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Capítulo
29: El agua vuelve a su cauce…
Bella pov.
Estaba
tumbada en una cama blanca, que se encontraba en una habitación también blanca,
con barrotes blancos, incluso mi camisón era blanco…
Todo
parecía irreal…
Pero lo que
destacaba de toda esa blancura, eran las manchas de sangre que había en mis
piernas y en las sábanas de la cama…
Mi vientre
estaba totalmente plano y mis lágrimas no paraban de salir de mis ojos…
En ese
momento entró el Doctor Thomson con algo entre sus manos, algo pequeñito y sin
vida.
-¿Quieres
ver a tu engendro?- dijo con voz maquiavélica con su típica sonrisa fría y
asquerosa.
-¡¿Engendro?!-
grité fuera de sí e intenté salir de aquella cama que olía a óxido y sal debido
a la abundante sangre que había en ella… pero no podía… mis manos y mis pies
estaban atados con una correas gruesas…
-¿No
puedes?- rio malvadamente- Mejor… mira lo que has traído al mundo- sus manos se
extendieron a mí y de repente un cuerpecito, ya inerte, cayó a los pies de mi
cama…
Su cabecita
era enorme, como con una deformación y miles de lágrimas salieron de mis ojos
junto con un grito desgarrador.
-¡NO! ¡NO
ES MÍO!- grité y de repente escuché una voz dulce como los ángeles llamarme a
lo lejos…
-Bella- esa
aterciopelada voz…- Bella, tienes que despertarte- de repente mi fuerza de
voluntad fue mayor que el temor y abrí los ojos…
El ambiente
que había no tenía nada que ver con el de aquella habitación blanca…
Ésta estaba
decorada específicamente para poder relajarte, pero lo que me llamó la atención
fueron dos pozos verdes esmeraldas que me miraban con preocupación…
Lo primero
que hice fue mirar hacia mi vientre y tocarlo.
Pude
comprobar que mi hijo todavía estaba dentro de mí, que aún estaba vivo…
-Bella- sus
dedos acariciaron mis mejillas y limpiaron mis lágrimas, luego me besó
lentamente en la frente y me abrazó con mucho cuidado- Ha sido una pesadilla-
me tranquilizó y sus manos comenzaron a acariciar mi pelo con suavidad.
-¿Pesadilla?- dije con voz ronca y espesa.
-Si, no es
real, yo estoy aquí contigo, mi vida- me besó en el tope de mi cabeza y siguió
abrazándome.
-Todo era
tan real…- lo apreté más contra mí y cerré los ojos.
-Ha sido
muy vívida, pero nada de eso ha ocurrido- me tranquilizó- ¿Quieres hablar de
ello?
-No quiero
recordarlo más- dije a la vez que las lágrimas se escapaban de mis ojos
nuevamente.
-Está bien,
pero no ha pasado nada, ¿de acuerdo?- yo asentí, pero no me separé de él ni un
milímetro.
-Te amo- le
dije aspirando su delicioso aroma varonil.
-Y yo a ti,
princesa, lo eres todo, mi vida- su voz era triste y me separé un poco de él,
lo justo para poder mirarle a los ojos.
-¿Qué
pasa?- sus ojos miraron los míos e intentó sonreír.
-Nada mi
vida, te tengo buenas noticias- su voz ahora reflejaba algo de felicidad.
-¿Si?- dije
emocionada y él asintió.
-Mañana- de
repente miró su reloj- Dentro de unas dos horas, aproximadamente, Carmen vendrá
a revisarte- su sonrisa se ensanchó y yo sonreí feliz.
-¿De
verdad?
-Si, quiere
salir de dudas, a ella tampoco le gusta el Doctor Thomson…
-Dios mío-
lo abracé de nuevo y ahora las lágrimas que se escaparon de mis ojos eran de
pura felicidad.
-No quiero
que llores más, mi vida, no puedo verte así, Bella, se me rompe el corazón- me
besó en la frente y yo lo acerqué a mí.
-No puedo
evitarlo Edward, ahora estoy feliz- su sonrisa se ensanchó y rocé sus labios
levemente, pero él lo profundizó.
Su lengua
se adentró en mi boca y pude degustar el exquisito aroma de su aliento cálido y
dulce como el caramelo. Mis manos se dirigieron hasta su suave pelo y sus manos
agarraron mi cintura con suavidad y delicadeza.
Cuando no
pudimos respirar por más tiempo, nos separamos y unió nuestras frentes.
-Ha sido la
noche más larga de toda mi vida- dijo en un jadeo, lo cual me encendió hasta
límites insospechados, pero sabía que ahora no, ahora no era el momento,
teníamos que saber el estado de nuestro hijo y eso era lo que importaba ahora…
-¿Has
estado aquí todo este tiempo?- dijo mirándolo con horror.
-No podía
separarme de ambos- sus manos se posaron con suavidad en mi vientre- Además de
que he estado vigilando tus constantes vitales y las del bebé- me dijo
señalando un monitor que se encontraba justo a mi lado.
-¿Es… eso
es su corazoncito?- dije emocionada al escuchar los rápidos latidos de mi hijo,
parecían las alas de un colibrí.
-Si- dijo
emocionado.
-¿Hay algún
problema?
-De momento
el que ya sabes…- dijo con voz apagada- Pero tienes que saber que lo más seguro
es que el tal Thomson se haya equivocado- yo lo miré sin entender- Cuando mi
padre llamó a Carmen, le comentó todo lo que había pasado y ella dijo que era
imposible, que si eso fuese verdad, ella misma lo hubiera visto…
-Entonces…
¿no ha mentido el muy cerdo?- dije sin poder contenerme.
-No lo
sabemos con certeza, pero lo más seguro es que si.
-¿Dónde
está?- hice el amago de levantarme, pero él me lo impidió rápidamente.
-¿Dónde
crees que vas?- dijo tumbándome de nuevo en la cama.
-A buscar a
ese hijo de puta- dije con total odio en mi voz y Edward abrió mucho los ojos.
-No te he
escuchado hablar así en mi vida…- dijo mirándome directamente a los ojos.
-¿Crees que
la situación no lo merece?- él se quedó callado- Ese hijo de puta pagará si
Carmen tiene razón…
En ese
momento me acordé de otro ser despreciable…
James…
-¿Qué ha
pasado con James?- su cara se contrajo.
-¿No puedes
dejar de pensar en nada, verdad?- yo negué frenéticamente- Bien… pensaba
decírtelo cuando saliésemos del hospital…
-No, quiero
saberlo ahora.
-Eres tan
testaruda…- sonrió y me besó en los labios suavemente antes de sentarse en una
silla justo a mi lado- James está en la cárcel- mi cara se iluminó y sonreí.
-¿De
verdad?
-Si, pero
será hasta que se celebre el juicio- dijo contrariado.
-¿Juicio?-
él asintió- ¿Cuándo es?
-Será la
semana que viene.
-¿Y James?-
no pude evitar preguntar y él me miró como pensando algo.
-Está en la
cárcel- una sonrisa se extendió por mi boca- De momento están haciéndole
preguntas- yo sólo asentí.
-Espero que
se pudra en la cárcel, supe desde el primer momento que no era buena persona…-
dije pensativa mientras recordaba su frialdad y chulería.
-Es el
mismo James que el de Tanya…- susurró y miró mi reacción.
¿Tanya?
¿James, el amante de Tanya?
No podía
ser…
Lo miré
incrédula y él asintió de la misma forma.
-Es el
mismo James, Bella- me cogió de las manos y me las besó suavemente- Es el amante
de Tanya y creo que esa mal nacida tiene algo que ver con todo esto…
Las
palabras de Rose me vinieron a la cabeza…
Flash Back.
-Ese tío me suena de algo…- comentó Rose mirándolo.
-Bueno… a no ser que hayas estudiado
arquitectura, no creo que lo puedas conocer- le dije burlona.
-No, enserio… me resulta familiar su cara…
Fin Flash Back.
Claro… claro que le
sonaba…
Había estado en la
fiesta de Navidad que había organizado Esme…
-Ya me lo imaginé cuando
vino a casa…- susurré pensando en el horrible encuentro que había tenido con
ella…
-¡¿QUÉ?!-
gritó Edward levantándose rápidamente de la silla que estaba a mi lado y se
separó de mí.
-Na… nada- mi
mirada se dirigió hacia la ventana que se encontraba en mi lado derecho y pude
ver los primeros rayos del sol.
-¡¿QUÉ HAS
DICHO?!- Edward se acercó a mí y puso sus manos a ambos lados de mi cara.
Su mirada
era de total decepción, al igual que su cara, y la verdad era que parecía un
completo loco acabado de salir de un psiquiátrico.
-Nada
importante- le dije bajando la mirada y uno de sus dedos presionó con
delicadeza mi barbilla e hizo que me mirara.
Sabía que
se estaba conteniendo, su mirada me lo decía, pero no podía decirle que Tanya
había venido a hacerme una “visita”.
-¿Nada
importante?- rio sin ninguna pizca de humor- ¿Nada importante? Oh, vamos, no me
jodas- su voz era dura y no pude contener las lágrimas que salieron de mis
ojos.
Me dolía
que me hablara así, me dolía demasiado y pensar que no le había comentado nada
por no preocuparle…
-No tengo
nada que decirte- dije con voz dolida y distante y mi mirada se dirigió, de
nuevo, hacia la ventana.
-Bella-
susurró con voz derrotada y pude ver por el rabillo del ojo que una lágrima
caía por su mejilla- Perdóname, he sido un imbécil hablándote así- me abrazó y
cerré los ojos por su calidez y dulzura.
Yo comencé
a llorar como una tonta por todo, por todo lo que estaba sucediendo en mi vida
en tan sólo unas horas…
La horrible
visita de Tanya, el intento de abuso de James y por último, y más importante,
la supuesta deformación de mi bebé…
Mi cuerpo
estaba agotado al igual que mi mente, no podía seguir así, sentía que no podía
y todo ello me sobrepasaba…
-Shh,
pequeña, por favor, perdóname- susurró en mi oído y yo lo abracé más
fuertemente- He sido un imbécil por hablarte así, perdóname.
-N… no-
dije en el hueco de su cuello- Perdóname tú por no haberte contado nada, no
quería preocuparte…- sollocé fuertemente y sentí sus labios por toda la
extensión de mi cara, calmándome.
-Bella,
¿qué significa esto?- me dijo mientras se separaba de mí y señalaba el anillo
que llevaba en su dedo.
-Que te
casaste con una tonta- él sonrió a la vez que negaba con la cabeza.
-Significa
muchas cosas, entre ellas el amor, pero hay una muy importante también- lo miré
con una ceja alzada a la vez que las lágrimas apaciguaban- Significa confianza,
esa confianza que no has tenido conmigo al no contarme nada- yo bajé mi mirada
y él inmediatamente subió mi cabeza y me besó suavemente en los labios- No
quiero que vuelvas a hacerlo, tienes que confiar en mí, Bella.
-No quería
preocuparte- susurré con voz débil.
-No seas
tonta, por favor, tienes que contármelo todo y sobretodo este tema… ¿Tanya vino
a casa?- dijo incrédulo y yo asentí.
-Si, me la
encontré cuando estaba a punto de ir al trabajo ayer por la mañana, no está
embarazada Edward- él me miró con incredulidad y le conté toda la conversación
que había tenido con ella.
-¿Por qué
no me has dicho nada?- se acercó a mí y me abrazó.
-Porque no
quería preocuparte y porque eres muy sobreprotector- le confesé.
-¿Crees que
con ese tema soy sobreprotector?- me cogió la cara con ambas manos- Bella,
Tanya nos odia y hará todo lo posible por separarnos- me miró serio- No quiero
que me vuelvas a ocular nada, por favor y más sobre ese tema- me besó en la
frente y me besó.
-Está bien-
Pero hay más…
Sólo le
había contado la desagradable conversación que tuve con Tanya, no lo último que
me dijo…
Bajé la
mirada inmediatamente.
-¿Qué
pasa?- cogió mi barbilla y sus penetrantes ojos verdes me miraron con atención.
-Me… me ha
amenazado…- mis ojos se cerraron pensando en sus malvadas palabras…
-¿Amenazado?-
sus ojos destilaban puro odio al igual que su voz. Yo sólo pude asentir- ¿Qué
mierda se creerá para atormentarte?- pensó un segundo- Hay que denunciarla.
-No tengo
testigos y sabes que eso es lo fundamental para que el juez me crea- él
asintió.
-Si, pero
la demandaremos por acoso y mi abogado exigirá una orden de alejamiento- yo
asentí sabiendo que eso sí podría hacerse.
-Espero que
no se acerque a mí jamás- mis manos fueron hasta mi vientre.
-No te
preocupes preciosa, ya no te pasará nada más- me abrazó- Te prometo que ni a ti
ni a mi hijo os pasará nada- sus manos se pusieron encima de las mías y me
sonrió con mi sonrisa favorita.
-Eso
espero- me acerqué a él y lo besé- Tengo mucho miedo… quiero que mi hijo nazca
bien, Edward…
-Y nacerá
bien, princesa, ya lo verás- me sonrió y me besó dulcemente en los labios- Por
cierto, toda la familia me ha dicho que te quiere y que te de miles de besos y
estoy deseando empezar…- me dijo con voz burlona y comenzó a besarme toda la
cara y yo me reí a carcajadas por las cosquillas que me producían su incipiente
barba en mi piel.
En ese
momento dieron unos golpecitos a la puerta y los dos nos separamos sin dejar de
mirarnos.
-¿Se puede?-
nos preguntó un Carliste muy sonriente con alguien atrás.
Y ese
alguien era Carmen…
Estaba más
delgada que se costumbre y sus ojos estaban un poco hinchados con unas ojeras
oscuras… síntoma de no haber dormido nada.
-¡Carmen!-
grité muy contenta y ella me sonrió mientras avanzaba junto con Carliste.
-¿Cómo te
sientes?- Carliste me besó en la frente y posó su mano en mi vientre.
-Bien…-
susurré y le sonreí.
-Me alegro,
Carmen está ansiosa por ver a mi nieto- dijo alegre y yo asentí.
-Es cierto-
intervino Carmen y le besó en ambas mejillas a Edward- ¿Qué tal?
-Ahora
tranquilo que estás aquí- se sonrieron y los tres me miraron.
-Me alegro,
veremos a ese bebé cuanto antes- se acercó a mí y me besó en la frente-
Necesito que estés lo más relajada posible, el reconocimiento que te haré no
será nada agradable, ¿de acuerdo?- me dijo mientras me acariciaba el pelo
maternalmente.
-Vale-
susurré y Edward se puso a mi lado y me cogió la mano.
-Carliste
puedes quedarte si quieres- le dijo Carmen mientras lo miraba- Si Bella no
tiene ningún inconveniente, claro…
-No, claro
que no, puedes quedarte- le sonreí y puse mi mano encima de la suya, la cual
estaba haciendo círculos en mis vientre.
-Gracias,
estoy más ansioso que Edward por ver a mi nieto…- me susurró y provocó una risa
por mi parte.
-No lo
creo… está demasiado pesado con eso…- Carliste me miró y me sonrió como un niño
pequeño.
-Vale,
necesito que te subas un poco la camiseta para hacerte la ecografía- yo asentí
y Edward me ayudó a desbrochar los botones del horrible pijama del hospital.
Carmen
encendió el monitor y, con una sonrisa preciosa en su rostro, se giró hacia mí
con un tuvo de gel.
-Ya sabes
que lo notarás muy frío- me tranquilizó y yo asentí.
Se puso
unos guantes de látex en las manos y sacó un poco de gel del tubo con cuidado.
-Vamos
allá- me sonrió tranquilizadoramente y sentí ese frío tan característico en la
zona de mi abdomen.
De repente,
el sonido del corazón de mi hijo inundó toda a habitación y, de nuevo, gruesas
lágrimas cayeron por mis mejillas.
-Estará
bien…- me susurró Edward en el oído sin dejar de mirar al monitor con una
sonrisa.
-Tranquila-
me susurró Carliste al otro lado y yo asentí.
Al cabo de
los minutos, aparté la mirada del monitor y la dirigí hacia Carmen.
-¿Qué
pasa?- dije inquieta y ella me miró con un brillo especial en los ojos.
-Vuestro
hijo está perfectamente bien- dijo emocionada y todos, incluso ella misma,
soltamos un grito de emoción con lágrimas en los distintos rostros.
Edward me
abrazó y sentí la humedad de sus lágrimas en mi cuello.
-Sabía que
estaba bien, debía estarlo- susurró y me besó en toda la extensión de mi cuello
con sus manos en mi cintura- Te amo, te amo.
-Y yo a ti-
dije con voz aguda por las lágrimas- No quiero verte sufrir nunca más, me parte
el alma mi vida- le susurré y él me besó suavemente en los labios, sintiendo
una suave sonrisa en los suyos.
-Hija, ¿ves
como todo estaba bien?- me dijo Carliste a la vez que acariciaba mi pelo y yo
sólo pude asentir con una sonrisa.
-Se está
formando perfectamente- intervino Carmen y sentí que Edward me besaba en la
frente y se enderezaba para escucharla- Como ya te dije hace unos días.
-¿De… de
verdad?- dije entre sollozos y ella asintió con una sonrisa.
-Si, mirad
su cabecita- su cabecita…
Sentí que
Edward miraba mi reacción y la verdad es que estaba totalmente contrariada…
-¿Su
cabecita es… está bi… bien?- no pude evitar tartamudear y Carmen me miró
directamente a los ojos.
-Carliste
me ha puesto al corriente de todo y tengo que decirte que no es verdad lo que
el Doctor Thomson te ha dicho- me agarró la mano y me la acarició mientras
sonreía.
-¿De
verdad?- dije mirándola con dificultad por las lágrimas y ella asintió.
-Si, hija,
vuestro hijo está perfectamente bien, cariño- me dijo con voz maternal mientras
acariciaba mi brazo con suavidad y yo grité de total emoción y felicidad.
-Gracias-
susurré mientras abrazaba a mi hombre con efusividad- Sabía que no podía estar
enfermo, no podía…- sus manos pasaron por mi espalda tranquilizándome.
-No sabes
lo feliz que me siento ahora mismo, princesa- hizo una pausa para besarme en
tope de mi cabeza- Han sido las doce horas más largas de mi vida…
-Lo sé- lo
miré a esos ojos verdes que tanto amaba y lo besé, lo besé con todo el amor,
felicidad, cariño, emoción y tranquilidad que sentía- Te amo más que a mi
propia vida- él me apretó más contra su cuerpo y no nos importó que el gel de
mi vientre hiciera un efecto pegamento entre nuestros cuerpos.
-No podría
vivir sin ti ni sin mi hijo…- sus manos se posaron en mis costados y me
acarició suavemente.
Escuchamos
un carraspeo y provocó que nuestra burbuja se desvaneciera.
-Sé lo
feliz que estáis, pero yo también quiero participar en esa felicidad- dijo mi
suegro con una sonrisa y yo me separé de mi hombre con una sonrisa y abracé a
Carliste con mucho cariño.
-Gracias
por todo lo que has hecho por mí Carliste, hace unas horas pensaba que se me
iba la vida…- le susurré muy bajo para que Edward no lo escuchara…
Ya me
imaginaba que sabría que había tenido una parada, porque así lo había escuchado
de la boca de Carliste cuando me habían reanimado, pero jamás le diría lo mal
que me había sentido…
Había
pensado en lo peor y sólo quería que me sacaran a mi hijo para que pudiese
vivir.
-Shh,
tranquila- me tranquilizó acariciando mi pelo- Como escuchaste, tuviste una
parada, pero la pudimos controlar a tiempo, no tendrás efectos secundarios- se
separó de mí y me besó en la frente, en un gesto tan idéntico al de Edward- Lo
importante ahora es que tú y mi nieto estáis perfectamente- me sonrió y me besó
en la mejilla antes de separarse de mí.
-Bien,
preciosa- me dijo Carmen- No sabes lo contenta que estoy por todo esto, cuando
Carliste me llamó no me lo podía creer- vi tristeza en sus ojos, pero de
repente brillaron con felicidad- Sigamos con la ecografía- me sonrió y yo
asentí- Esto de aquí- señaló una parte del monitor son sus piececitos, tienen
todos sus deditos formados ya- sonrió- Y éstas son sus manitas, va a ser un
bebé grande- susurró sin dejar de mirar a la pantalla- Mirad la largura de sus
dedos y de sus bracitos- yo asentí mientras que una lágrima caía por mi
mejilla- Ahora mismo está vuelto y no puedo verle su carita, espero que se de a
conocer en la próxima ecografía- dijo sonriente mientras se volvía hacia mí- Voy
a ir a por tu historial, tengo que anotar que el feto crece fuerte y sano- me
guiñó y me sonrió- Edward- se volvió hacia él- ¿Quieres limpiarle el gel de su
vientre?- mi marido asintió sonriente y Carmen me miró- Ahora vuelvo, Carliste,
¿vienes conmigo?
-Por
supuesto- se despidió de nosotros y desaparecieron por la puerta de la
habitación.
-Mi hijo
está bien, nuestro hijo está bien- susurré y Edward dejó el tubo de gel para
volverme a abrazar.
-Si-
susurró y me apretó con suavidad contra su duro pecho- Han sido las horas más
desesperantes de mi vida, pensaba que os perdería y no podría vivir sin ti,
preciosa- me repitió con voz dolida y me separé de él.
-Escúchame
bien- cogí su cara con ambas manos y lo miré a esos dos pozos esmeraldas- Jamás
te ocultaré nada, jamás- sus ojos brillaron- Quiero que sepas que si me pasase
algo y nuestro hijo vive, por favor, no hagas ninguna locura, quiero que lo
cuides como lo haría yo- sus ojos derramaron algunas lágrimas y se me partió el
corazón- No llores, mi vida- le limpié las lágrimas- Puede pasar y lo sabes,
pero ahora debemos estar felices, nuestro hijo está bien- le sonreí y cogí su
nuca, con dificultad, ya que estaba conectada al monitor que medía mis
pulsaciones y el maldito gotero que me estaba matando, y lo besé como si mi
vida se fuera en ese mismo instante.
Quería
sentirlo como nunca, sentirlo como si fuera la última vez…
Muy pronto,
la habitación se llenó de jadeos involuntarios y tuvimos que parar por falta de
aire y porque el monitor iba a explotar por mis pulsaciones.
-Tienes que
relajarte…- dijo jadeante mirándome con los ojos tan oscuros como el azabache.
-Si- le
sonreí y volví a rozar mis labios con los suyos- Te he echado tanto de menos…-
le abracé y de nuevo sentí que mi piel se pegaba con su camisa.
-Y yo a ti,
princesa- me besó en el pelo- Me he visto impotente por no poder ayudarte, mi
vida- hizo una pausa como recordando algo- No sé qué me pasó, pero sólo quería
tenerte en mis brazos y no dejar que nadie te tocase…- mis manos acariciaron su
pelo.
-Shh, no te
atormentes más mi amor- le tranquilicé- Ahora lo importante es que nuestro hijo
está perfectamente- los dos miramos al monitor, donde la imagen de mi hijo
estaba quieta al no estar pasando el aparatito por mi piel.
Su cabecita
estaba perfectamente, al menos aparentemente.
-Edward,
¿por qué nos mintió el Doctor Thomson?- dije a la vez que un escalofrío me
recorría todo el cuerpo imaginándome su fría mirada y arrogante sonrisa…
-Tengo que
averiguarlo, pero te juro que ese hijo de puta no se irá de rositas- me dijo
seguro y yo asentí- Creemos, mi padre y yo- me separé de él y lo miré a los
ojos- Que todo tiene que ver con Tanya y James…
-Tanya…-
suspiré.
-Si, pero
no tienes que preocuparte, no la volverás a ver más, te lo prometo.
-Es lo que
más deseo, quiero que salga de nuestras vidas para siempre- pensé en el
asqueroso de James, de nuevo…- ¿Quién es James en realidad?
-No se te
escapa ni una, ¿verdad?- dijo burlón- Es el dueño de la mayor empresa de
prostitución de España- yo abrí mucho los ojos- Además de tener importantes
empresas aquí…
Era
increíble…
Al parecer
nos había chantajeado a todos…
-¿De
prostitución también?
-No,
intuimos que es de droga, pero Eleazar ya está con ello.
-¿Eleazar?-
Edward asintió- Pobre… siempre me ayuda en todo lo que puede.
-Si, es un
tío de puta madre- reconoció- Él será nuestro testigo, Bella- yo asentí
comprendiendo el punto.
-Pero, ¿no
se supone que Eleazar no estaba allí cuando…?- no pude terminar y Edward me
miró directamente a los ojos.
-Si, pero
será la palabra de un tío legal, sin antecedentes, contra la de un tío con
antecedentes por posesión de drogas y prostitución…
-Será por
una buena causa, quiero verlo en la cárcel.
-Así será-
dijo seguro y en ese momento me acordé de algo…
-Quién diría
que ese tío fuese se dedicase a eso…- hice una pausa y abrí mucho los ojos…
-¿Qué?-
Edward me miraba con atención.
-Entonces
James no es hijo del señor Andrew…- abrí mis ojos aún más y Edward puso cara de
confusión.
-¿Cómo?-
dijo con voz confusa.
-Edward,
¿qué crees que hacía James en mi despacho?- su cara pasó por varias emociones,
pero ganó la rabia.
-Es verdad…
con todo esto no me había dado cuenta…- pensó- ¿Qué hacía ese hijo de puta
contigo?
-Era el
famoso becario- le aclaré y ahora fue su turno de abrir los ojos muchísimo.
-¿Qué?-
dijo incrédulo.
-James era
el becario de la empresa, supuestamente era el hijo del señor Andrew…- dije
confusa y la cara de Edward era igual, pero de repente algo en su cabeza
pareció encajar.
-¿Quién te
dijo que era el hijo del señor Andrew?
-Eleazar-
dije segura.
-¿Puede
haber alguna posibilidad de que se haya infiltrado en la empresa?
-Ahora que
lo dices… nunca me he encontrado con el señor Andrew porque ha estado de
viaje…- ahora todo estaba encajando en mi cabeza- Pero hay mucha seguridad,
Edward…- ahora sí que estaba contrariada.
-Pues ya
veo que ese cabrón ha podido traspasar todas las barreras…
-Al parecer
ha estado investigando a toda la empresa para poder meterse… entonces…
-Entonces
tiene que haber un infiltrado en la empresa que le está facilitando la información…-
yo asentí coincidiendo de lleno en mis pensamientos.
-Tengo que
llamar a Eleazar para que sepa todo esto…- hice el amago de levantarme, pero un
dolor en el pecho me lo impidió…
Cerré mis
ojos con fuerza y me llevé mi mano derecha a mi pecho…
-¿Qué te
pasa?- dijo asustado Edward y yo le susurré que me dolía el pecho…- Dios… me
dará un infarto y me saldrán canas antes de que mi hijo nazca…- dijo más
tranquilo y me abrazó- Es normal mi vida, ayer tuviste una parada y tu pecho
está dolorido por las placas…- asentí despacio pensando en cómo se había
levantado mi pecho por las dichosas placas, placas que me habían salvado la
vida…
-Tengo que
llamarle- le susurré en el oído mientras me agarraba a su camisa con fuerza.
-No harás
nada, tienes que descansar y estar en reposo al menos un mes- dijo serio y yo
me separé un poco.
-¿Un mes?-
no le dio tiempo a contestar, de repente la puerta se abrió y una avalancha de
personas entró a la habitación…
-Cariño,
¿cómo estás?- me dijo Esme con voz apresurada por la carrera y pude ver a la
pequeña duende a su lado con una sonrisa, al lado de ésta un tranquilo Jasper y
justo detrás de éste, estaba Emmett y Rose.
-Bien- le
sonreí y me abrazó con delicadeza- ¿Cómo estás enana?- le dije cuando me separé
de mi hermosa suegra.
-Tú siempre
preocupándote por lo demás, ¿verdad?- negó con la cabeza- Estoy muy bien,
bueno… estamos muy bien- me sonrió tocando su tripa abultada- Pero, ¿cómo estás
tú?
-Ahora
estoy muy bien, el bebé está perfectamente- dije con la sonrisa más grande del
mundo y Edward me besó en la frente con una sonrisa.
El grito de
satisfacción que se escuchó se tuvo que oír hasta a las afueras del hospital…
-¡¿De
verdad?!- dijo Rose emocionada y todos, y cuando digo todos, son todos, se
abalanzaron hacia mí y me abrazaron con una suavidad increíble a pesar de ser
tantos brazos…
-Sabía que
estaría bien- dijo la enana emocionada.
-Mi nieto
tenía que estar sano, crecerá sano y fuerte- decía una Esme emocionada al igual
que Alice.
-Me alegro
mucho, Bells- me dijo Jazz.
-Bells,
tengo que enseñarle a jugar al fútbol a mi sobrino- dijo mi osito preferido y
yo les dediqué a todos una sonrisa enorme.
-Tranquilizaros,
el padre seré yo- dijo mi hombre a los lejos, pero sin soltar mi mano.
Al parecer
la avalancha de toda la familia había provocado que lo alejaran un poco de mi
lado.
-Vamos,
hermanito, no te quejes o te saldrán canas antes de que tu hijo nazca- todos
nos reímos por las ocurrencias de Emmett y Edward y yo, en especial, porque eso
había pensado mi hombre de ojos verdes.
-Nos alegramos muchísimo de que todo haya
salido bien al fin- dijo Esme con lágrimas en los ojos y yo le apreté su mano
en señal de tranquilidad.
-Nos diste
un susto de muerte, Bells- la enana se acercó y me abrazó con fuerza.
-Lo sé- le
susurré y pude oler el aroma de su suave pelo.
-Espero que
ese hijo de puta vaya a la cárcel- dijo con voz alterada y yo la tranquilicé
acariciando su espalda.
-Créeme que
más ganas que yo no tiene nadie…- me acordé de Edward- Bueno… quizás Edward
tenga la misma rabia que yo…- susurré para hacerla reír y lo conseguí.
-Te quiero
muchísimo- me besó en la frente y se separó de mí para colgarse en el cuello de
Edward- Te quiero mucho, hermanito- se abrazaron y sentí los delicados brazos
de Rose rodear mi cuerpo.
-He estado
muy asustada, pero gracias a Dios ahora estás bien y ese pequeñajo- tocó mi
vientre pegajoso- También- hizo una pausa- Vaya… veo que acabas de hacerte una
ecografía, ¿no?- dijo mirando el gel de sus manos.
-Si- dije
con una sonrisa y ella me sonrió feliz.
-Bueno… ¿no
se supone que os he dicho que entraseis de uno en uno?- se escuchó la voz
severa de Carliste y todos se giraron para mirarle.
-Papi,
entiéndenos…- dijo la enana con voz melosa mientras se acercaba a él.
-¿Qué tengo
que entender?- dijo Carliste con una ceja alzada y con voz burlona.
-Que
estábamos muy, muy preocupadísimos por Bella- dijo cariñosa y se enganchó al
cuello de Carliste como lo había hecho hacía un momento con Edward.
-Está bien…-
dijo derrotado Carliste ante la carita de cordero a medio morir de Alice…
siempre era lo mismo… esa cara podía conseguir hasta lo imposible…
-Nunca
cambiarás enana consentida…- dijo Edward con una sonrisa.
-Envidioso-
le sacó la lengua en un gesto totalmente infantil y todos tuvimos que reírnos.
Ahora podía
decir que estaba tranquila, mi hijo estaba perfectamente bien y Edward y yo
estábamos más que felices...
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Bueno... la historia toma un respiro de tranquilidad...
Al parecer el bebé está bien, ¿qué creéis que pasará con el Doctor Thomson? ¿Por qué creéis que hizo semejante atrocidad? ¿Y James? ¿Ganará o perderá en el juicio?
Hay muchas preguntas sin respuestas, pero tranquis, muy pronto se sabrá el desenlace de todo esto.
Espero, como siempre, que os haya gustado el capítulo, perdonad por haberme retrasado todos estos días, pero ha sido imposible hacerlo antes.
Más que nada porque llevo una semana de nerviosismo y estrés increíble...
Estoy hasta arriba de lexatin y valeriana y es que...¡¡¡ME HE SACADO EL CARNET DE CONDUCIR!!!
Siii, ya estoy preparada para atropellar a todo lo que se me ponga por delante :D Es broma... aunque si se pasa más de uno... :D
Estoy super feliz y como comprenderéis, no he tenido cabeza para el blog, sólo para intentar relajarme y dormir para estar descansada para el día que me examinaba.
Bueno, seguiré escribiendo INOLVIDABLE y MEZCLA DE SENTIMIENTOS.
Muchísimos besos y abrazos a tod@s.
¡¡¡¡Este capítulo se lo dedico a tod@s mis lector@s!!!!
Romiina^.^