por supuesto, hay que enseñarle a estas lagartas quién manda aquí- dije sin apartar mi mirada de la “querida” Rosa.
- ¿Tú mandas?- dijo buscándome y me encontró… Lo miré con picardía y me acerqué para susurrarle…
-Por supuesto, yo tengo el mando- bajé mi mano a su miembro y lo toqué sin aviso, con mucha delicadeza- le guiñé el ojo y subí mi mano al mostrador.
-Joder…- gruñó por lo bajo- Eres imposible…- dijo besando mi cuello.
-Carmen os espera- dijo con una sonrisa falsa.
-Gracias- contestó Edward.
-Ve tú, ahora mismo voy- dije ante la mirada atenta de Edward.
-¿Qué vas a hacer?- alzó su perfecta ceja.
-Oh, nada- dije muy poco convincente y ni siquiera esperé a que Edward de fuera a la consulta.
-Rosa, más te vale que me escuches ahora porque no lo volveré a repetir- dije acercándome a su asqueroso rostro maquillado hasta el cansancio- El Doctor Cullen es mi esposo y espero que ni tú ni ninguna lagarta de por aquí se acerqué más de lo necesario de lo profesional, ¿está claro?- la chica me miraba horrorizada y yo sonreí de satisfacción. Miré a Edward y éste me miraba totalmente divertido.
-Eres mala- me susurró antes de besarme en los labios.
-Sólo defiendo lo mío- dije sin más antes de girarme a Rosa nuevamente- Divúlgalo por ahí, estás deseando- le guiñé un ojo y cogí a mi esposo de la mano y tiré para adentrarnos en la consulta de Carmen.
-Me gusta que te pongas así, pareces una gatita con uñas y dientes.
-Soy una gatita con uñas y dientes- le guiñé juguetonamente y dirigí mi mirada a la de Carmen- Buenos días, Carmen.
-Buenos días, hija- me dijo con una sonrisa tierna en su rostro y me besó en la mejilla- Doctor Cullen…- dijo ofreciéndole su mano y Edward la cogió gustoso.
-Carmen, tutéame- le guiñó el ojo y la mujer asintió un poco ruborizada.
Mi hombre causaba ese efecto en todas las mujeres…
Sonreí ante la idea.
-Claro, Edward- le sonrió y con la mano nos indicó que nos sentáramos- Bueno, ¿qué tal estáis?- dijo con su eterna sonrisa amable.
-Perfectamente bien- dije son una sonrisa cogiendo la mano de mi esposo.
-Vaya, al parecer el cotilleo era verdad- dijo observando nuestras manos.
-Oh, vamos, no me digas que me he convertido en la comidilla del hospital…- dije con una ceja alzada.
Muchas conversaciones entre Carmen y yo eran los constantes cotilleos de las enfermeras… No me gustaban, pero tenía que reconocer que a veces era gracioso…
-La verdad que haberte casado con el bombón Cullen- me miró y notó mi tensión- Sin ofender, ha causado todo eso- dijo divertida.
-Pensaba que sólo eran rumores- dijo Edward mirando a Carmen con incredulidad.
-Pues no, pero no tenéis que molestaros, el personal está demasiado aburrido como para no cotillear, es algo sin importancia.
-Si, claro, sin importancia, todas las féminas de este lugar quieren mis ojos sacados y mi cabeza en una bandeja de plata… joder…- susurré esto último y Edward y Carmen soltaron una carcajada- No tiene gracia…
-Si, si la tiene, al parecer vuestro pequeñín está jugando con tus hormonas- dijo feliz.
-No, la realidad sólo es una y es que me quieren ver atada a una cama- dije enfurruñada en mi abrigo.
-Todas hemos pasado por eso alguna vez- dijo convincente y en ese momento se escuchó la voz de Rosa por el interfono.
-Carmen, el Doctor Cullen, padre, está aquí- dijo con voz melosa…
-Si, hazlo pasar- colgó Carmen y nos miró con alegría- Al parecer nadie se quiere perder ver al pequeñín- los dos negamos contentos- Bien- dijo antes de que Carliste entrara en la consulta.
-Buenos días, Carmen- dijo Carliste con su perfecta educación.
-Buenas, Carliste- sonrió levantándose y se abrazaron ambos. Después de dirigió a mí- Bella, ve a ponerte la bata y en unos segundos podremos ver al bebé- dijo acariciando mi brazo y yo asentí contenta.
Me encaminé al baño mientras mi hombre, mi suegro y mi ginecóloga se iban a la habitación de al lado.
Me deshice del vestido, de las medias y del sujetador, tan sólo me quedé con el tanga y con los altos tacones…
Parecía una actriz porno lista para dar caña…
Me puse la bata y salí para dirigirme hacia la sala de las ecografías.
Cuando abrí la puerta, me encontré de lleno con la mirada llena de lujuria de Edward, mirándome de arriba abajo sin ningún pudor y eso me encendió…
-Irresistible…- susurró tan bajito, que sólo yo podía escucharlo. Yo sólo le sonreí y le guiñé un ojo, ahora jugaría yo…
-Soy toda tuya, no lo olvides- dije jugando un poco con su autocontrol y cómo me gustaba verlo tragar en seco…
-Bella- me llamó Carmen cortando la conversación caliente entre mi esposo y yo- ¿Estás lista?- me dijo Carmen conociendo mis nervios y la verdad es que estaba ansiosa por ver a mi hijo.
-Por supuesto- dije con una sonrisa sentándome en la camilla, por supuesto, con ayuda de mi esposo.
-Te matarás con esos tacones…- dijo mirando mis zapatos.
-Llevo años y años de práctica- dije segura.
-Carmen, esos tacones no son buenos para el bebé, ¿verdad?
Mierda… ¿Por qué se tenía que meter con mis queridos tacones?
A sí, ya… por jugar con fuego hace unos segundos…
-Edward, tranquilo, hasta al menos dos meses más puede ponérselos- dijo ahora seria- Por supuesto sin abusar señorita- me dijo a mí con cariño.
-Joder… tendré que soportarlo por más tiempo…- dijo demasiado alto y todos lo escuchamos.
Edward se empeñaba en que no me debería de poner tacones por más tiempo, diciendo que era malo para mi espalda o que simplemente podría caerme…
-No seas posesivo Edward, ya tendrá tiempo de lamentarse por no poderse poner ropa estrecha ni tacones- dijo sonriente y mi autoestima decayó cinco puntos al menos…
Sería un embarazo muy largo, pero lo haría por mi bebé, por supuesto. Yo sabía que tarde o temprano iba a llegar el momento que me viera enorme, pero no me importaba.
Tener a mi hijo en mis brazos sería lo más maravilloso del mundo y de verdad que lo esperaba con ansias…



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Chicas otro capítulo de esta maravillosa historia, espero como siempre que os guste y que disfrutéis leyéndola, lo hago con todo el cariño y el amor del mundo.
Va dedicado a mi querida Yess, cariño gracias por comentarme en todos los capítulos y por haber hecho ese Two-Shot, tan maravilloso conmigo! :D De verdad que lo amo y me encanta! Estoy deseando empezar con los dos fics :D, también para ti, Lumy, gracias amiga por comentar, tus palabras me llenan de ánimo :D y para ti Gem, gracias nena por escribir tus hermosas palabras de apoyo en todos los capítulos de INOLVIDABLE!! y para ti Mari!! sii, tú también estas al pie del cañón, muchas gracias!
Mil gracias a todas las que me leen, a pesar de que no tienen un mísero minuto para comentar por el trabajo y esfuerzo de los demás.
Romiina^.^




3 comentarios:

  1. Oh Rommi!!!, que maravilloso capítulo este con el que me eh encontrado el día de hoy, ya me hacia falta leerte, tus hermosas letras siempre iluminan mis días y más aun con este fic TAN LLENO DE AMOR, PASION, DULZURA, :3, el placer es todo mío por poder coolaborar con una persona tan estupenda como vos, preciosa te eh dejado un mail en tu correo, ojalá lo puedas revisar para comenzar yap! estoy ansiosa n.n

    Por cierto, te dejo el link de un poema que publiqué, espero tus como siempre bien recibidas palabras de aliento.

    http://www.reflejosdeluna.com/2012/04/sin-sabor-ni-armonia.html

    Besos, abrazos, tqm!
    Yess*.*

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  2. Romo Nena: disculpa por que hasta ahora te escribo, tuve un problema familiar, que requería de mi tiempo y no había podido entrar hata ahora. Cada vez te superas más, siento que cada capitúlo es mejor que el otro, me encanto la visita de Carlise, pobrecito quedaron bien calientes y esa Bella alborotada con las hormonas, esta qenial y mi Edward bien dispuesto a atender las necesidades de su princesa.
    Romi quedo genial te felicito, sigue así Nena, vas a llegar grande.
    Besos
    Gem

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  3. Romi un capítulo perfecto. La felicidad que irrradian ambos es adictiva. Me encanta la pasión, el amor y la felicidad que se siente en este fic. Tienes un talento exquisito. Lo más que me encantó es ver como Bella defiendo lo suyo y se hace respetar por las demás pretendientas de Edward, no sabes lo mucho que me rei. Por otro lado, ellos son una pareja fantástica, adoro el rumbo tan hermoso que lleva el fic. Ansiosa por leer el próximo. Te envío muchos saludos y te deseo un hermoso jueves! Un abrazo!!!

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*..Diosas del Crepúsculo..*