lunes, 12 de diciembre de 2011

INOLVIDABLE


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Capítulo 4: Ignorándote...

Bella pov.


Cuando llegué a casa, me fui quitando toda la ropa y tirándola al suelo, dejando un sendero de ropa por toda la casa, pero sinceramente me daba igual, mañana la recogería cuando me levantase. Ahora mismo no tenia ganas de nada y menos para estar de colada...
Cuando llegué a mi habitación, ni siquiera me molesté en ponerme el pijama, simplemente me acosté en ropa interior, algo muy raro en mí, pero se entendía porque estaba muy exhausta y pensativa con todo lo que había pasado esta noche.
No pude dormir en toda la noche, pensando en un individuo de ojos verdes que vivía justo a mi lado, que estaría con la rubia oxigenada llamada "novia" en la misma cama, como era lógico, porque el embarazo de Tanya reflejaba lo mucho que se divertían... ¿pero qué me estaba pasando? No me importaba en absoluto la vida nocturna o diurna de esos dos... Tenía que olvidarlo por el bien de mi salud mental, pero sabía que sería imposible y más pensando en ese simple roce de nuestro labios, fue una sincronización perfecta, estaban hechos el uno para el otro. Me estremeció ese simple roce y hay supe que nunca podría olvidarlo, nos dejamos llevar por las emociones del momento y pasó lo que tuvo que pasar. Si no existiera Tanya todo sería diferente, pero no era así y si a eso se le sumaba el bebé que traía en camino de Edward, pues todo era imposible para mí y para él.
Pero lo peor de todo esto era que no valía la pena ni siquiera pensar en él, pues no había ninguna esperanza para nosotros dos, en ese momento me vino a la mente las palabras de Tanya: "Es mío, no lo olvides". No era rencorosa en absoluto, pero esa mujer me sacaba de mis casillas y podría decir que sentía odio hacia su persona.
Cuando decidí no estar más tiempo en la cama, me levanté y me dirigí hacia el cuarto de baño, necesitaba una buena ducha caliente, necesitaba relajarme, mis músculos estaban engarrotados por no haber dormido y todo para nada...
Estuve como una hora metida en el baño y ya tenía los dedos de las manos y de los pies bastantes arrugados como para salirme. Salí de la ducha y me envolví en una toalla y otra la envolví en mi pelo y salí hacia mi habitación. Cogí de la cómoda mi ropa interior y un precioso camisón celeste de seda, por supuesto cortesía de Alice. Aunque afuera hiciese como unos -10 grados bajo cero, no me importaba, pues tenía calefacción por toda la casa y era muy agradable.
Salí de la habitación y me encontré el sendero de ropa que dejé anoche en el pasillo. Me agaché y recogí toda la ropa tirada dirigiéndome hacia el lavadero. Coloqué toda la ropa de color en la lavadora y estaba echando el detergente cuando mi móvil sonó. Salí corriendo hacia el salón y lo cogí ajetreada por mi carrera.
-¿Bella?- dijo la voz de Jake.
-¡Jake! ¡Hola!- le dije muy sobresaltada.
-Bella, ¿te cojo en un mal momento?
-No, ¿por qué? ¿qué pasa Jake?- le pregunté dudosa.
-Pues porque tu voz no deja mucho a la imaginación...- ¿qué? ¿estaba loco?
-No Jake, no es como tu crees, es q...- no me dejó terminar la frase.
-¿Quién es el afortunado?
-Jacob Black, será mejor que me escuches en este mismo instante- no me interrumpió, a cambio de eso se escuchó una sonora carcajada desde el otro lado del teléfono...- No te rías Jacob Black, no tiene ninguna gracia, estaba haciendo la colada y sonó mi móvil por tu llamada, y éste estaba en el salón y tuve que salir corriendo para cogerlo, de ahí a que esté sobresaltada.
-Uff Bella, menos mal, ya me estaba poniendo los zapatos para pegarle al mal hombre ese por dejarte que cojas el teléfono en plena acción- no pude aguantar más y solté una sonora carcajada. Me encantaba, era tan Jake...
-No seas bobo, no es nada de eso- le dije cuando me hube tranquilizado de la carcajada- Me alegra mucho de que me hayas llamado, precisamente pensaba llamarte hoy.
-Si hubiera sabido antes que te haría tanta ilusión que te llamase, lo habría hecho antes- lo dicho, era tan Jake...
-Sí, hace mucho tiempo que no nos vemos- le dije apenada.
-Precisamente llamaba para vernos, más concretamente para que me acompañes a un sitio.
-Tengo muchas ganas de verte, pero ¿a qué sitio?
-Quiero que me acompañes a una concentración motera, y nada de peros y mucho menos un "no" por respuesta- esas palabras eran de Alice, esta diablillo le estaba pegando todo lo malo a todo el mundo...
-¿De verdad? Me encantaría Jake, sabes que me gustan las motos tanto como a ti- le dije sonriendo.
-Me alegro de que te agrade la idea, pero me tienes que acompañar con una condición- esto se ponía oscuro, ¿qué quería?.
-¿Qué condición Jake?
-Tienes que ir vestida con el conjunto motero que te compré el año pasado- lo sabía, sabía que a Jake le encantaba ese conjunto, pero me quedaba demasiado ajustado...
-¿Tengo alguna otra opción?
-No señorita, ese es mi trato, si quieres venir, tendrás que ponerte ese conjunto.
-Está bien señor mandón- le dije picándole- iré vestida con ese conjunto tan sexy...- dije con ironía en mi voz.
-Créeme cuando te digo que te ves rompedora con él- no pude evitar sonrojarme- Te recogeré en una hora.
-Sí claro Jake, te veo en una hora. Adiós mandón.
-Adiós rompedora- no pude evitar sonreír. Estar con Jacob era muy sencillo, no tenías que preocuparte de nada, simplemente dejar al destino que hiciese lo que quisiese y estar en plena paz con él.
Me fui a la cocina para desayunar. Cuando estaba haciendo la última tortita, el timbre sonó, ¿quién podría ser ahora? Cuando abrí la puerta me quedé petrificada, era la persona que menos esperaba ver en estos momentos.
No podía estar más guapo. Llevaba una camiseta de algodón blanca, que de adhería como una segunda piel a su torso musculoso, la combinaba con unos pantalones de pijama a cuadros verdosos, contrastando con sus preciosos ojos verdes a la perfección. Su cara mostraba cara de shock y pasó a una de ¿lujuria? Estaba paranoica.
-Ho...hola Edward- le dije mirándole y después seguí el trayecto de su mirada. Lo siguiente que quería en este momento era morirme, que la tierra me tragase en este momento, me estaba mirando a mí, pero eso no me preocupaba, lo que me preocupaba de verdad era mi vestimenta, tan sólo llevaba ese diminuto camisón que me llegaba a medio muslo, estaba muerta de vergüenza, ¿por qué tenía que pasarme esto a mí?.
-Bella- suspiró y le salió jodidamente sexy, Dios que bueno estaba...
En ese momento sonó la cafetera, avisándome que mi café estaba listo y no pudo sonar en peor momento, pues ahora tendría que correr con un cuidado extremo para que no se me viese nada... En ese momento salí de mi trance, pues era lo que me pasaba cuando estaba cerca de él, y salí corriendo hacia la cocina, no sin antes decirle a Edward que pasara.
Cuando llegué a la cocina, apagué la vitro y me volví hacia la puerta de la cocina. Hay se encontraba mi Dios griego, no podía ser más perfecto, estaba buenísimo, parecía estar esculpido con una delicadeza increíble. Estaba apoyado en la puerta con despreocupación y sonriendo torcidamente, mi sonrisa favorita. Me ruboricé y bajé mi mirada.
-Buenos días Bella, siento haberte interrumpido- me dijo sonrojándose, ¿Edward Cullen sonrojándose? Eso era imposible, no podía ser, tendría que visitar al oculista con urgencia...
-No te preocupes Edward, me has pillado haciendo el desayuno, como puedes ver- le dije sonriéndole y señalando la torre de tortitas que había hecho.
-Ya veo, tortitas con sirope de caramelo, ¿verdad?. Son tus favoritas- me quedé de piedra, ¿aún se acordaba de mi desayuno favorito?.
-Sí, ¿quieres probarlas? Sé que te encantan también- le dije cuando salí de mi estado de shock y brindándole una sincera sonrisa.
-Nada me gustaría más en este momento- me dijo mirándome intensamente y hay me acordé de nuevo de mi vestimenta, me tenía que tapar de inmediato.
-Está bien, sírvete las que quieras, los platos están en el segundo mueble de la izquierda y las tazas en el de la derecha, enseguida vuelvo- le dije saliendo de la cocina y dirigiéndome hacia mi habitación. Cogí la bata del camisón a juego y esta sí que tapaba, me llegaba hasta los talones, pero tenía una fina franja a un costado, donde se veía un poco de mi pierna pero no me importó y me dirigí hacia la cocina nuevamente.
Mi cocina no podía estar más bonita. Tan sólo la presencia de mi Dios griego y todo resplandecía. Estaba sentado en una de las sillas y tenía los codos apoyados en la mesa, con su cara entre sus manos. Parecía cansado. No lo dudé ni un instante y me coloqué detrás de él y comencé a hacerle un masaje en la espalda. Qué bien se sentía sus fuertes músculos bajo la piel de mis manos, me quemaba su contacto, se sentía genial. Él no me apartó por suerte, sino que se inclinó hacia delante, facilitándome el trabajo.
-Pareces cansado- le dije preocupada mientras le masajeaba los hombros.
-Sí, no he podido dormir en toda la noche- ya somos dos le iba a decir pero eso me lo guardé para mí.
-¿Y eso por qué? ¿Qué te preocupa?
-No es nada, una mala noche la tiene cualquiera- me dijo cogiendo mis manos y llevándoselas a sus labios. Pude sentir el calor de sus labios, era fantástico- Gracias por el masaje, lo necesitaba- me dijo levantándose de la silla y volviéndose hacia mí. Posteriormente me dio un beso en la frente y se fue al mueble para después sacar dos tazas y servir café.
-Puedes coger todo lo que necesites Edward-le dije con ironía en mi voz para tomarle el pelo.
-Lo sé, me lo imaginé cuando me dijiste donde se encontraban los platos y las tazas, por eso he cogido las tazas, te tengo que agradecer al menos con servirte un café por el maravilloso masaje que me has dado, tienes unas manos mágicas- me dijo guiñándome el ojo. No podía ser más sexy. Había dejado pasar mi ironía, algo realmente extraño en él.
-Cla...claro- le dije sentándome en la silla y esperando a que el hiciera lo mismo.
Estuvimos desayunado tranquilamente, se me pasaba el tiempo volando con él, lo quería a mi lado toda mi vida, pero sabía que eso era imposible. Miré el reloj de la cocina y sólo me quedaba quince minutos para prepararme, pues Jake vendría a por mí.
Me acordé de que no sabía el por qué de su visita y se lo pregunté.
-Oye Edward no es que me moleste tu visita ni mucho menos- al revés quería estar con él para siempre, pero eso me lo guardaría sólo para mí- pero aún no sé el por qué de tu visita- le dije sonriéndole.
-Pues precisamente te iba a pedir café, a la muchacha del servicio se le olvidó comprar y no tenía en casa- me quedé helada, ¿una mujer de servicio?
-No es que sea asunto mío, pero Edward, ¿tenéis contratada una mujer de servicio?
-Sí, Tanya no sabe cocinar y mucho menos limpiar, a sí que decidí contratarla- me quedé más helada aún, ¿cómo una futura madre iba a alimentar a su hijo, si no sabia ni cocinar ni limpiar? Pero eso no era asunto mío...
-Ahmm- fue lo único que salió de mis labios.
-Bella, las tortitas te salieron maravillosas, incluso mejor que hace unos años- me dijo guiñándome.
-Gracias, me alegra de que te hayan gustado.
-Sí, últimamente me están gustando las cosas más que de costumbre- esto me lo dijo mirándome intensamente, ¿era una indirecta? Me quedé observándolo con una ceja alzada, pero al parecer él lo dejó pasar porque se despidió rápidamente, no sin antes habiéndole dado un paquete de café. Esas últimas palabras si que me dejaron en shock, ¿a qué se refería?
No tenía tiempo, me tenía que poner ese odioso conjunto apretado, parecía más un corsé que un mono entero...
Me dirigí hacia mi habitación y saque el dichoso conjuntito de un cajón arrumbado que estaba al fondo de mi armario, pues pensaba no ponérmelo nunca más...
Me lo fui poniendo despacio, pues era de cuero y era delicado. Acabé de ponérmelo y me dirigí hacia el espejo que tenía al lado de la ventana, era muy grande y podía verme entera.
Me fui observando por todos los ángulos posibles, tenía que reconocer que el dichoso conjuntito me quedaba de maravilla, incluso mejor que el año pasado, pues ahora me quedaba un poco suelto, solo un poco por la parte de las caderas, era perfecto. No se lo diría a nadie, pero me sentía triunfal con esta vestimenta... Lo rematé con una botas altas que me llegaban hasta debajo de las rodillas, eran negras también, pero el piel, con un taconazo de aguja de unos diez centímetros. Me los podía poner, pues siempre que cogía una moto era con tacones, en especial estas botas. Sé que parece algo imposible, pero para mí es más fácil así, si soy un poco rarita, pero estas botas me dan mucha seguridad.
Cuando me estaba poniendo el labial rojo pasión, mi timbre sonó, avisándome de la llegada de Jake. Salí disparatada de mi casa, cogiendo mi bolso y mis llaves y cerrando la puerta. Llamé al ascensor y estaba muy impaciente, pues hacia mucho que no veía a Jake y mucho más tiempo que no iba a una concentración motera.
Saludé a Eleazar, nuestro portero y con el que tenía una buena relación, me abrió la puerta y salí corriendo hacia Jake, éste estaba apoyado en su preciosa Honda CBR, color negra con detalles en dorados, una pasada. Cuando me vio, salió corriendo en mi búsqueda y me alzó abrazándome.
-Bella, pero qué guapa estás, déjame que te vea- me dijo soltándome en el suelo y volteándome delante de él- Simplemente perfecta, vas genial para la ocasión, el conjunto te queda incluso mejor que el año pasado- esto me lo dijo guiándome y yo me sonrojé y lo abracé con todas mis fuerzas, pues hacía mucho tiempo que no lo veía y lo quería demasiado.
-Pero mírate tú, cada vez tienes más músculos "Biceps"- era el mote que le puse cuando comenzó a ir al gimnasio a ponerse cachas.
-Sólo estoy desarrollando mis músculos, Bella- me dijo coquetamente y yo le respondí con un golpe en su pecho- Cuidado Bella, no te vayas a partir una mano...- sabía que estaba bromeando, pero le encantaba que le contestase...
-¿A sí? Lo más seguro que se me rompa después de que te rompa yo a ti la cara- le dije tomándole el pelo, a lo que me respondió con un "Tendrás que aprender", dicho esto me alzó y me puso como un saco de patatas en su espalda, tipo Emmet.
-Jake, suéltame por favor- le dije pataleándole como una niña pequeña.
-Nada de eso enana, aprenderás y te portarás bien- me dijo subiéndome en la moto directamente.
-Gracias por traerme, no he necesitado andar como tú- le dije picándole.
-Porque tenemos prisa, si no te daría en el culo como una niña pequeña- me dijo con una sonora carcajada y yo me uní.
Llegamos en tan sólo veinte minutos, lo que yo tardaba en treinta minutos con mi preciado Audi, pero ya se sabía como eran las motos de rápidas...
Me bajé de la moto y seguidamente me quité el casco, sonreí a Jacob, que ya se encontraba igual que yo, sin casco y sonriéndome. Nos esperaba un día genial, lo sabía, siempre me divertía con Jake, era especial.
Dejamos la moto a un lugar visible, por seguridad y nos encaminamos hacia un grupo donde estaban nuestros amigos de siempre, aquéllos con los que nos relacionábamos en las concentraciones.
Vimos cantidad de exhibiciones moteras y algunas automovilísticas, pues siempre había algún coche súper tuneado que le intentaba hacer la competencia a las motos...
-¿Te gusta?- me murmuró Jake muy muy cerca del oído y yo me giré para encararlo.
-Claro que me gusta, sabes que me encanta estar aquí- le dije besándole en la mejilla.
-Bella, quiero que estemos siempre así, pase lo que pase ahora- me dijo como suplicándome y yo no entendía nada, ¿qué me quería decir?. La respuesta la obtuve al segundo.
Se acercó a mí y me beso con ternura, yo lo quería, de verdad que lo quería, pero sólo como amigo y sabía que Jake quería más que amistad, yo se lo había dejado claro hacía mucho tiempo, pero él insistía. Lo que de verdad no tenía ni idea era el por qué le seguí a ese beso...
¡Por Edward!, gritaba mi conciencia y yo recapacité en ese mismo instante. Claro, claro que lo estaba haciendo por Edward... quería olvidarme de él de todo corazón, y tenía que quitármelo de la cabeza con los besos de otro hombre...Jake no se merecía eso...
Me deshice de su agarre y me miró extrañado.
-Jake para por favor- le dije con casi lágrimas en los ojos- No quiero esto ahora, sabes que te quiero con toda mi alma, pero nada más.
-Bella lo siento, no llores por favor- me dijo abrazándome sinceramente y yo le respondí. Lo quería muchísimo, pero no para tener nada con él aparte de la amistad- Te juro que es lo que menos quiero en este momento, verte sufrir. Te prometo que nunca más lo haré sin tu consentimiento- Jake estaba derrotado y yo le abracé aún más fuerte, para que supiera que no estaba enfadada con él.
-No estoy enfadada contigo Jake- le dije con el corazón en un puño- Lo único que quiero es que no lo vuelvas a hacer por favor, te quiero como amigo y no puedo perderte- le dije cuando me hube calmado un poco. Él se acercó a mí más aún, como si eso fuera posible...
-Gracias Bella, de verdad que yo tampoco puedo perderte. Te quiero demasiado- me dijo besándome en mi mejilla izquierda, Yo sólo pude abrazarle y sonreírle.
Eran casi las siete de la tarde, era temprano lo sabía, y más aún para una concentración motera, pero yo no había dormido nada en toda la noche y estaba que me caía de sueño.
Jacob me tenía agarrada con sus fuertes brazos por la cintura, desde el incidente del beso nos quedamos así y no nos separamos ni un momento. Me volví para él y él me sonrió son una sonrisa que él sólo podía brindarme y yo por supuesto le respondí.
-Jake, quiero irme a casa- le dije con voz cansada, la que tenía en esos momentos...
-¿Por qué Bella? ¿te encuentras bien?- me dijo acortando la poca distancia que había entre nosotros y cogiéndome las manos.
-No Jake, no te preocupes, no es nada, es que no he podido dormir en toda la noche y estoy muy cansada.
-Bueno no te preocupes, creo que lo más interesante lo hemos visto ya- Jake siempre tan amable, pero no quería que se fuera de aquí por mi culpa, le encantaba estar aquí.
-No Jake, no tienes por qué venirte conmigo, quédate aquí, yo cogeré un taxi y me iré a casa.
-De eso nada Bella, tú has venido conmigo y tú te irás conmigo.
-Jake no me hagas sentir mal por favor, deja que me vaya, estaré bien, te llamaré cuando llegue a casa- le dije dándole un beso en la mejilla y dando por finalizada nuestra discusión.
-Bella, no-me dijo cogiendo mi mano y dirigiéndonos hacia su moto- Tengo una brillante idea para que los dos estemos contentos con esto- me dijo parándose en seco enfrente de su moto y mirándome con un brillo en los ojos.
-¿Qué Jake?
-Te llevarás mi moto a tu casa y yo me iré con Seth- me dijo y yo abrí los ojos de par en par. Nunca le dejaba la moto a nadie...
-Jake, ¿estás seguro? No quiero obligarte a nada.
-Enserio Bella, llévatela y cuídamela mucho- me dijo dándome las llaves y un beso en la frente- Cuando llegues, llámame por favor, te quiero mucho y ten cuidado- me dijo cuando me puse el casco y encendí el motor. El sonido era música para mis oídos.
Llegué en muy poco tiempo, siempre que cogía una moto, me encantaba ir a una velocidad alta, era adrenalina para mi cuerpo...


Edward pov.


¿Podría estar más buena? La respuesta era absolutamente no. Nunca había pensado en Bella así de vulgarmente, pero fue lo primero que mi mente dijo cuando la vio con ese diminuto camisón... Sexy y atrevida, esas fueron las segundas palabras que vinieron a mi mente.
Era un pecado mortal para mí, lo sabía, pero no me pude resistir a ir a su casa y pedirle lo primero que vi que no había en casa, podría haberlo comprado yo, pero entonces no la hubiera visto.
Lo peor de todo fue cuando corrió por el sonido de la cafetera, se le subió un poco más el camisón y me dejó ver un poco de sus nalgas... sería mi muerte, juro que esta mujer sería mi muerte. ¿Cómo podía abrir la puerta así de sexy al primero que llamase? Tenía unas nalgas perfectas, si antes me gustaban en pantalón, ahora su trasero sería mi adoración. Ver su trasero casi desnudo hizo que el animal dentro de mí se despertase y volviese a tener una erección nuevamente... Esto no podía seguir así, no era normal, Tanya usaba camisones más diminutos que ese y la veía pasar como verla en pantalones... Estaba muy confundido, quería a mi novia y a mi futuro hijo, pero más bien era por hacer lo correcto, no porque verdaderamente quisiera estar con ella, eso lo averigüé anoche, pensando en ella toda la santa noche, por eso no había dormido, por otra parte estaba Bella, era toda una tentación andante para mí. Sólo quería tenerla en mis brazos y hacerle el amor una y otra vez. Esa primera y única vez en la que nos fundimos en un solo cuerpo, no me la podía quitar de la cabeza, era una experiencia INOLVIDABLE y lo sabía...
Cuando me hizo el masaje quise morirme en ese momento, pero morirme por excitación en un paraíso donde solo existiéramos ella y yo. Era perfecta.
Me avergonzaba pensar así pero era lo que sentía, tendría que hablar con mamá, ella siempre sabía que hacer. No podía hablar con los demás, pues Carliste me diría que pensara las cosas antes de hacerlas, Emmet no sabía dar consejos sin tener bromas de por medio y Alice, era Alice, ella simplemente gritaría que era genial, que me quedase con Bella y que Tanya se fuese de mi vida, sabía que era lo que pensaba, no me lo dijo directamente, pero su cara la delataba. Su comportamiento con Tanya me lo dijo todo, y cuando Tanya anunció lo del embarazo, simplemente puso cara de horror... La entendía, porque ella mejor que nadie sabe lo mucho que quiero a Bella, y no sólo como amistad sino como la mujer de mi vida. Ella ha sido testigo de las muchas conversaciones tan largas que hemos tenido hablando sobre Bella, cómo le iba en sus estudios y posteriormente en su trabajo y lo que más le preguntaba a mi hermana era por sus novios... esos que tanto miedo me daban durante todos estos años pero Alice me dijo que a Bella no le interesaba nadie, que yo había sido su primer y único novio, y eso me enorgullecía, pues solo la quería para mí.
Con esos pensamientos entré en casa y me preparé un segundo café, pues necesitaba mucha cafeína para un día tan agotador como prometía ser éste...
-Hola mi amor- me dijo Tanya entrando a la cocina, iba vestida con un vestido diminuto color frambuesa y como no, sus tacones a juego, ¿dónde iría un sábado a las doce de la mañana?
-Hola, Tanya tenemos que hablar- le dije serio y sin responderle al beso que me acababa de dar en los labios.
-¿Qué te pasa mi amor?
-¿Qué, qué me pasa? Pues me pasa que mi novia no puede esperar a dar la noticia conmigo, me pasa que soltases la noticia así sin más, me pasa que trates tan distante a mi familia ¿sigo?- le dije saliéndome de mis casillas. Ella empezó a llorar como siempre, haciéndose la víctima y yo ni siquiera me acerqué a ella...
-Ed...Edward n...no te enfades- me dijo entre sollozos.
-¿Por qué lo hiciste Tanya? Lo hablamos y acordamos decirlo más adelante, con la noticia de nuestra futura boda- ahora no sabía si quería casarme con ella... sinceramente.
-Mi amor no te enfades por favor- me dijo más calmada- No soporto verte de esa manera conmigo, te amo demasiado como para perderte- me dijo avanzando hacia a mí y abrazándome. Yo sólo pude responderle, estaba en un estado delicado y no quería que a mi hijo le pasara nada.
-Tanya te perdonaré por esta vez pero prométeme que no volverás a hacer nada de eso la próxima vez, y quiero que trates a mi familia con más respeto- le dije retirándome de ella.
-Está bien cariño, te lo prometo, pero no lo pude resistir, todos estaban tan contentos con la noticia de tu hermana, que yo también deseaba lo mismo- me dijo acariciándose su vientre aún plano- Y tu familia no la conozco aún mi amor, sabes que soy así con la gente que no conozco- me dijo cogiendo mis manos y llevándoselas a su vientre. Me encantaba acariciar a mi hijo.
-Te amo bebé- le dije a mi hijo, agachándome y besando el vientre de mi novia. Cuando me levanté la miré y me fijé de nuevo en su atuendo- ¿Dónde vas Tanya?- le dije dudoso.
-Voy a ir al centro comercial, quiero comprarle ropita a nuestro bebé, estoy muy emocionada mi amor, deseo tenerlo ya aquí con nosotros- Era la primera vez que Tanya se mostraba tan cariñosa con nuestro bebé, pues cuando se enteró de que estaba embarazada, quería abortar y yo me negué y le pude abrir los ojos, diciéndole que no se preocupase de nada, que yo me haría cargo de mi hijo y que nos iríamos a vivir aquí a mi departamento, le encantó la idea y se puso como loca a hacer las maletas...
-¿Quieres que te acompañe o que te lleve?
-No, me iré dando un paseo hasta el centro y ahí cogeré el autobús, qui...quiero pasear- me dijo nerviosa. Estaba muy rara pero lo dejé pasar, si eso era lo que quería...
-Mi amor- me dijo esta vez muy melosa- ¿Me das dinero para comprar las cosas para nuestro bebé?- me dijo mordiéndome suavemente mi labio inferior.
-Claro, toma mi tarjeta de crédito Tanya, gástate lo que quieras- le dije cogiendo la cartera de la mesa y dándole la tarjeta.
-Muchas gracias mi amor, no vendré a comer- me dijo cogiéndome la tarjeta de la mano.
-¿Por qué? ¿Dónde irás?
-Voy a quedarme a comer cerca de las tiendas para no perder ni un solo segundo de compras, vendré por la noche- me dijo cogiendo su bolso y dándome un beso en la boca. Se dirigió a la puerta y se fue sin más.
-Adiós- le dije a la puerta cerrada, no había esperado ni siquiera a que me despidiese de ella. Lo dicho estaba demasiado rara, seguro era el tema del embarazo, que tenía las hormonas revolucionadas...
Me dirigí hacia el baño de nuestra habitación y me di una ducha de agua helada, necesitaba despertar cada músculo de mi cuerpo y quitarme la calentura que tenía desde que fui a ver a mi vecinita...
Decidí llamar a Emmet y Jasper para que vinieran a ver el partido de fútbol que empezaba a las siete de la tarde, pues Tanya estaría de compras...
Llamé primero a mi hermano Emmet y accedió enseguida, diciéndome que se quedaría a cenar, él siempre tan directo... Después llamé a Jasper, él ahora no quería dejar a mi hermana sola por el embarazo, pero mi hermana le quitó el teléfono diciéndome que vendría, que ella se iría con mamá de compras. Alice encontró la excusa perfecta para ir de compras.
Eran pasadas las siete, y Emmet y Jasper quedaron en venir sobre las seis y media. Me extrañaba mucho, sobretodo por Jasper, porque siempre es muy puntual.
Decidí llamar a Jasper, me estaba preocupando aunque sólo fuesen unos minutos, pero no era normal...Jasper llamaría siempre.
-¿Jasper?
-Edward, estamos abajo de tu casa-me dijo con voz muy rara... y yo me dirigí hacia el balcón y los ví. Estaban bastante raros...
-Jasper, ¿qué hacéis tú y Emmet hay parados mirando... no sé donde?
-Edward será mejor que vengas y lo veas con tus propios ojos- intenté mirar hacia donde miraban pero el edificio no me dejaba verlo, así que decidí bajar.
-Ahora bajo- le dije colgándole.
Bajé y saludé a Eleazar. Me abrió amablemente la puerta del portal y me encaminé donde estaban mi hermano y mi cuñado.
-Azótame el culo y llámame vaquero- dijo Emmet en cuanto me puse a su lado. Yo solté una sonora carcajada y seguí la mirada de los dos. La carcajada se esfumó de inmediato, quedándome totalmente de piedra...Lo que vi no sólo me dejó impresionado si no que nunca lo imaginaría... Estaba de espaldas a nosotros, se estaba quitando el casco con una sensualidad increíble. Su pelo caía en ondas por toda su espalda, dejando ver el precioso color de pelo que tenía, ese marrón achocolatado con reflejos rojos. Yo sí sabía quien era, podría reconocer ese trasero a millones de kilómetros, era perfecto. Cuando terminó con el casco, se lo puso en una mano y se volvió hacia nosotros...
Dudaba que mi hermano o Jasper supiera a quien estaban mirando como idiotas... Ni yo me lo creía.
-No puede ser ella...- escuché decir a Jasper. Pues no quitaba la mirada de esa figura tan maravillosa... Estaba más que perfecta, estaba para fundirse en ella y no soltarla jamás... Hay me di cuenta que no la habían reconocido ni por el casco ni por esa vestimenta tan atrevida que llevaba...
-Hermano no he visto cosa más sexy desde mi noche de bodas- dijo el bruto de mi hermano y ahí fue cuando reaccioné. Bella se estaba acercando a nosotros con una sonrisa preciosa en esos labios color rojo pasión. Me estaba poniendo duro y otra vez por ella...tenía que controlarme. Pero sabía que no podría, no con esa ropa y ese pelo y mucho menos esos labios que tanto deseaba besar de nuevo...
Estaba caminando con esos tacones altísimos que llevaba, ¿cómo podía conducir una moto con semejante zapato? Pero era ella, me estaba impresionando cada vez más.
Su pelo estaba tremendamente salvaje, me recordó a cierta escena de nuestra primera vez... Ese mono de cuero le sentaba demasiado bien para ir por la calle tan tranquila, realzaba sus suaves curvas a unas de infarto, sus largas piernas, estaba aún más torneadas, como si eso fuera posible, no encontraba la palabra exacta para definirla, no existía tal perfección.
-Hola chicos- dijo de la forma más sexy que jamás le oí. Parándose enfrente a nosotros, con el casco en una mano y las llaves en la otra. Estaba para una portada de revista que pusiera "La mujer más sexy del planeta".

4 comentarios:

  1. "La mujer mas sexy del planeta" me encantoo eso!! Dios este Edward que le tiene ganas a las vecina, y esta Tanya que de seguro le esta metiendo los cuernos, es mas no creo que el bebé sea de Edward, muy mal como trato a la familia Ed tiene razon.
    Y Bella y Jacob!! Que tiernos!! Menos mal que el no insistio mucho en todos lados que lo leo es un pesado, jaja Bella en la moto seguramente estaba echa una diosa como la describian los chicos.

    Ya quiero saber como siegue!! Esta historia me trae loca!!

    Besitos hermosura!! :)

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  2. Flopii tu tan considerada como siempre, gracias amiga por comentar, me inspiras con tus comentarios, me entran cada vez más ganas de escribir, enserio! Un besazo nena y de nuevo gracias!

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  3. Chica me ha fasinado el capí. De verdad que esta Bella atrevida y sexy me gusta. Tiene a todos con la boca abierta. Me da mucha pena con Jacob, ya que él la adora, pero ella no lo ama de esa forma. Deseo sigan siendo amigos. ¿Me imagino la cara de Edward cuando vea a Jacob buscando la moto? ¿Que pasará? Estoy super intrigada con el fic. Me imagino que a Edward hay que recogerle las babas por Bella. Saludos!!!

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  4. Sii como me gusta describir a Bella, un beso Lumy!

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*..Diosas del Crepúsculo..*