lunes, 12 de diciembre de 2011

INOLVIDABLE


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Capítulo 3: Celebración y ¿beso?

Alice pov.


Llegué a casa con los nervios a flor de piel. Abría la puerta de casa y la cerré con cuidado. No sabía dónde estaba Jasper pero quería que fuera perfecto. Miré hacia el salón y hay estaba el hombre de mis sueños viendo la televisión, bueno ahora mismo me miraba con cara de intriga, pues nunca había cerrado la puerta suavemente sino que se sabía cuando llegaba a casa. Me acerqué a él y le planté un beso apasionado, demostrándole todo mi amor por él.
-Hola cariño, ¿Qué tal te ha ido el día?- le pregunté cuando nuestras bocas se separaron por falta de aire.
-Muy bien mi amor, ha sido un día agotador pero ahora que estás aquí me siento pleno- me dijo mientras me cogía por la cintura y me sentaba a horcajadas encima de él.
-Jasper hoy es el día más feliz de mi vida- me derrumbé en ese mismo instante, comencé a llorar por la felicidad que me comía todo el cuerpo.
-Eh, eh no llores mi vida, ¿Qué ha pasado?- me dijo abrazándome suavemente.
Cuando me hube calmado, Jasper me miró con preocupación y me dijo con la mirada que se lo contase todo, que no había nada que temer, en este momento estábamos teniendo una de esas conversaciones que sólo él y yo podíamos tener, simplemente mirándonos el uno al otro y transmitiéndonos todos nuestros sentimientos.
-Ahora sí mi amor, cuéntame qué ha pasado- me dijo limpiándome las lágrimas que caían por mis mejillas.
-Jasper estoy tan feliz, vamos a ser... vamos a ser- se me atoró la voz en la garganta y no pude seguir, simplemente me puse mis manos en mi vientre y él siguió con la mirada el recorrido de mis manos, no hizo falta decirle nada más, ya se lo imaginaba. Tenía un brillo especial en los ojos, nunca había visto esos ojos azules tan brillantes como ahora.
-Oh mi vida, ¿de verdad?- me dijo abrazándome muy delicadamente, como temiendo romperme y cayó en un mar de lágrimas. Estaba muy feliz, por fin seríamos la familia completa, era lo que nos faltaba y él estaba muy contento como yo.
-Si, cariño, un pedacito tuyo y mío está creciendo dentro de mí- cuando se lo dije, dejó de abrazarme y me miró con una intensidad nunca antes vista, dirigió sus manos a mi vientre y sonrió de la forma más tierna y más cariñosa que jamás le vi en toda mi vida.
-Peque soy tu papá, espero que seas tan hermoso como lo es mamá y espero que la ames tanto como la amo yo- le habló a nuestro bebé y yo sólo pude llorar y llorar. De pronto sentí que me cogía en brazos y levanté mi mirada, dándome cuenta de hacia dónde se dirigía. Me dejó muy suavemente en nuestra perfecta cama y se puso encima de mí, sin que soportara ni un gramo de su peso. Nos besamos tiernamente y poco a poco se hizo más apasionado, estaba sintiendo muchísima calor, sólo él sabía como volverme loca.
-Para mí también es el día más maravilloso de toda mi vida, el segundo diría yo, porque el primero fue cuando te casaste conmigo- me dijo para después besarme y yo sólo pude responderle al beso con lágrimas en los ojos. Empezó un recorrido de besos por todo mi cuerpo, empezando por el cuello y cuando llegó a mi vientre, me dio el beso más tierno que jamás me hubiera dado y yo quería gritar, gritar de felicidad, porque sabía que ahora todo cambiaría para mejor. Me bajó los pantalones lentamente para llevarse con ellos también mi ropa interior. Sólo pude quitarle la camiseta que llevaba y ver su precioso torso desnudo, lo besé con besos húmedos, se le escapó un jadeo y a mí una gran sonrisa por ser la causante de tan maravilloso sonido.
-Señora Hale, esta usted jugando con fuego- me encantaba cuando hablaba con esa voz ronca causada por la excitación y yo como respuesta me levanté un poco rozando nuestros sexos, era maravilloso sentir tan prominente excitación. Él me quitó la ropa que me quedaba, mi blusa y mi sujetador, quedándome expuesta ante él. Me miró lujurioso y yo seguí el juego.
-Señor Hale, debería ser un pecado andar por ahí con tan maravilloso cuerpo- le dije pícaramente y quitándole el cinturón muy pausadamente, cuando hube acabado, le tocó el turno al pantalón y al bóxer que llevaba, en pocos segundos él también estaba expuesto ante mí.- Va a ser un papá demasiado sexy para su bien- el me sonrió y me besó en la frente. Se colocó en mi entrada y nuestro contacto visual nunca fue interrumpido por ninguno de los dos, me penetró tan suave que pensé que era mi primera vez. Ahora me sentía totalmente completa.
-Os amo- me dijo penetrándome una vez más- me has hecho el hombre más feliz de todo el mundo.
-No sé que haría sin ti- le dije entre un jadeo, a lo que él sonrió.
-Oh Alice, nunca me cansaré de decirte lo hermosa que eres- me dijo jadeante.
-Mmmm Jasper, me encanta cuando gimes mi nombre- esto produjo que embistiera más rápido pero siempre teniendo un cuidado extremo.
-Mi vida estoy llegando- me dijo mordiéndome el lóbulo de la oreja y yo me quise morir de placer.
-Llega para mí mi amor, llega- le dije como pude, le besé y los dos llegamos a uno de los mejores orgasmos de nuestras vidas.
Hicimos el amor unas 5 veces más y después nos duchamos juntos con otra ronda de sexo por supuesto, juro que este hombre sería mi muerte, no sé de dónde sacaba las energías para eso. Después me arreglé mientras Jasper iba a comprar algo que decía era urgente. Me terminé de arreglar sobre las 8 y Jasper entró por la puerta cargado de cosas, yo sólo pude ver un gran osito de peluche blanco, era precioso y yo corrí hasta él, dándole un beso tierno. Miré para arriba y Jasper soltó todas las cosas menos el peluche que me lo tendió y yo lo cogí gustosa. Lloré y lloré y el me consoló, diciendo que era lo que menos me merecía, ¿podía ser más perfecto? Absolutamente no.


Edward pov.


Me dirigí hacia mi coche, dejando a Alice y a Bella ahí paradas mirándome, no quería que mi pequeña hermana Alice me hiciera tragar un sermón que sabría que habría por parte de ella, papá, mamá y Emmet, aunque este último me felicitaría por ser un machote al que deja embarazada a una mujer... por eso la evité y quise esperar para prepararme mentalmente para toda la charla que me darían, sé que era cobarde por mi parte pero aún no me sentía preparado.
Me monté en mi preciado volvo y me encaminé hacia el centro comercial, estuve en una tienda de peluches, donde le compré a mi futuro sobrinito o sobrinita un precioso peluche de Mickey y otro de Minnie, pues aún no se sabía el sexo del bebé, así que le compré los dos. Tenía que decir que me puse más contento con la noticia del embarazo de mi hermana, que con el embarazo de mi propia mujer, estaba muy feo decirlo, pero era lo que sentía y ¿Por qué lo sentía? Pues porque creí amarla y ahora con el reencuentro de la mujer que verdaderamente amo, me he dado cuenta de muchas cosas, estoy demasiado confuso para aclararme, lo que estaba claro que, aunque no amase a la mujer que llevaba un hijo mío en su interior, estaría con ella por respeto a ella y a mi hijo e intentaría con todas mis fuerzas amarla y olvidarme de Bella, tenía que olvidarme de ella, no podía ser débil. Pero la mente juega malas pasadas, y ahora mismo me estaba jugando una, justo cuando me estaba jurando a mí mismo que olvidaría a Bella, no pude evitar pensar cuando Bella le sacó la lengua a Alice... Dios, me excité en medio de la consulta, con ese simple gesto, no podía seguir así pero no lo pude evitar, pues Bella y yo estábamos unidos por una experiencia que fue INOLVIDABLE para los dos, al menos para mí, pues no había una día que no recordara nuestra experiencia juntos, nuestra primera vez... pues esa noche me sacó a mí la lengua, la noche en la que nos fundimos en uno sólo.


Flash back.


Nos dirigimos a la casa que tenían mis padres al lado de la playa, cuando llegamos, Bella se bajó corriendo del coche para dirigirse hacia la playa, era una imagen angelical, pues tenía su pelo suelto en cascada y con los reflejos del atardecer se veían mechones rojos, llevaba un precioso vestido blanco que con el aire se movía suavemente e iba descalza, pues sus sandalias se las había quitado antes de pisar la arena, simplemente preciosa. No pude resistirme y hacerle una foto con mi cámara ya preparada, pues sabía que a Bella le encantaría hacer fotos al mar.
Me miró con una pícara sonrisa y corrió hasta mí. Cuando llegó a mí pasó sus brazos por mi cuello y me beso tiernamente y yo la cogí por la cintura y la besé de la misma forma. Poco a poco el beso fue cogiendo temperatura y nos estábamos comiendo mutuamente, no me importaba, pues lo haría millones de veces, era mi mujer, la única mujer a la que amaría en toda mi vida. La cogí en brazos y la llevé hasta la casa, gracias a Alice estaba ambientada para la ocasión, le daría las gracias a mi hermanita, había miles de velas encendidas por todos lados y millones de pétalos de rosas rojas haciendo un recorrido que supuse sería nuestra habitación, era el lugar perfecto para la ocasión perfecta. La cama era enorme, blanca completamente y con esponjosos almohadones, la habitación tenía enormes ventanales que daban a la playa, simplemente perfecto.
Tumbé a Bella en la cama con cuidado y la observé, me miraba con amor y deseo contenido, al igual que yo, no pude resistirlo más y la besé, la besé como si mi vida dependiera de ello. Le desaté el nudo que tenía en el cuello del vestido y lo fui bajando poco a poco, en el proceso le besaba todo el cuerpo, empecé besándole el pelo, la frente, los ojos, su pequeña nariz, a lo que ella sonrió, y por último sus labios, eran exquisitos, suaves y gorditos. Le besé los hombros descubiertos y posteriormente su plano vientre, jugué con su ombligo y pasé a besarle por encima de su ropa interior, ella jadeo y yo me volví loco. Cuando le hube quitado el vestido completamente, la miré, la miré con lujuria y ella se sonrojó, era adorable, llevábamos saliendo como 1 año, conociéndonos de toda la vida y todavía tenía vergüenza de mí, era lo que más me gustaba de ella, su pureza. Preguntándole con la mirada le quité el sujetador, ella me incitó a que lo hiciera llevando mis manos al broche de éste, se lo quité y me dejó ver sus perfectos pechos, ni muy grandes ni muy pequeños, redonditos y rosados, preciosos. Besé el pezón de uno y mi mano la llevé al otro, Bella jadeaba cada vez más fuerte.
-Edward, mmmm...- si seguía siendo tan sexy no podría soportarlo y me adentraría en ella de una vez.
-¿Te gusta Bella?- mi erección pedía paso a mi pantalón, estaba que iba a estallar en cualquier momento. No obtuve respuesta, lo que obtuve fue mucho mejor, Bella me jalaba de mi pelo jadeando mi nombre, dios Edward contrólate, contrólate. Fui bajando a su centro, le quité su ropa interior, dejándola totalmente expuesta hacia a mí, esta mujer era un pecado de los dioses, tenía un cuerpo de infarto. Le besé su centro y lamí con mi lengua, quería todo de ella. Bella me jaló aún más de mi pelo si eso era posible, en pocos minutos la sentí tensarse y después caer desplomada producto del orgasmo. Sonreí feliz por haberle causado yo tanto placer, estaba mirándola, más bien comiéndola con los ojos, cuando Bella se levantó, tirándome a la cama y poniéndose a horcajadas sobre mí. Me mataría, juro que me mataría.
-Tienes demasiada ropa- la miré a la cara y estaba totalmente sonrosada, producto del orgasmo y del calor que teníamos, sus labios estaban rojos e hinchados, su pelo salvaje, estaba preciosa y absolutamente sexy. Me miró pícaramente para quitarme la camiseta y recorrer con sus labios todo mi torso, haciendo un recorrido de besos húmedos, me encantaba cuando hacia eso, su saliva caliente por mi piel... Fue bajando y me quitó el cinturón y luego los pantalones, me quedé en bóxer y ella me miró con deseo, me excité aún más, como si eso fuera posible, vió mi erección y sonrió, esta niñita estaba jugando con fuego y se terminaría quemando. Lo que pasó posteriormente no me lo podía creer, me quitó el bóxer y acarició mi miembro con sus preciosas manos y luego se metió la punta en su perfecta boca, ¿quería matarme? La respuesta era sí.
-Dios Bella- jadee cuando succionó mi miembro con su lengua y se lo metía completamente en la boca. Tenía que controlarme por su bien, pero ella tenía pensado otra cosa. Embistió con su boca mi miembro cada vez más hinchado y ya no me podía controlar más.
-Bella para, me voy a...- no me dejó terminar la frase, embistió más fuerte y me fui, no lo pude aguantar y la miré con cara de preocupación por haberme corrido en su boca. Ella sólo pudo sonreírme y relamerse los restos que le quedaron en la comisura de sus labios, iba a matarme, no podía ser más sexy, la cogí y la posicioné abajo mía.
-Bella, ¿estás segura que quieres esto?- sólo pude mirarla con todo el amor que sentía por ella.
-Claro mi amor, es todo lo que deseo y lo sabes- susurró de una forma putamente sexy, mordiéndose el labio. Su pelo estaba esparcido por toda la almohada, ¿podría ser más perfecta? No, no podía. Cogí de mi cartera el condón que llevaba y me lo puse, siempre bajo la atenta mirada de ella. Me posicioné en su entrada y la miré, preguntándole de nuevo y ella asintió con la cabeza.
-Dime por favor si te duele Bella y parare- le dije besándole su pequeña nariz, no sabía si podría parar pero lo tenía que hacer, era mi mujer y pronto lo sería en todos los sentidos y eso me encantaba. La fui penetrando poco a poco, hasta que sentí su himen, nunca cortamos nuestra conexión visual, de nuevo le pregunté con la mirada y ella me sonrió con ternura para luego asentir con la cabeza. La penetré un poco más y me sentí desfallecer, se sentía demasiado bien para ir despacio, pero la quería, la quería con todo mi ser y nunca podría hacerle daño.
-Uhmmm... –se quejó y yo quise morirme.
-¿Qué pasa Bella? ¿Te he hecho daño?- le pregunté muy preocupado, era lo que menos quería, hacerle daño, pero me interrumpió con un tierno beso y acariciándome la espalda.
-No mi amor, no pares, es solo que tengo que acostumbrarme a tu miembro tan enorme- ¿enorme? Me encantaba que lo hubiera notado y más que me lo hubiera dicho, no podía ser más provocativa. La penetré de nuevo despacio y ella al poco tiempo me pidió más rápido y yo asentí gustoso, cada embestida era un paraíso y un infierno a la vez, un paraíso porque estaba en él y un infierno porque pronto sentiría mi orgasmo.
-Dios Bella, estás tan húmeda... – jadee, era la verdad estaba tan húmeda que el choque de nuestros sexos hacía una fricción perfecta, parecía que nuestro cuerpos estaban hechos el uno para el otro- y tan estrecha...Dios- gemí y no lo podía alargar por más tiempo, sentía que me vendría en cualquier momento.
-Ed...ward- que bien sonaba mi nombre mientras jadeaba, estaba arañándome la espalda y mordiéndome el lóbulo de la oreja, la escena no podía ser más erótica...
-Bella... no puedo, m...- no pude terminar la frase, Bella se tensó y empezó a temblar a causa del orgasmo, yo la seguí poco después, teniendo el mejor orgasmo de toda mi vida.
-Bella te amo- le dije besándole en los labios y quitándome de encima de ella.
-Y yo a ti mi amor- me dijo abrazándome y luego se levantó para ir al baño, dejándome una maravillosa vista de su precioso trasero.
-¿Te gusta lo que ves?- me dijo pícaramente para sacarme la lengua, era tan sexy que me encendió de nuevo, provocándome una erección nueva, a lo que ella se fijó y corrió hasta mí.
Estuvimos toda la noche haciendo el amor, fue la mejor noche de toda mi vida.


Final flash back.


Ese fue la última noche que pasé con Bella, pues al día siguiente me llamaron diciéndome que fuera de inmediato a España para acabar mi curso e inscribirme en la carrera de medicina, pues me adelantaron dos cursos por mis buenas notas y mi conducta, así que la terminé y estuve dos años ejerciendo de médico allí en España.
Con esos pensamientos me dirigí hacia una floristería y le compré a Alice un ramo de rosas blancas y a Tanya otro, exactamente igual. No quería que se enterase que estuve aquí y que no le compré nada a ella o a nuestro hijo. Cuando acabé me dirigí hacia mi coche y después hacia casa. Estacioné mi coche y subí en el ascensor a casa. Abrí la puerta y me encontré a mi maravillosa mujer con un camisón que dejaba poco a la imaginación...
-Hola, te traje esto Tanya, espero que te guste- le dije con un beso en la mejilla y dándole el ramo de rosas blancas.
-Hola mi amor, gracias, déjalas por ahí- me dijo con un desprecio nunca antes visto, sé que sus flores no eran su fuerte pero al menos podría haber disimulado un poco, me enfadó bastante su comportamiento.
-Claro Tanya, las meteré en un florero- le dije enfadado y dirigiéndome hacia la cocina para poner el ramo en el florero de la mesa.
-Edward no te enfades, sabes que no me gustan mucho las flores, lo que si me gustan son las joyas, aunque eso ya lo sabes- claro que lo sabía, nunca me imaginé que Tanya fuera una mujer tan superficial, las apariencias engañan, me dijo mi madre una vez y como me acordaba de esa frase ahora- pero ahora haremos una cosa para que se te olvide el enfado- ya sabía lo que quería y no le podía faltar a mi mujer como hombre- Edward, te necesito- me dijo deshaciendo el nudo del camisón y exponiéndose a mí totalmente desnuda. Avanzó hasta a mí con una sonrisa bailándole en los labios y me besó, me besó apasionadamente, tenía que decir que mi mujer era la envidia de muchas chicas, estaba genial y el embarazo le estaba sentando de maravilla. Me olvidé de todo y comencé a besarla. La cogí y la llevé a nuestra cama, pues desde que sabía lo del embarazo, no quería ser rudo con ella en el tema del sexo, no quería hacerle daño y menos a mi hijo. Me deshice de mi ropa y pronto la estuve penetrando sin más.
-Oh Edward- Tanya gemía cada vez más alto y mi ego subió, me encantaba volver loca a mi mujer, aunque más me gustaba volver loca a una morena de ojos marrones, como antiguamente, me la imaginé con el cuerpo que tenía ahora, mas desarrollado que cuando tenía 16 años y no pude más que embestir más deprisa. Sé que estaba muy mal, estaba siéndole a mi mujer infiel con la mente, pero no me la podía quitar de la cabeza. Tanya estaba a punto de tener su orgasmo y yo estaba más que listo, esperé a que ella lo tuviera y después yo, pues siempre quería que ella tuviera el orgasmo primero.
-Cariño ha sido fabuloso, hacía tiempo que no te veía tan lujurioso- me dijo Tanya levantándose y dirigiéndose hacia el baño, para ducharse supuse. Yo me puse mi pijama y me fui al balcón para que el aire me diese en la cara, lo necesitaba. Le había sido infiel a mi mujer con la mente, pero era suficiente, me juré a mi mismo que nunca volvería a pasar. Estaba pensando en eso cuando una música bastante cañera inundó mis oídos. Dirigí mi vista hacia el balcón de al lado y hay me di cuenta de que teníamos vecinos, me extraño muchísimo, pues toda esta área del bloque era de los Cullen, le preguntaría a mi padre más tarde. Pero lo que de verdad me extraño fue que una preciosa voz estaba cantando a todo pulmón, era de una mujer sin duda, su voz era preciosa. Tanya me interrumpió...
-Edward ya he terminado de ducharme, pasa tú a ducharte mientras yo voy escogiendo mi ropa- me dijo Tanya envuelta en una toalla. Yo solo pude asentir.
Me duché con agua hirviendo, quería relajar mis músculos, pues estaba bastante estresado con los acontecimientos nuevos y lo que venía ahora peor aún y no era para menos, les presentaría mi futura esposa a mi familia, aunque Tanya no quería casarse y la convencería con el tiempo. Salí de la ducha sin poder prolongar más el momento y me dirigí hacia la habitación. Tanya llevaba puesto uno de sus vestidos que dejaban poco a la imaginación, este era verde agua, precioso, aunque un poco apretado para mi gusto y lo combinaba con unos tacones altísimos, de unos 15 centímetros por lo menos, pronto tendría que dejar de ponérselos por su salud y la de nuestro hijo. Me vino su perfume, antes me parecía exótico... ahora empalagoso, Dios Edward ¿qué te está pasando?
-¿Cómo me veo mi amor?- me dijo Tanya, dándose una vuelta completa para que la viera y cortando el hilo de mis pensamientos.
-Preciosa- era la verdad, estaba muy guapa, nunca la había visto así, supongo que para causar buena impresión en mi familia. Me besó y se dirigió a la cocina por un vaso de agua. Me vestí y luego salimos de casa para dirigirnos hacia la casa de mis padres.


Bella pov.


Llegué a casa de los Cullen. Me bajé del coche y miré al cielo, pidiendo que por favor fuese llevadera esta noche...
Observé la casa y había bastante movimiento dentro, como era de esperar. Me di cuenta que había un precioso volvo plateado, aparcado al lado del porche amarillo canario de Alice. Supuse que sería el de Edward, siempre le gustaron los volvos...
Llamé a la puerta y en menos de dos segundos, una sonriente Esme me abrió la puerta.
-Bella querida, qué alegría verte, pero qué guapa estás- me dijo maternalmente abrazándome y dándome un beso en la mejilla, la quería muchísimo.
-Hola Esme- le dije sonriente- gracias por el cumplido.
-Es la verdad- me guió un ojo- pero pasa, no te quedes en la puerta.
Cuando entré al salón, vi a Alice y a Jasper conversando con Carliste tranquilamente y vi a Emmet y Rosalie que conversaban con Edward y ¿Tanya?
-Chicos, Bella ya está aquí- anunció Esme y todos se voltearon en mi dirección.
-Bella, qué alegría verte- se acercó Carliste y me abrazó efusivamente.
-Hola Carliste, gracias, yo también me alegro- le dije sonriéndole.
-Vaya, vaya, vaya, si ha aparecido la pequeña Bells, más bella que nunca- me dijo Emmet, yo me quedé de piedra y me ruboricé bastante.
-¿Verdad que sí? Ya se lo he dicho yo- dijo Esme.
-Bella estás guapísima, pero ¿cómo estás?- me dijo Rosalie dándome dos besos en las mejillas y abrazándome y después Emmet que me guiñó un ojo, si no lo conociera, diría que estaba coqueteando conmigo, pero aún así lo adoraba.
-Bells- me dijo Alice y después Jasper también me saludó. Pasé mi vista por el lugar y vi que Tanya me miraba con cara de ¿odio? Imposible, no podía ser, no me conocía de nada...
-Bella- esa voz aterciopelada... era él sin duda- ven, quiero presentarte a Tanya, mi novia- se me hizo un nudo en la garganta, ¿por qué era tan difícil? Porque lo amas mas que a tu vida, me gritó mi conciencia.
-Un placer Tanya- le dije amablemente, ofreciéndole mi mano.
-Igual- me dijo con ¿asco? Dios, me estaba volviendo paranoica. Si la mirabas bien no era tan guapa, unos preciosos ojos color miel, un pelo rubio, teñido por cierto, caído en rizos y su ¿cara? Tenía que reconocerlo, era preciosa, con un cuerpo que daba envidia, pues con ese vestido no es que dejase mucho a la imaginación que digamos... Celosa, me decía mi conciencia... otra batalla campal en contra de mi conciencia no por favor.
Después de la presentación, todos nos fuimos a sentar a la gran mesa de Esme, para empezar con nuestra cena, pero antes de que pudiese sentarme, Edward me cogió del brazo, lo sabía porque su perfume era inconfundible.
-Es verdad, estás verdaderamente preciosa- me murmuró para que sólo yo lo escuchase. Me quedé en "shock", ¿me dijo eso?
-Gracias- creo que quedó en mi garganta, me ruboricé bastante, peor que antes como si eso fuera posible.
Comimos tranquilamente, sin olvidar las bromas de Emmet y por supuesto todas dirigidas a Tanya, ésta no le gustaba mucho las bromas por lo visto y le daba miradas asesinas. Rosalie se dio cuenta y ahí supe que no se quedaría callada con algo que dijese Tanya, no lo dejaría pasar. Rosalie defendía a su osito son uñas y dientes.
Decidí acompañar a Esme a la cocina, para traer el postre, me comentó que hizo la tarta de tres chocolates, su preferida, pues la bienvenida tenía que ser espléndida.
-Bella, cariño ¿qué te pasa? Estás muy rara- me dijo Esme cogiéndome del brazo y volteándome hacia ella.
-Nada Esme, ¿qué debería pasarme?- me dije mintiendo.
-No me mientas Bella, te conozco demasiado bien para saber que te pasa algo, y creo que tiene que ver con Edward, o ¿me equivoco?- me dijo alzando su perfecta ceja depilada. Me conocía demasiado bien como para que le mintiese, ella sabía que amaba a Edward con todo mi ser.
-Creo que estoy un poco emocionada con la llegada de Edward, eso es todo- le dije convincente y con una falsa sonrisa.
-Bueno y creo que también algo molesta por su novia también- me dijo y yo me quedé estática, ya sabía yo de dónde había heredado Alice su sexto sentido.
-No, bueno aún no la conozco, no la puedo juzgar, pero es bastante bonita- me dije sinceramente.
-No más que tú- me dijo sonriéndome maternalmente.
-Gracias, siempre me has mirado con buenos ojos.
-Sabes que te digo la verdad, además te daré un consejo, lucha por lo que quieres, nunca te rindas, si algo lo quieres de verdad para ti, entonces pelea para conseguirlo, además tú vales más que ella- me dijo abrazándome y yo me quedé perpleja, ¿me estaba tirando a los brazos de su hijo, sin que importara su novia? Sí así era, porque ahora me acordaba de la frase que me dijo Alice " Esme solo quiere para su nene una mujer, y esa eres tú" Dios... maldita Alice, me estaba volviendo paranoica.
Esme me dio la tarta para que la llevara a la mesa, mientras que ella llevaba los platos y los cubiertos. Era la tarta de tres chocolates, su preferida, aún recordaba lo mucho que le gustaba que se la hiciera yo, me decía que la hacía mejor que Esme, aunque eso era imposible, pues Esme cocinaba y cocina mucho mejor que yo. Pero esos pequeños detalles me encantaba de él, era muy atento siempre, como lo añoraba...
Me dirigí hacia el comedor de nuevo, con la tarta en mis manos y la coloqué encima de la mesa, esperé a que Esme viniera para cortarla y repartirla en los platos. Llegó Esme y comenzó a repartir trozos de tarta en varios platos y con tan mala suerte que tuve que dársela a Tanya...
-Quita eso de mi vista- me dijo con altanería y yo me quedé de piedra.¿Quién se creía que era? No iba a consentir que me hablase así, pero Rosalie se me adelantó, sabía que tenía que contestarle en algún momento y otro.
-¿No te gusta Tanya?- le dijo Rosalie con enfado en su voz, Tanya no sabía lo que le esperaba... y yo por dentro me alegré por primera vez.
-Pues no, no como nada de grasa, ¿cómo podría mantener este cuerpo?- ahora sí que no se iban a callar por aquí...
-Fácil, haciendo ejercicio y no estar acostada todo el día- le dijo Rosalie furiosa, ¿y qué sabía Rose de Tanya, para decirle floja? Me enteraría más tarde... lo que sí sabía es que Rose explotó.
-Chicas, chicas, cálmense - intervino Alice, gracias a Dios, porque si no estas dos se terminarían matando- Tenemos una importante noticia que daros- dijo cogiéndole la mano a Jasper y mirándolo con dulzura, a lo que él le respondió con un corto beso en los labios.
-Vamos a ser papás- dijo Jasper y todo el mundo gritó de emoción, todos menos Tanya que miraba horrorizada a Alice, ¿Qué le pasaba a esta mujer por la cabeza?
-Alice, pequeña- dijo Carliste muy emocionado con la noticia de su hija- Felicidades cariño- le dijo abrazándole.
-Oh, mi niña va a tener un bebé, voy a ser abuela Carliste- dijo Esme con lágrimas en los ojos y abrazando a su hija y luego a su marido, que la consolaba. Los dos lloraban de emoción.
Lo siguiente a la cena fue felicitación tras felicitación y todos, después de comer nuestra tarta, nos dirigimos hacia el salón. Nos sentamos y estábamos teniendo una conversación muy entretenida hasta que él preguntó algo...
-Papá- intervino Edward- ¿Habéis vendido el piso de al lado del que yo vivo?- preguntó curioso.
-No hijo, ¿por qué lo preguntas?- dijo Carliste sonriendo.
-Pues porque estaba en mi balcón y he oído a personas, bueno a una sola.
-Claro, sólo has podido oír a una, porque la que vive a tu lado es Bella, hijo- mi mandíbula se llegó al suelo. ¿Qué?, ¿Era una maldita broma de mal gusto verdad? No podía ser, ¿cómo iba a lidiar con mi tortura las veinticuatro horas del día? Me iba a volver loca de verdad.
-Así que te tendré de vecina... – dijo Edward sonriéndome con mi sonrisa favorita, tuve que desviar mi mirada porque esa sonrisa era demasiado sexy para su bien... y miré a Tanya, me miraba furiosa, como queriéndome arrancarme cada pelo de mi cabeza y que sufriese por horas, esta mujer me odiaba, de eso estaba segura, pero ¿por qué?.


Edward pov.


¿Lo estaba haciendo a propósito?, ¿Quería matarme?. Debería estar prohibido que llevara esa ropa, ¿cómo le podía quedar tan putamente sexy esa blusa?, le quedaba pegada en los lados justos, resaltando su busto y holgada para que dejase a la imaginación, inocente pero a la vez atrevida y sexy, siempre lo había dicho y siempre lo diré, era como un lago en medio del desierto, algo imposible para mí... y esos pantalones apretados, Dios, debía controlarme. Era toda una tentación para mí.
Cuando se levantó para ayudar a Esme con el postre, no pude evitar levantar mi mirada y ver cómo se iba, me fije en su trasero y fue lo peor que pude haber hecho, mi amiguito ya no estaba dormido y era muy vergonzoso, delante de toda tu familia y tu novia, pero es que no lo podía evitar, era perfecto, redondito y tenía pinta de ser durito, una tentación para morder y pellizcar. ¡Edward, tu novia aquí y ahora!, me gritaba mi conciencia, pero yo solo podía imaginármela desnuda, con ese cuerpo bien desarrollado, nada comparado como cuando tenía 16 añitos. Gracias a Dios, Tanya me sacó de mis pensamientos calientes.
-¿Esa es la famosa Bella?- Tanya echaba veneno.
- Sí, ¿Por qué?- le dije curioso.
-No me gusta, se cree que es la mejor y que es una belleza y es del montón- ¿estaba ciega o envidiosa?, creo que lo segundo.
-Pues es una maravillosa persona Tanya, es bastante sencilla.
-Desde luego que es sencilla, no da la talla para nada- fue lo último que escuche decir a Tanya, antes de que mi diosa personal apareciera otra vez de nuevo. Bella llevaba la tarta en sus manos y desde esa posición, sus pechos resaltaban bastante, pues estaban más juntos que de costumbre y era una delicia, otra vez mi amiguito se despertó, poniéndome duro, duro por ella. ¿En qué pensaba?, en nada absolutamente, sólo en la preciosa mujer que tenía enfrente. No me enteré de la pequeña discusión entre Tanya y Rose, pues estaba admirando a Bella. Tuve que pensar en otra cosa para despejarme un poco, gracias que Alice intervino y ahora ponía toda mi atención en ella.
- Chicas, chicas, cálmense – dijo Alice, - Tenemos una importante noticia que daros- dijo cogiéndole la mano y Jasper le dio un corto beso en los labios. Yo sabía a lo que se refería, por fin darían a conocer a mi futuro sobrinito o sobrinita, no pude más que sonreir.
Cuando Jasper pronunció las palabras "vamos a ser papás", toda la sala estalló en gritos, primero fue papá y luego mamá y después todos nos acercamos a ella para felicitarla, todos menos Tanya, que la tuve que obligar, esta mujer me estaba sacando de quicio últimamente...
Lo que de verdad me cogió por sorpresa fue cuando mi padre me dijo que Bella era mi vecina, no pude más que sonreír.
- Así que te tendré de vecina...- fue lo único que pude decir para disimular mi felicidad, la vería todos los días, aunque eso era bueno y malo, bueno porque vería su belleza y su nobleza todos los días, pero malo porque no sabía si podría controlarme, esto era muy confuso.
-Voy un momento al coche, enseguida vuelvo- dijo Bella dirigiéndose hacia la puerta principal y esta era mi oportunidad para estar a solas con ella. Tenía el pretexto perfecto.
-Tanya voy a coger el regalo de mi hermana del coche, ahora vuelvo- Tanya asintió no muy convencida.
Salí por la puerta y me encontré a Bella mirando hacia el cielo con una sonrisa nostálgica, estaba preciosa, era una escena digna de fotografiar para tenerla en el recuerdo siempre.
-Bella, ¿qué te pasa?- le pregunté sobresaltándola, pues seguramente no me había oído llegar. La giré para que supiera que era yo.
-Nada, estaba contemplando la luna, es preciosa- me dijo mirándome intensamente y después bajó su mirada a mis labios, era tan sexy que no pensé lo que hice. Puse mis manos en su cintura y me fui acercando, ella no reaccionó y yo sólo pude acercarme más, Dios que bien olía, siempre con esa fragancia tan característica de ella, su perfume era afrodisiaco, perfecto. Mis ojos se posaron en sus perfectos labios, estaban listos para ser besados y eso era lo que más deseaba y supe que ella también porque acortó la distancia y sus labios se posaron en los míos, solo un simple roce, porque al segundo ella se apartó bruscamente de mí, añorando sus preciosos labios en mi boca.
-Ed...Edward lo siento- estaba muy apenada se le veía en los ojos pero también había deseo en ellos, el mismo deseo que tenía yo por besarla- no pensé lo que hice, fue un impulso, lo siento de verdad- me dijo con casi lágrimas en los ojos, yo solo pude abrazarla.
-No te preocupes Bella, nos hemos echado demasiado de menos como para que esto no pasara, no te preocupes de verdad está todo bien- murmuré besándole su precioso pelo.
-No, Edward, yo nunca debí de haberme ni siquiera atrevido- la silencié posando mis labios en los suyos. Al principio intentó zafarse pero al instante siguió el beso, poniendo sus manos en mi pelo, adoraba cuando hacía eso. Su boca sabía mejor de lo que recordaba, ella era perfecta, perfecta para mí, y ahí me di cuenta que la amaba, que la amaría pasara lo que pasara, aunque mi novia estuviera ahí dentro y llevara a mi hijo en su interior. No intensificamos el beso, simplemente un perfecto roce, sus labios se amoldaban a los míos, parecían hechos el uno para el otro. Muy pronto se acabó y tuvimos que volver a la realidad. Ella se apartó de mí y me miró con cara de tristeza.
-Ahora perdóname tú, no quiero que te preocupes, todo ha sido culpa mía- le dije de todo corazón, la amaba pero no podía ser, yo tenía pareja y tenía que respetarla y no quería que Bella se sintiese mal.
-No Edward, deja de echarte las culpas tú, hemos sido los dos, no veo conveniente que nos sigamos tratando como siempre, porque ahora no es como siempre ha sido...- me dijo con la voz apagada, no quería que cambiase nuestra relación, era lo que menos quería.
-No, Bella, por favor, no cambiemos nuestra relación, no quiero, quiero tenerte como siempre, aunque ahora haya una gran diferencia, que seas sólo mi amiga- no quería, quería gritarle que la amaba por el amor de Dios, pero no podía decírselo, tenía que dejar las cosas tal y como estaban.
-Está bien, pero solo porque te quiero demasiado y lo sabes- me dijo con ternura, me encantaba la ternura que transmitía.
-Te prometo que no volverá a pasar- aunque me doliese en el alma, tenía que hacer un sacrificio para que no se alejase de mí.
-Vale, estás perdonado, creo que nos hemos dejado llevar por las circunstancias...
No le contesté, simplemente la abracé y ella me respondió, yo sólo pude sonreír, estaba feliz que estuviera con Bella de nuevo, aunque fuese solo como amigos. Nos separamos y me sonrió y yo le devolví la sonrisa.
-Voy al coche, tengo que recoger los regalos de Alice, me matará cuando me vea con todas las bolsas y que no la he llamado para que me acompañe- me dijo dirigiéndose hacia su coche, un precioso audi a5 color blanco perla, un coche que ponía Bella por todos lados, se compaginaba muy bien con su carácter, dulce y suave y a la vez fuerte y potente, era perfecto como toda ella.
-Bonito coche Bella, va con tu estilo, siempre quisiste un audi- le dije con su sonrisa favorita.
-Sí, me alegro de que te guste y veo que tú también te compraste el precioso volvo de ahí- dijo señalando mi preciado volvo.
-Sí, sabes que siempre me gustaron- ella asintió y abrió el maletero de su coche, sacando muchas bolsas- Bella, ¿qué le has comprado a la diablillo?, ¿el centro comercial?- le dije tomándole el pelo, a lo que ella me sacó la lengua. Otra vez no... ¿por qué hacia eso? Me estaba provocando sin ni siquiera proponérselo.
-Todo es poco para mi futuro ahijado o ahijada- ¿su ahijado o ahijada?
-Bella, ¿serás la madrina de mi sobrinito o sobrinita?- le dije feliz, pues Jasper me había llamado cuando supo la noticia y me pidió que fuera el padrino, que la madrina ya estaba escogida.
-Sí, nada me haría más ilusión- me dijo emocionada.
-Me alegro, yo también seré el padrino- cuando le dije esto se tensó y la bolsa que colgaba de su brazo se le cayó. Yo fui a cogerla y los dos estábamos agachados mirándonos intensamente, pero esta vez no podía volver a ocurrir. Le cogí la bolsa y se la tendí con una sonrisa y cuando ella me la iba a coger no pude evitar tocarla, nuestras pieles juntas parecían pura electricidad.
-Bueno es lo lógico que tu seas el padrino- me dijo con una preciosa sonrisa.
-Si, voy al coche para también recoger los regalos de Alice, espero que le guste a la duendecillo- sabía que Alice tramaba algo con lo de los padrinos de su bebé, pero lo dejaría pasar, porque no me importaba en absoluto estar cerca de ella.
-Jajaja- qué bien sonaba su risa, era música para mis oídos- claro que le gustará viniendo de ti.
-Eso espero- le dije encaminándome hacia mi coche, recogí las bolsas y ayudé a Bella con las suyas. Nos dirigimos hacia la casa de mis padres.
-Hasta que volvéis, habéis tardado demasiado, ¿qué habéis hecho?- Tanya otra vez echaba veneno por su boca, con sus indirectas, estaba más que molesta, lo sabía, pero ¿Por qué?.
-¿Qué tendríamos que hacer Tanya?- le respondió Bella, me encantaba su nuevo carácter, pues hace unos años no hubiera respondido a esa indirecta.
-No lo sé, dímelo tú, por lo visto siempre os habéis llevado de maravilla- dijo más molesta aún.
-Bueno Tanya ¿qué decirte? Después de dos años de relación es normal que nos llevemos tan bien- le dijo desafiándola con la mirada y tuve que intervenir, la tensión se cortaba con cuchillo.
-Alice, toma, espero que te guste cariño- le dijo tendiéndole mis bolsas y el ramo de rosas blancas.
-Oh Edward es precioso, gracias- se levantó con los dos peluches y me abrazó y yo le respondí de inmediato.
-Me alegro de que te guste enana- le dije besándole su corto pelo. Cuando me gire para ver a las dos leonas desafiándose, pues yo estaba delante de ellas y les daba la espalda, vi que se habían calmado, ya no discutían pero si se miraban.
-Alice, cariño, espero de todo corazón que te guste- le dijo Bella dándole bolsa por bolsa y mi hermana Alice abriéndolas todas en un tiempo récord, se notaba su destreza cuando se trataba de compras.
-Bella, ¿por qué has comprado todo esto? y peor aún sin mi- le dijo Alice con cara de ternerito degollado.
-Alice no pongas esa cara conmigo no funcionará- yo no pude más que sonreír, la escena era muy cómica- te quería dar una sorpresa y obviamente no te iba a llamar para que vinieras- en ese momento mi hermana desenvolvió un precioso vestido rosita, era perfecto.
-Dios mío Bella, es precioso, absolutamente perfecto- mi hermana tenía lágrimas en los ojos, estaba muy emocionada- Pero Bella, ¿por qué sabes que es una niña?- le dijo con una ceja levantada.
-No lo sé en absoluto, pero es que no pude evitar comprarlo, es precioso, grita Alice por todos lados- le dijo Bella y mi hermana se le tiró encima literalmente para abrazarla y Bella respondió de inmediato, se querían muchísimo. Cuando se hubieron separado, mi hermana carraspeó para que todos la mirásemos.
-Os quiero decir algo importante- dijo Alice seria- Ya sé quienes serán los padrinos de mi bebé- dijo acariciándose su tripita- El padrino será Edward- me miró y me sonrió y yo le sonreí de vuelta, mamá y papá me felicitaron, Tanya no decía nada, estaba furiosa, se lo podía ver en su cara- y la madrina será... Bella- dijo y mi madre y mi padre la abrazaron felicitándola y Tanya jaló de mi brazo con mucha fuerza y me puso a su altura.
-¿Cómo que Bella será la madrina y tu el padrino?- me dijo muy pero que muy enfadada.
-Pues así es Tanya, mi hermana y Jasper lo han decidido así- me deshice de su agarre y me volví a poner de pie.
-Por favor chicos, brindemos por mi futuro nieto y su preciosa mamá- dijo mamá sonriéndonos a todos y se fue con papá a la cocina, seguro a traer champán. Al poco vinieron, traían las copas y la botella, la cual se encargó Emmet de abrirla, siempre lo hacía...
-Por mi preciosa hija y mi precioso nieto- dijo Carliste elevando el brazo hacia delante y acto seguido hicimos lo mismo, estábamos todos de pie- Salud chicos- dijo papá para luego beber de su copa y todos lo seguimos. Papá abrazaba a mamá con una ternura que parecía imposible y sobretodo con muchísimo amor, ese amor que les durará para toda la vida.
-Yo también tengo algo que decir- dijo Tanya y todos la miramos, sobretodo yo, ¿qué tenía que decir?
-Tanya ¿de qué hablas?- le murmuré para que nadie se enterase, aunque todos nos estaban mirando.
-Ya lo verás, te alegrarás- me dijo con una sonrisa escalofriante- Tenemos que volver a brindar, pues Edward y yo tenemos una gran noticia que darles- sonrió de forma ladina y altanera y yo me imaginé lo peor, ¿sería capaz? No me dio tiempo a pensar más nada, soltó la bomba sin ni siquiera pensarlo dos veces.
-Estoy embarazada, Edward y yo seremos papá en siete meses- esto último lo dijo para Bella, la miraba triunfante y Bella estaba perpleja, como toda mi familia entera. Lo siguiente que pasó fue un chasquido de cristales delante de Bella, se le había caído la copa y el líquido se había esparcido por todo el sofá.
-Dios mío Esme, perdóname- dijo Bella apenada y cortando el silencio en el que nos encontrábamos.
-No te preocupes mi vida- la trataba con tanta dulzura- ahora lo limpiaremos, pensaba cambiar el tapizado de los sofás, ya me has dado una buena excusa- le dijo sonriéndole y Bella solo pudo asentir. Se dirigieron las dos a la cocina para limpiar el desastre y yo me volví hacia Tanya.
-Genial Tanya, es espléndido todo lo que has hecho- le dijo furioso- No quería que se enterasen de este modo.
-Felicidades Tanya- interrumpió papá para darle un abrazo a Tanya, que ésta ni siquiera respondió. Se estaba pasando de amabilidad con mi familia...
-Gracias Carliste, espero que os haga tanta ilusión como el bebé de Alice- le dijo falsamente. Después todos los chicos se fueron para felicitarla y a mí también, Emmet no se cortó ni un pelo.
-Vaya, vaya, hermanito serás papá, espero estés preparado, y tú Tanya, qué rapidez para embarazarte- nos dijo Emmet con ironía en su voz lo primero y con toda sinceridad lo segundo. En ese momento llegaron las mujeres, aparte de Alice, que más quiero en esta vida. Mamá no le dejó a Bella que limpiara, pero a ayudó a recoger cristales, cuando hubieron acabado, mamá se acercó a Tanya y la felicitó. Cuando se acercó a mí...
-Edward cariño- me estaba abrazando fuertemente- espero de todo corazón que seas feliz y que ese niño llene tu vida de felicidad- mi madre siempre tan comprensiva. El próximo turno fue el de Bella, que se acercó a Tanya y la felicitó.
-Felicidades Tanya, me alegro mucho por los dos- le dijo sinceramente y Tanya se acercó para susurrarle algo que no entendí. Bella se quedó de piedra mirándola y después me miró a mí y avanzó hasta mí.
-Felicidades Edward- me abrazó y yo le respondí gustoso- espero que seáis muy felices- esto lo dijo con pena en su voz... ¿Qué significaba? ¿aún me quería? Me había besado pero eso fue un impulso. ¿no?
-Gracias Bella-le dije mirándola intensamente- Nos vamos, mamá te llamaré mañana, espero que organicemos más cenas familiares, os he echado mucho de menos- Cogí a Tanya del brazo y nos dirigimos hacia la puerta principal. Nos despedimos de todos y cuando llegó el turno de Bella, lo alargué un poco.
-De verdad siento lo del beso- le murmuré muy bajito para que nadie, y menos Tanya que estaba su lado, se enterase- No quiero que nuestra relación cambie.
-No te preocupes Edward, pero ahora te tendré que tratar como el futuro papá- me dijo tomándome el pelo y yo sólo pude sonreír.


Bella pov.


¿EMBARAZADA? Dios esto no podía ser, era la reina de la mala suerte. Si antes quería alejarme, ahora ni lo miraría. No sé por qué lo besé, me mentiría si dijese que no me gustó, besaba mejor que hace unos años, como si eso fuera posible. Una no es de piedra y no me pude resistir, era una tentación hacia mi persona. Pero nunca jamás se volvería a repetir, seguiría mi vida y encontraría a un hombre que me hiciese feliz, lo olvidaría y todos seríamos felices.
Estaba pensando todo eso mientras recogía los cristales con Esme, y juro que podía sentir su mirada clavada en mi espalda, y no me volvería para mirarlo, pues me perdería en aquellas preciosas esmeraldas verdes y eso no podía volver a pasar. Mi plan tenía que salir adelante.
-Esme te pagaré un sofá nuevo o el tapizado de este- le dije como por quinta vez.
-Nada de eso cariño, además como te he dicho antes lo pensaba tapizar, pero creo que lo cambiaré, si quieres me acompañas para escogerlo pero nada más- me advirtió Esme y era mejor no verla enfadada, a sí es que solo pude asentir.
-Está bien te acompañaré, pero te compraré algo seguro.
-Ni se te ocurra Bella, de verdad, además como ya te he dicho antes, me has dado la excusa perfecta para cambiar los sofás- me dijo soltando una carcajada y yo la seguí.
- Nos vamos, mamá te llamaré mañana, espero que organicemos más cenas familiares, os he echado mucho de menos- dijo Edward y no pude evitar mirarlo. Todos se despidieron de él y cuando llegó a mí...
- De verdad siento lo del beso- me murmuró muy bajito para que nadie se enterase- No quiero que nuestra relación cambie.
- No te preocupes Edward, pero ahora te tendré que tratar como el futuro papá- le dije tomándole el pelo y me regaló una preciosa sonrisa. Llegó el turno de Tanya.
-Adiós Bella, recuerda lo que te dije, es sólo mío y espero que te mantengas alejada si no quieres tener problemas- me murmuró muy bajito ¿me estaba amenazando? Me había dicho lo mismo dos veces, una cuando la felicité y ahora. ¿Quién se creía que era? Lo dejaría pasar porque las leonas de Rose y Alice no se lo que le harían a la rubia oxigenada, espera... ¿rubia oxigenada? Alucinante ya tenía el mote perfecto para la arpía esa...
Se fueron y los demás nos quedamos un buen rato más, disfrutando de la compañía de todos, era mi verdadera familia, la que amaba con todo mi ser...

4 comentarios:

  1. Hey yo de nuevo 10:40 de la noche loca leyendo este hermoso capi dejame decirte y felicitarte te ha quedado estupendo!! Me ha encantado lo Edward y Bella ya se van revelando algunas cosillas ellos se aman y deben luchar por su amor, y son vecinos!! que idea se les va a complicar un poquito si piensan evitarse jaja!!
    Que tierno ellos tubieron una historia cuando eran jovencitos awwww espero que todo resulte bien para ellos se ve medio complicada la cosa bueno ya veremos...
    Una duda cuantos años tiene Bella? Lo mensionaste en agunos de estos capis? La verdad es que leo tantas cosas que se me mezclan los detalles :S

    Bueno hermosa besitos gigantes nos vemoos :)

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  2. Flopii me alegra muchísimo sabes que te gusta, los hago con todo el amor que puedo y Bella tiene la misma edad que Edward, tienen 24 primaveras :D Si se irán aclarando las cosas poco a poco y déjame decirte que yo soy las del clan "Odiamos a Tanya" a si que te dejo eso para que pienses :P Flopii es que yo soy española y la diferencia horaria entre tu y yo creo que son de 3 o 4 horas, ya hablamos después, ¿te puedes conectar después de comer? Sobre las 4 o 5, hora española, es que no se de donde eres. Un besazo wapa y me encantan tus comentarios!!Gracias por comentar :D (K)

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  3. Romina el capí me dejo de una pieza de verdad Tanya es horrible por dentro. No tiene corazon y que estropear todo. Me sorprendio mucho que desde un principio odiara a Bella me esta manera. Espero Edward la ponga en su sitio. Veremos como cambia la relacion de ellos. Te envio muchos saludos. La historia esta muy buena!!!!

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  4. Lumy gracias por comentar, te lo agradezco de corazón, me encanta ver comentarios nuevos :D Sí Tanya es muy mala, yo soy del Clan "Odiemos a Tanya" así que su personalidad inspirará mucho odio jejeje De nuevo gracias por comentar, saludos!

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*..Diosas del Crepúsculo..*