lunes, 19 de marzo de 2012

INOLVIDABLE


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Capítulo 19: Sólo tú…

Edward pov.

Estaba en el salón de mis padres hablando con todos los invitados en general hasta que la mujer más hermosa de todas, comenzó a bajas las escaleras como una auténtica diosa…
-Es preciosa- escuché detrás de mí.
-Es guapísima- dijo otra voz.
-Qué mujer…
Pero yo no podía contestar a todas esas voces, simplemente tenía ojos y oídos para mi esposa.
Avanzó con la elegancia que la caracterizaba.
-Qué piernas…- dijo otro, pero yo no podía contestarle y mandarlo a la mierda, sólo podía verla a ella…
Ese vestido blanco le llegaba hasta encima de las rodillas, dejando ver unas torneadas y esbeltas piernas…Dios… y para rematar esos hermosos tacones la hacían ver como a una diosa…
Ese escote sería mi muerte… Sus pechos ahora estaban más llenos por el embarazo y eran deliciosos… Estaban a la altura perfecta y para colmo no llevaba sujetador…
D-I-O-S
Mi cara tenía que ser todo un puto poema… parecería un retrasado con la boca abierta y sin pestañear…
Me miró a los ojos y una perfecta sonrisa se asomó en sus labios.
Terminó de bajar las escaleras, dejando babear a todos los hombres que había en la sala y matando de envidia a todas las féminas del lugar…
-Estás hermosa hija- dijo mi padre abrazándola y se puso de espaldas hacia mí…
Ahora sí…
J-O-D-E-R…
El escote de la espalda le llegaba hasta el nacimiento de su trasero, dejando ver toda su perfecta y sedosa espalda…
-Gracias- le sonrió y se giró hacia mi dirección, mirándome con lujuria y deseo, sus ojos marrones estaban casi negros del deseo…
Avanzó hacia mí sin dejar de sonreír y cuando llegó hasta a mí, puso sus manos en mi nuca y comenzó a besar mis labios.
Mi pequeño Eddie reclamaba un poco de atención y sin querer, mi miembro rozó su pierna, haciéndola gemir…
Gracias que cuando comenzamos a besarnos, todo el público comenzó a aplaudir y a silbar sugerentemente, por lo que no escucharon nuestros audibles gemidos…
Muy pronto tuvimos que separarnos por falta de aire y rocé por última vez sus labios de caramelo. La miré y le sonreí como un idiota.
-Estás preciosa, nunca me cansaré de decírtelo- le susurré.
-Tú también estás muy guapo, como siempre- me guiñó y un nuevo calambre de instaló en mi entrepierna…
-Vamos, chicos o perderéis el avión- dijo la enana cogiéndonos a ambos de las manos y dirigiéndonos hacia el exterior, donde el volvo de Edward estaba listo.
-Pasadlo bien- Jasper nos guiñó un ojo y le tendió las llaves del volvo a Edward- Yo recogeré a la pequeña Yuna- nos dijo con una sonrisa.
-Seguro y cuida mucho a esa diablillo- dije mirando a mi mujer con deseo y lujuria contenida…
-Cuida de mi bebé Jasper, de verdad te llevarás genial con ella, es tan nerviosa como Alice…-dijo mi esposa sonriente y a Jasper puso cara de miedo. No pudimos más que sonreír.
Nos fuimos despidiendo de todos los invitados, poco a poco, aunque no nos dio ni tiempo de despedir ni a la mitad…
-Bells, cuídate mucho hija- le dijo mamá a mi mujer- Ponte protección solar y come lo que quieras y sobre todo bebe mucha agua- le sonrió y le abrazó tiernamente.
-Claro que si Esme- le besó y le sonrió con una sonrisa radiante.
-Hijo, cuídala mucho, esa mujer vale mucho- dijo mi mamá mientras mi papá se despedía de Bella.
-Si, mamá, la cuidaré más que a mi vida, lo es todo para mí- le sonreí y le besé en ambas mejillas.
-Hermanito, hermanito- aquí venía el pesado de Emmett…- Ten mucho cuidadín con la pequeña Bells, ahora está en un estado sumamente delicado y no es bueno las embestidas fuer…- Rose le dio una buena colleja- “Auch” joder bebé, le estoy aconsejando y…
-Emmett Cullen será mejor que te calles o esta noche no dormirás si quiera en el sofá- dijo mi cuñada amenazante y yo pude evitar reírme.
Emmett se fue a despedir a Bella con la cabeza gacha y yo me reía aún más…
-Hombres…- dijo mi cuñada antes de abrazarme- Edward cuídate mucho y cuídala a ella, se lo merece tanto como tú- me besó y me sonrió.
-Por supuesto- le dije devolviéndole la sonrisa.
Agarré la mano de Bella y ésta me sonrió feliz.
-Hijos- nos abrazó papá a ambos- Espero que disfrutéis de estos días- nos sonrió- No os tengo que decir que os cuidéis y que cuidéis a mi nieto- dijo acariciando a mi hijo. Los dos sonreímos feliz y asentimos.
Nos despedimos rápidamente de todos los que nos quedaban, incluido Jacob.
-Adiós Bells- dijo con una sonrisa.
-Adiós Jake- le abrazó- Leah, cuídate mucho, ya nos veremos- le besó en la mejilla y yo hice lo propio.
Ayudé a mi esposa a subirse al coche y yo me monté rápidamente, no quería estar ni un segundo más lejos de ella.
Nos encaminamos hacia el aeropuerto con mucha felicidad.

Bella pov.

Yo sostenía la mano de mi esposo en todo el camino, no la había soltado en ningún momento y no esperaba hacerlo en el resto de mi vida.
-Mi amor- le llamé.
-Dime- me sonrió y volvió su mirada a la carretera, ya nos faltaba poco para llegar.
-¿Dónde vamos?- dije con la voz de más pena que podía encontrar en este momento.
-Es una sorpresa- me dijo aparcando el volvo cerca de las puertas principales del aeropuerto.
-Jo…-dije como una niña pequeña.
-No te exasperes- me dijo calmándome- Te gustará- me guiñó un ojo antes de besarme.
Se bajó del coche muy rápido y en un pestañeo ya lo tenía a mi lado.
Cogió las maletas del maletero y cuando estábamos entrando por las puertas del aeropuerto, se escuchó una voz del interfono “Señores clientes, los vuelos con destino a Río de Janeiro, pasen por la puerta 2 en menos de dos minutos”.
Edward y yo nos miramos con cara de horror y comenzamos a correr. Si, ahora me alegraba de todas las carreras que había dado con Alice en el centro comercial encima de altos tacones…
Comencé a reírme por la cara de desesperación de Edward, todos los que nos veían estarían pensando que estábamos locos, Edward estaba cogiendo la multitud de maletas con una sola mano, ¿cómo lo hacía?
Dios esa camisa pegada hacía que los músculos en tensión se notase de una forma putamente erótica…
-Dios…-gemí mirándolo con deseo…
-¿Qué pasa?- dijo dejando las maletas en la cinta.
-Que eres putamente sexy- le dije sin ningún pudor y me abalancé a él con esmero. Le besé como si mi vida dependiera de ello…
-Bella, no me hagas esto- dijo con la respiración agitada y juro que mojé mis bragas…
-“Señores pasajeros, el vuelo con destino Río de Janeiro está cerrando sus puertas”…
-Joder- dijo Edward agarrando mi mano para avanzar rápidamente hacia los eternos diez metros que nos quedaban…
Llegamos muy justo, tanto que le tuve que hacer ojitos al capitán que se disponía a subir al avión…
-Claro preciosa- dijo invitándonos a  entrar en el avión. Edward me agarró más fuertemente la cintura y salió un gruñido de su pecho…
Cómo me gustaba ponerlo celoso…
-Perdone, quisiera presentarle a mi esposo- le dije con total sensualidad y Edward ensanchó su sonrisa. El pobre hombre se fue murmurando por lo bajo cosas sin sentido…
-Gracias- me susurró mi esposo una vez que nos sentamos en nuestros asientos de primera clase.
-¿Por qué?- le miré confundida.
-Por hacerle saber a ese malnacido que eras mi mujer- me sonrió y me besó.
-Bueno, no he dicho ninguna mentira- le sonreí y volvimos a besarnos.
Al fin podía respirar tranquila, ya estábamos con destino a nuestra querida luna de miel…
No sé en qué momento me dormí, pero lo único que sentí en todo el vuelo fue a mi hermoso esposo despertarme con mucha suavidad.
-Despierta amor, ya hemos llegado- me dijo sonriéndome como él sólo sabía hacerlo.
-Me encanta este despertar- acerqué los pocos centímetros que nos separaban y le besé tiernamente.
-Mmmm, recuérdame despertarte más a menudo- me sonrió y me ayudó a ponerme el cinturón de seguridad para el aterrizaje.
-¿Cuánto he dormido?
-Unas cinco horas- me dijo acariciándome la cara.
-¿Cinco horas?- me alarmé.
-Shhh, tranquila, es mejor que hayas dormido o no hubiera soportado tenerte a mi lado sin hacerte el amor- me susurró con voz sensual…
JODER…
¿Podía ser más sexy?
Absolutamente no…
-“Señores pasajeros ya hemos llegado a su destino”- dijo una voz nasal por el interfono.
-Vamos princesa- me sonrió de lado y me ayudó a levantarme.
Un chofer nos esperaba en la misma puerta del aeropuerto, no sé por qué pero no me extrañaba…
Alice…
El hombre nos saludó con una educación excelente y nos abrió la puerta del coche de lujo… Seguidamente metió las maletas, que por arte de magia las había traído un hombre nada más salir del aeropuerto, en el maletero…
-Déjame adivinar- le dije a Edward cuando nos subimos al coche. Él sólo pude sonreír.
-¿Quién más si no? No pude negarme…- se acercó a mi oído- Mi esposa se merece eso y mucho más- me besó el lóbulo de la oreja y juro que el chofer nos miró mal cuando oyó el gemido que salió de mis labios- No puedes hacerte una idea de lo bien que te queda ese vestido…
Vale… estaba jugando con las hormonas de una mujer embarazada y eso era malo, muy malo…
-Edward Anthony Masen Cullen- dije envarada- Será mejor que no juegues conmigo, no estoy en situación- cogí su mano y la llevé debajo del vestido, notó toda la humedad que había por él y gimió audiblemente. Yo enseguida acallé ese gemido con un beso…
-Joder…- dijo cuando pudo respirar…
El chofer paró el coche en una calle muy transitada por personas de todas las partes del mundo y Edward se bajó rápidamente.
-¿Vamos?- dijo abriendo la puerta y yo bajé inmediatamente ante la atenta mirada del chofer.
-¿Dónde vamos?- pregunté cuando el coche empezó su marcha hacia el lado opuesto de donde nos encontrábamos…
-A ver Río- me dijo como si fuese lo más obvio. Yo sólo asentí y le cogí de la mano.
Estuvimos andando por una gran avenida donde había tiendas de todo tipo, desde supermercados hasta discotecas con personas de todos los lugares.
Edward y yo teníamos las manos agarradas, sin soltarlas por nada.
Pisamos un enorme corazón dibujado en el suelo y miramos a nuestro alrededor…
Todas las parejas que allí había se estaban besando, al parecer era como una tradición o algo así, así que Edward no esperó a nada y juntó nuestros labios dulcemente.
Mis manos acariciaban su suave cabello y él acariciaba mi espalda expuesta.
-Te amo más que a mi vida preciosa- me susurró antes de comenzar a andar nuevamente.
-Tú lo eres todo para mí- le dije besando su mejilla y él sonrió feliz.
Muy pronto llegamos al puerto pesquero y nos adentramos en el puerto donde se encontraban infinidad de yates…
-¿Qué hacemos aquí?- dije viendo al mismo coche que nos había traído al lado de un hermoso yate.
-Pues ir a nuestro destino.
-¿No nos quedamos en Río?- dije sorprendida.
-No, sólo estamos de paso- dijo sonriéndome pícaramente.
El chofer sacó las maletas del maletero y las dejó en el suelo del hermoso yate. Nos miró con simpatía y le tendió unas llaves a Edward.
-Que lo pasen bien- dijo antes de montarse en el coche e iniciar su marcha.
-Es un íntimo amigo de papá- me explicó Edward- Es un poco serio, pero muy bueno en su trabajo.
-Si, ya lo veo- dije antes de que Edward me cogiera por la cintura y me alzara a su altura.
-Ahora señora Cullen iremos a nuestro verdadero destino, espero que te guste- me dijo antes de besarme y dejarme suavemente en el suelo del yate.
¿Cómo lo había hecho tan rápido?
Ah si, ya, sus enormes brazos musculosos… Dios…
Edward inició la marcha y yo me sorprendí.
-¿Hay algo que mi dulce esposo no sepa hacer?- le dije acariciándole el brazo sensualmente.
-Si, no tener la suficiente vida para amarte- me dijo sin más y yo sólo pude besarle.
Nos separamos y pronto vimos una isla, que se veía totalmente iluminada en la noche mariscal.
-Es la isla Esme- dijo con una sonrisa en sus preciosos labios- Carliste se la regaló a mi madre cuando se casaron.
JODER, ¿Casliste le había regalado una isla paradisiaca a su mujer?
-Joder…- dije sin más y provoqué la risa de Edward.
Edward paró el yate y me ayudó a bajar de él. Él se bajó con las maletas en la mano y yo inmediatamente me quité los zapatos para sentir la cálida arena de la playa…
Qué bien se sentía la suave arena rozando mi piel.
Avancé con mis zapatos en la mano y con los ojos cerrados, disfrutando la cálida brisa del ambiente. Hasta que me topé con una enorme casa blanca completamente con grandes ventanales que daban a la playa en dónde nos encontrábamos…
-Es… es preciosa- dije emocionándome por momentos viendo la preciosa casa, que se alzaba majestuosamente ante nosotros.
-No tanto como tú- dijo soltando las maletas en la entrada de la casa y cogiéndome en brazos.
-Te amo- le dije antes de besar sus finos labios.
Él me estrechó aún más en sus brazos, sintiendo cada músculo, cada parte de su cuerpo en mi piel.
-Soy muy tradicional- me dijo antes de besarme de nuevo- No sabes lo afortunado que soy al tenerte a mi lado- me dijo mientras abría la puerta con un pie y me dejaba observar la estancia.
Era perfecto…
Había jarrones con flores por todas partes y la iluminación estaba en los sitios claves… El enorme sofá blanco se encontraba justo en el centro de la habitación, haciendo de barrera para ver la televisión, que se encontraba justo enfrente, y para jugar al ajedrez, que se encontraba justo detrás del sofá.
Aunque la verdad lo que menos haríamos sería jugar al ajedrez…
A la izquierda había un enorme pasillo, que supuse daría a las habitaciones y a la derecha se encontraba la cocina, que se podía observar al no tener puerta.
Estaba todo decorado sumamente elegante, gritaba “Esme Cullen” por todos lados…
-¿Te gusta?- me dijo Edward abrazándome por la espalda, pues si siquiera proponérmelo, había avanzado tanto por la estancia, que me encontraba acariciando el suave sofá.
-¿Cómo no iba a gustarme?- me giré hacia él- Todo esto es perfecto mi amor, tengo al hombre perfecto a mi lado, a un hijo en camino y hoy he unido mi vida a la persona que más amo en esta vida- le dije acariciándole la cara- Y todo esto es… perfecto, claro que me gusta- le dije para terminar de unir nuestros labios.
-Gracias, por amarme y haber unido tu vida a la mía para siempre- me besó y me volvió a coger en brazos.
Nos encaminamos por el enorme pasillo y me dejó en la puerta de lo que supuse sería nuestra habitación…
La abrió y efectivamente, era nuestra habitación…
Había una enorme cama con cuatro barrotes, de los que colgaban un fino dosel blanco, parecía una cama de princesas de cuento…
No podía ser más hermoso y romántico…
A la altura de la cama, había dos mesitas de noche con sus respectivas lámparas, iluminando el lugar tenuemente…
Me acerqué a la cama y toqué el fino dosel con mis dedos. Cerré los ojos, ante tanta maravilla y Edward me dejó mi espacio, se fue de la habitación para coger las maletas, supuse…
Miré hacia le gran ventanal y me fijé que daba directamente a la playa, habiendo unos escasos cinco metros de donde se encontraba el mar…
Era un paraíso…
-¿Estás cansada?- me dijo acariciándome el brazo.
-No, he dormido suficiente en el avión- dije segura.
-¿Te apetece un baño?- me susurró Edward girándome hacia él.
-Suena estupendo- le sonreí y le besé nuevamente, nunca me cansaría de besarle.
-Perfecto- me dijo mirándome con mucho deseo.
-¿Me das dos minutos?
-Claro, no tarde demasiado, señora Cullen- dijo avanzando hacia el gran ventanal. La abrió y se fue quitando la camisa en el proceso…
-Vale, vale, vale…- dije nerviosa y me giré para coger el neceser que descansaba en la maleta…
Joder… este hombre no podía ser más sexy, ¿qué carajo tenía que hacer yo ahora?
Estaba más nerviosa que la primera vez que había hecho el amor con Edward, ¿cómo era posible?
Avancé hacia el baño que tenía la propia habitación y me cepillé los dientes, me cepillé el pelo y me refresqué la cara para relajarme, pero lo único que conseguí fue que mis nervios aumentaran…
Me quité toda la ropa, menos la ropa interior, quería que mi esposo me viera con la famosa “prenda”.
Me dirigí de nuevo hacia la habitación y avancé hasta el mismo ventanal por dónde había salido Edward…
De nuevo, sentí alivio y tranquilidad, por primera vez, cuando la piel de mis pies rozó la suave y cálida arena. Me tranquilicé totalmente, parecía una quinceañera hormonada… Y era la noche de bodas, por Dios…
Mientras avanzaba veía cómo la ropa de Edward estaba tirada sobre la arena con elegancia, todo era elegante en él…
Mis pies tocaron el agua y me sorprendí al encontrarla caliente…
Yo no quité la mirada sobre el cuerpo de Edward en ningún momento… Su pálida piel resplandecía bajo la luz de la luna, haciéndolo parecer casi irreal…
Su sexy lunar en su enorme espalda destacaba en su piel de crema y el agua rozando su piel era… totalmente provocador… Dios…
Edward se giró y me miró con el mayor deseo que le había visto jamás…
-Hermosa- susurró saliendo del agua…
Su cuerpo estaba totalmente mojado y… desnudo…
Avanzó hacia mí y me subió a su altura, para poder besarme sin ningún tipo de restricción por la diferencia de nuestras alturas…y mis piernas rodearon su cintura y sus manos bajaban y subían con desesperación por mi espalda…
Sus ojos verdes esmeraldas estaban oscurecidos por el deseo…
-Dios… cómo te amo…- sus labios se dirigieron hasta mi cuello y comenzó a darme besos húmedos por toda la extensión, hasta el nacimiento de mis pechos…

Edward pov.

Salí de aquella habitación antes de que me abalanzara sobre ella y la hiciera mía sin ningún tipo de pudor… No podía concentrarme con ella tan cerca y menos soportar esos besos tan deliciosos que me regalaba su preciosa boca…
Me fui quitando la camisa justo cuando abrí el ventanal y avancé hasta el agua, quitándome toda la ropa en el proceso.
Pasó demasiado tiempo para mi gusto, hasta que sentí los suspiros de mi hermosa esposa…
Me giré rápidamente y la vi en todo su esplendor…
Estaba enfundada en un sexy conjunto de ropa interior color marfil, el mismo color que el vestido de novia… simplemente precioso…
Sus suaves curvas hacían que la fina tela se ajustara a su cuerpo en los sitios perfectos… Sus pechos estaban al descubierto por supuesto, tan sólo tapaba su monte de venus de una manera deliciosa…
En fino encaje tapaba lo justo y necesario…
No pude soportarlo más y salí del agua rápidamente, avanzando hacia ella con paso feroz…
-Hermosa- le dije sin quitar mi mirada de su perfecto cuerpo.
Cuando llegué a ella, vi en su mirada lujuria. Me miraba sin ningún tipo de pudor toda mi desnudez y me sentí orgulloso.
La cogí sin ningún problema, cada vez agradecía más mis horas de gimnasio… y ella puso sus piernas alrededor de mi cintura, sintiendo las redondeces de sus perfectos pechos en mi anatomía… Gemí audiblemente y besé esos labios de diosa… Mis manos bajaban y subían por su pequeña y fina espalda con desesperación, no soportaba más no estar dentro de ella…
-Dios… cómo te amo…- le dije acercándome a su cuello, aspirando esa fragancia suya que me volvía loco…
Dejé un sendero de besos húmedos por toda la extensión de su cuello.
-No estamos en igual de condiciones- le dije señalando mi desnudez y ella se ruborizó como la primera vez que le hice el amor…- A pesar de que te queda…- dije pensando en alguna palabra que se acercara…- Perfecto, es lo que más se asemeja, tengo que quitártelo ahora, no puedo estar más sin hacerte el amor- le dije mirándola a esos ojos oscurecidos por el deseo.
La tumbé en la arena suavemente y comencé a besarle por todo el cuerpo, mientras mis dedos jugaban con la fina tela del tanga.
-Edward…- gimió cuando mis dedos encontraron la suave piel de su sexo…
El pequeño Eddie reventaría en cualquier momento, pero de momento iba a concentrarme en ella solamente…
Bajé hasta sus pechos y lamí esos montes rosados endurecidos… ella gimió más alto y yo no estaba mejor…
Nuestras respiraciones estaban agitadas y que ella me tocara la espalda sexymente no ayudaba en nada…
Seguí ascendiendo hasta que toqué su vientre, donde se encontraba mi precioso hijo.
-Te amo peque- le dije besando en la parte donde estaría y subí mi mirada hacia Bella, estaba preciosa bajo la luz de la luna, con todo el pelo esparcido por la arena y varias lágrimas rodaron por sus mejillas.
¿Qué le pasaba? Me alarmé inmediatamente, pero ella rozó mi cara y supe que se había emocionado por lo que le había dicho a nuestro hijo…
-Te amo- me dijo cerrando los ojos cuando yo adentré más mis dedos en su sexo.
-Bella…- gemí cuando noté toda la humedad que había en la fina tela…- Dios… estás tan mojada…
Se lo quité de una forma tortuosa para ella y por supuesto para mí…
Lo tiré en algún lugar de aquella playa, bajo la luz de la luna, que sería la única testigo de nuestro amor
Volví a mirar ese cuerpo de diosa y me dejé llevar completamente.
Mi boca se dirigió hacia su sexo, ante su atenta mirada y mi lengua embistió sin ninguna interrupción en su cavidad. Ella gimió alto agarrando mi pelo fuertemente y creí enloquecer…
 -Dios… Edward…- gritó cuando mi dedo se introdujo en su cavidad, al igual que mi lengua…
-Dime qué es lo que deseas y lo haré- dije sin poder hablar más nada. Estaba totalmente a su merced.
-Quiero que te introduzcas en mi ya- dijo exigente con los ojos mirando hacia mi sexo y eso fue lo que faltó para colocarme sobre ella y penetrarla suavemente…
Muy pronto el calor de su cuerpo llegó hasta el mío…
-¡Edward!
-Bella…
Empujé más y casi tenía mi miembro completamente metido, no podía meterlo más al fondo, pues su pequeña cavidad no podía abarcar mi enorme miembro…
-¡¡Ed…ward!!- Gritó sin contemplación alguna con la respiración muy agitada…
-Oh… Bella… eres tan estrecha- la penetré de nuevo- Y tan caliente…- puse mis manos en su trasero para poder abarcar más la penetración y al parecer le encantó como a mí, pues sus manos fueron hasta mi espalda y comenzó a arañarme suavemente primero, para ser una auténtica gata después. Nuestras respiraciones eran ya erráticas…
-¡¡¡EDWARD!!!- mordí su cuello mientras la embestía más fuerte y ella mordió el lóbulo de mi oreja…
-¡BELLA!- mi orgasmo estaba próximo, el no haber hecho el amor durante este último mes me estaba pasando factura…
-Edward llega para mí- dijo cuando su orgasmo la llenó por completo… Sus uñas se clavaron sin compasión en la piel de mi espalda, pero no me importó, no noté dolor, tan sólo un orgullo infinito por ser el causante de ese placer… Su sexo apretó al mío deliciosamente y yo no esperé más, después de dos estocadas más, mi tan esperado orgasmo salió a flote, dejándome totalmente abatido…
Bella me acarició la espalda suavemente, notando quizás los leves arañazos que probablemente tenía, pero me daba igual…
Dios… había sido fantástico y aún no había acabado la noche y por supuesto, ni quería que acabara…
-¿Y ese baño?- me susurró en el oído, lamiéndome el lóbulo de la oreja…
No le contesté, simplemente me levanté y la cogí nuevamente en brazos para correr con ella hacia el agua y zambullirnos literalmente juntos.
-Dios, eso ha sido…- dijo con la respiración aún agitada…
-¿Maravilloso? ¿Espléndido? ¿Perfecto? ¿Fantástico?- le dije en tono pícaro.
-Eso puede ser un breve resumen- dijo lamiéndome el labio inferior y pegándose aún más a mi cuerpo.
-Eres preciosa- le dije mirándola con el pelo mojado completamente e iluminada bajo la luz de la luna.
-No más que tú, estás…- dijo mirándome hacia abajo, directamente a mi miembro, pues el agua nos llegaba a las rodillas ahora mismo…- Estás buenísimo- dijo con los ojos llenos de lujuria y yo ataqué sus labios sin ninguna piedad.
Se subió con una facilidad increíble a mi cintura y comenzó a moverse con ritmo encima de mi sexo… mi pequeño amiguito no había terminado con el primer orgasmo cuando ya estaba erecto de nuevo…
Ella me miraba traviesa y yo mordí su labio inferior, provocando un precioso gemido por su parte…
Ella se movió perfectamente y pronto mi miembro estaba dentro de ella de nuevo…
La agarré por su trasero y caminé un poco más al fondo el mar, llegándonos el agua hasta debajo del pecho…
Comenzó a moverse y yo me sentí en el cielo…
-Mmmh…- gimió en mi oído y puso sus manos en mis hombros para impulsarse más fácilmente.
-Bella…- apreté más su trasero y gemí en el acto, mi miembro se adentró aún más, como si eso fuera posible…
-¡Edward!- me besó en los labios con rudeza y pronto mi lengua se introdujo en su hermosa boca, acariciando toda su cavidad- Más fuerte.
Yo la complací encantado y de nuevo, nuestras respiraciones eran erráticas…
La escena no podía ser más erótica…
Bella se impulsaba al mismo ritmo que yo introducía mi miembro en su cavidad, haciendo una fricción perfecta y sincronizada. Mis manos no dejaron jamás su trasero, apretándolo con fuerza y mi boca le besaba el cuello y los labios, acallando un poco sus fuertes gemidos. Su boca actuaba igual que la mía, con hambre y rudeza y se retorcía de placer debajo entre mis brazos…
-Mmmmm, estás tan fuerte- dijo acariciando mi espalda suavemente.
-Y tú estás tan buena…- dije con sinceridad… No había visto cuerpo más perfecto que el de ella, jamás, a pesar de haber visto a muchas mujeres desnudarse ante mí en la universidad, nada se comparaba con esto.
-Quiero que me hagas gritar como nunca Edward Cullen- dijo demandante y yo le sonreí de lado aceptando las órdenes de mi ama…
Embestí tan fuerte como pude, el agua salpicaba por todas partes cuando nuestros sexos hacían esa fricción deliciosa, y era sumamente erótico.
-Dios…vo…voy a explotar- dijo clavando las uñas de nuevo en mi espalda.
-Vente para mí preciosa, yo no puedo aguantar más…- le dije embistiendo una, dos, tres, hasta que sentir su sexo apretarme y venirse totalmente para mí. Yo terminé en la quinta estocada, mirándole a los ojos directamente, su cara de placer no tenía precio…
Nos miramos y nos volvimos a besar con toda la pasión y el amor que sentíamos.
Iba a ser una noche muy larga…


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Chicas nuevo capítulo de este maravilloso fic, de verdad que lloraré cuando termine, aunque para eso aún queda bastante, no os preocupéis, tengo el objetivo de llegar a los 35 o 40 capítulos, así que todavía queda historia suficiente, ¿os imagináis que pasará? Lo dicho... jugar al ajedrez sería lo último que yo haría en una isla solitaria con Edward Cullen :D 
Va dedicado a todas vosotras chicas, sin excepción!!! Un besazo y un abrazo enormes,
*.*Romiina*.* 


2 comentarios:

  1. Romi: Esto es un capitulazo, ha quedado genial, estoy súper excitada, waoo ya quiero un Edward así JAJAJA, y Bella no se queda atrás, me encanto ese lenguaje sucio y que no hubo timidez JEJEJE. Me muero por el próximo capi.
    Suerte con los Estudios.
    Besos Nena

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  2. Romi el capí estuvo grandioso. Me encantó de verdad que estuvo super hotttt!!!! Este duo es fabuloso. El fic cada vez se pone mejor, me encanta. La historia me tiene super emocionada. Ansiosa por el próximo capí, Saludos!!!

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*..Diosas del Crepúsculo..*